lunes, 16 de octubre de 2023
6:50
Abro la iglesia, enciendo las luces y salgo para el hospital. Misterios gozosos con el papa Benedicto XVI. Al pasar por delante del hotel Doña Monse, llevo mi mano izquierda a mi mejilla izquierda y compruebo con pesar que no me he afeitado.
7:15
Me miro en el espejo de la sacristía. No, no se nota demasiado la falta de afeitado.
Preparo el altar.
Meditaciones sobre la misa, de Theodor Schnitzler.
8:00
Misa. Memoria de santa Euduvigis.
8:30
Recojo todo.
Oficio de lectura y laudes.
9:00
Voy a la UCI para visitar a don José Luis. No está, lo han subido a la habitación. Buena señal. Voy a la habitación. Saludo a Mercedes y a don José Luis. Le doy algunas noticias sobre la diócesis. Rezamos la salve. Me despido.
En la escalera saludo a Javier que está trasteando con unos cables.
9.30
Vuelvo a San Miguel con lo que queda de las orquídeas blancas. «¿Cuándo regué la chavelina por última vez?», me pregunto mientras me afeito. Voy al patio de la casa abadía. Media chavelina anda desanimada pero la otra media ha florecido. La riego. Dejo lo que queda de la orquídea blanca en el salón de los tapices.
Doña Nati. Que si voy a tomar un café con leches. Que sí, que voy.
Voy.
Vuelvo.
Estoy tendiendo la ropa cuando mi teléfono me avisa de que son las 10:30 y de que tengo que ir al confesonario. Un minuto después, el reloj del campanario —que lleva un minuto de retraso— da la media. Acto seguido suena el primer toque de misa.
10:35
Joan ha encendido las velas del sagrario y está haciendo oración. Me pongo la sotana y voy al confesonario. De camino: 1. Saludo a Teresa. 2. Joan me dice que Jeanette ha estado en la iglesia y ha dicho que vendrá mañana a misa. 3. Saludo a un señor inglés que está de pie junto a la puerta.
Tercia.
Un penitente. Muy bien.
10:55
Me revisto para la misa.
Misa. Santa Margarita María de Alacoque. Empieza puntualmente. Hay que encomendar a José Antonio que cumple años. Vamos a hacer la oración colecta cuando el reloj del campanario da las once.
11:30
Vuelo a la casa abadía para tomarme una pastilla rosada porque ha llegado el otoño y mi estómago se ha enterado.
Cojo las libretas del banco y vuelvo a la sacristía para recoger las colectas del puente.
Voy al ayuntamiento porque tengo una cita con Mar. Empiezo a rezar el ángelus en la esquina del estanco y lo acabo en la esquina de la papelería. Me detengo para ver los libros del escaparate:
Culpa mía, 10.000 millas para encontrarte y 30 sunsets para enamorarte, de Mercedes Ron.
Elon Musk, de Walter Isaacson.
Uno de Arguiñano.
La armadura de la luz, de Ken Follet.
Lista para la vida, de Alba Carrrillo.
La última melodía de Chopin, de Blue Jeans.
Las hermanas Jacobs, de Benjamin Black.
Mirafiori, de Manuel Jabois.
La asistenta, de Freida McFadden.
La adolescencia se termina, de Antonio Ríos.
La encrucijada mundial, de Pedro Baños.
Las dos vidas de Mina Índigo, de Alaiz Leceaga.
El problema final, Línea de fuego y Revolución de ArturoPérez Reverte.
Los perseguidos, de Fernando Benzo.
Castillos de fuego, de Ignacio Martínez de Pisón.
La Babilonia, 1580, de Susana Martin Gijón.
Oscura es la noche, de Raquel Brune.
Sangre de horchata, de Luisa Castro.
Bocabesada, de Juan de Val.
El nido del cuco, de Camila Lackberg.
De amor y de guerra, de Pilar Eire.
El café del ángel, de Anne Jacobs.
El paciente, de Juan Gómez-Jurado.
El mentiroso, de Mikel Santiago.
Siete agujas de coser, de Lucía Chacón.
Hermanas, de Bernard Minier.
Sigo caminando y me encuentro con el alcalde, lo saludo y le digo que voy a ver a Mar. Pone cara de extrañeza y me dice que, si voy a ver a Mar, tendría que ir al ayuntamiento. Caigo en la cuenta de que he pasado por delante del ayuntamiento y de que, con cada paso, me alejo más de él. Agradezco al alcalde su amable indicación, doy media vuelta y me dirijo al ayuntamiento.
Cinco minutos antes de la hora de la cita mando un wasap a Mar para decirle que he llegado. Me contesta inmediatamente, baja a buscarme y subimos a su despacho amplio, luminoso y moderno. El Coro de adultos de la Escuela Europea de Alicante se ha ofrecido para dar un concierto en la iglesia antes de Navidad. Buscamos fechas. Quedamos en que Mar me dirá qué fecha han elegido y qué hay que preparar. Nos despedimos. ¿Es muy amable? Sí.
Voy al banco. Hay una cajera nueva. ¿Amable? Sí, mucho.
Vuelvo a casa y escribo esto.
13:13
Lectura del libro de Jonás.
13:35
Smith of Wooton Major.
13:52
Echo un vistazo a la agenda de la semana y voy a comer casa de doña Nati.
Me llaman del hospital. Que si puedo ir a ver a una paciente y celebrar el miércoles la misa por una auxiliar fallecida. Que sí.
15:00
Visita al santísimo.
Imitación de Cristo.
15:30
Recojo la ropa que tendí esta mañana. Limpio el baño y el robot aspirador y lo pongo a trabajar.
Actualizo el libro de misas y la agenda.
Veo una llamada perdida de Yoselinda y treinta mensajes de WhatsApp. Hermanos y sobrinos felcitando a José Antonio. Mar: que se confirma el concierto para el 15 de diciembre a las 20:00.
17:00
Voy a la iglesia, cojo los óleos, el portaviático y al santísimo. Misterios dolorosos con Benedicto XVI.
17:30
Salgo para el hospital. Atasco en Torrevieja.
Llego a la habitación de Genoveva. Saludo a su madre. Me cuenta que su padre era de San Miguel. Doy la unción y la absolución a Genoveva. Cuando me estoy despidiendo llegan el padre y la hija de Genoveva. Nos saludamos y nos despedimos.
Voy a ver a don José Luis. Está dormido. Mercedes ha salido y ha dejado sus cosas en la habitación. En la tele dicen que Vicky está muy emocionada por la despedida de Manuel Benítez. Llega Merecedes y me muestra unos yogures marca Hero que son muy buenos. Tomo nota. Despierta a don josé Luis y le dice que ha vendo el capellán. Don José Luis me saluda: «Hola, José Vicente». Mercedes le dice que soy Javier y yo le digo que no se preocupe, que todo el mundo me llama José Vicente. Mercedes me mira, incrédula. Digo que voy a ir a La Mata y don José Luis me dice que aproveche para llevarme los dos coches. Como veo que no está en condiciones de comulgar le doy la bendición.
Voy a La Mata. Me abre la puerta Pablina. Es paraguaya. Me conduce a la terraza que está frente al mar. Saludo a Ana y pido un vaso de agua para tomarme una pastilla rosada. Rezamos. Le doy la comunión.
De camino al coche miro el telefono: cincuenta y cinco wasaps. Don Paco: que no olvide que mañana celebro en Los Montesinos a las 18.30, y que si puedo celebrar el jueves de la semana que viene. Yoli. Felicito a José Antonio, pongo un aviso en el muro de Fbk de la parroquia: que a, partir de ahora, la misa de los sábados será a las 18:00. Pongo el mismo aviso en la lista de difusión de la parroquia.
Salgo para San Miguel oyendo mi lista de poemas en YouTube. Atasco en Torrevieja.
Voy a Más y Más. Voy a la panadería. Dejo los óleos y el portaviático en la sacristía. Vuelvo a casa.
20:12
WhatsApp. José Antonio me agradece la felicitación por su cuadragésimo cuarto aniversario. Mi tía Janusa me manda un elogio. Me encanta. Matthew desde Coventry. Que a qué hora podemos hablar el domingo. Que a las 17:00. Un ser humano dice que quiere celebrar un bautizo en la iglesia. Lo felicito y le pido algunos datos.
20:21
Me preparo una cena ligera a base de salchichas, panceta y huevos. Recuerdo que, en un artículo titulado «Lo que la industria farmacéutica quiere ocultarte», recomendaban la pimienta para los males de estómago. Lo espolvoreo todo bien con pimienta negra. Bendigo los alimentos y me los zampo. Recojo la cocina.
20:45
Voy a la Iglesia. Completas.
Apago las luces y cierro la iglesia.
El campanario sin luz me recuerda que tengo que llamar al electricista.
Vuelvo a casa y me tomo una pastilla rosada. Sin pimienta.
No sé yo,eso de la pimienta negra para los males de estómago...
ResponderEliminar(Javier) ¿Es usted accionista de alguna gran farmacéutica?
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