lunes, 30 de octubre de 2023

Diario. 30 de octubre de 2023

 lunes, 30 de octubre de 2023

7:00

Veo la plaza mojada y colijo que ha chispeado. 

Abro la iglesia, enciendo las luces y voy al hospital.

7:20

Preparo el altar para la misa. Compruebo, con pesar, que he olvidado en casa el alzacuellos y las pastillas rosadas. 

Evangelio de san Juan.

8:00

Misa. El doctor S. me ha pedido que la ofrezca por Luis Fernando. 

8:30

Recojo todo y preparo el cáliz y los libros para la misa del viernes que será de la memoria de san Martín de Porres. 

Miles de curiosos lectores de este diario me escriben interesándose por la cuestión de cúanto tardo en recogerlo todo y en dejar preparada la siguiente misa. La respuesta es: quince minutos.

Pongo una Hostia en el portaviático y subo a ver a don José Luis. Como no llevo alzacuellos, trato de evitar a los vigilantes del hospital.

En la puerta de su habitación sigue la advertencia de «aislamiento para evitar el contagio por contacto». Hay que ponerse una bata verde y unos guantes azules. Primero la bata porque, con los guantes puestos, resulta harto difícil añudarla por la espalda. 

Saludo a don José Luis y al hermano de Mercedes que lo acompaña. A don José Luis le duele el oído pero me dice que quiere comulgar. 

Después de comulgar recitamos las aspiraciones de san Ignacio. No le pido la bendición porque le duele el oído. 

9:15

En el aparcamiento me encuentro con Mari Carmen que ha ido a acompañar a unos amigos para la revisión oncológica. Nos saludamos, cruzamos  unas palabras y nos despedimos. 

9:37

Aparco en el garaje de la parroquia y voy a la casa abadía para tomarme una pastilla rosada y ponerme el alzacuellos. 

Oficio de lectura y laudes. 

10:15

Vuelvo a la iglesia, saludo a Joan me pongo la sotana y voy al confesonario. 

Lectura del profeta Miqueas. 

Cuarenta y cuatro mensajes de WhatsApp:

Don Antonio FM manda «Dioses rotos». 

Don Paco me manda el calendario de sustituciones para noviembre y diciembre. Anoto las fechas en mi agenda y en el libro de misas.

Del arciprestazgo mandan el calendario de cursillos prematrimoniales. 

Todavía quedan nueve mensajes pero tengo que revestirme para la misa. 

11:00

Misa. Por las almas del purgatorio, porque es lunes. 

Al final doy un aviso: «Mañana, martes, solamente habrá una misa. A las once, como todos los días». Todos me escuchan con extraordinario interés. Cantamos a la Virgen y me voy a la sacristía. Me llega un murmullo confuso desde la iglesia. Entra Teresa, algo agitada, y me dice: «He entendido que mañana solamente habrá misa de once». Le digo: «Así es». Y ella: «Pues, los demás han entendido todo lo contrario». Y sale de nuevo para deshacer el malentendido. Poco después entra doña Nati y corrobora la versión de Teresa: «Todos hemos entendido que mañana solamente habría una misa, a las seis de la tarde». 

Voy a la casa abadía para ponerme la chaqueta que uso en las reuniones de arciprestazgo y salgo para Los Montesinos donde se reúne el arciprestazgo. Voy oyendo mi lista de poemas favoritos en YouTube. 

12:15

Llego a los salones donde se reúne el arciprestazgo y saludo a don Aurelio, a don Paco, a don Pablo, al archidiácono, al diácono, a don Stanislao, a don José Ántonio G., a don Isidro y a don Francisco M. que está sirviendo cafés y pastitas. Me ofrece un café y declino la invitación. Entonces descubro que, agazapado en un sillón, está don José Antonio M. Nos saludamos. 

Pasamos a la sala de reuniones y empieza la sesión presidida por el arcipreste. Llega Fernando. 

14:10

Don Pablo advierte al arcipreste de que en la sala falta oxígeno y de que son las 14:10. Quiere decir que tiene hambre. Se levanta la sesión. Nos despedimos. Unos se quedan a comer. Yo me vuelvo a San Miguel. 

14:40

Estoy saliendo de la casa abadía para ir a comer a casa de doña Nati cuando me llaman del hospital. Que si puedo atender a un paciente en la habitación tal. Que sí.

Voy comer rápidamente a casa de doña Nati. Saludo a ella, a Gracia, a Paco y a José María. Como unos macarrones, me tomo un café, me despido y me voy después de dar las gracias.

14:55

Vuelvo a la casa parroquial.

15:07 

Salgo para el hospital. ¿Dónde están las llaves de mi León? En el bolsillo de la chaqueta que uso para ir a las reuniones de arciprestazgo. ¿Dónde está esa chaqueta? En casa de doñaNati. 

Voy a casa de doña Nati y recupero mi chaqueta y las llaves del coche.

Ahora sí, salgo para el hospital. 

Atasco en Torrevieja. 

15:40

Estoy ante la puerta del paciente con la bata, el alzacuellos, la estola, el óleo de los enfermos y el ritual de la unción en inglés. Un cartelito avisa « COVID» y una enfermera viene en mi auxilio. Me ayuda a ponerme la bata y me da un par de guantes y una mascarilla. 

Entro y me da la bienvenida un joven bastante alto, enmascarado y visiblemente emocionado. Se presenta como J., hijo del paciente que está, inconsciente, en la cama. Me explica que acaba de llegar de Londres, que es católico pero que su padre es anglicano. Me presenta a una señora que está —también enmascarada—  junto a la cama; una amiga que vive en Alemania y que está pasando una temporada en España. Le pregunto si su padre, de estar consciente, desearía recibir la unción de los enfermos, y me responde que definitivamente, sí. O sea, que sí. 

Rezamos. Doy la unción al enfermo. Ofrezco mi número de teléfono a J. quien, mientras lo escribe, llora un poco. 

Luego nos despedimos y me dan las gracias muchas veces. 

16:30 

Salgo para San Miguel.

Atascazo en Torrevieja. 

17:00

Hay un coche aparcado en la puerta del garaje. Del coche sale una señora que, cojeando, se dirige al estanco para, probablemente, llamar al conductor. Del estanco salen, en seguida, la señora y el conductor. Se van con su coche y aparco. 

Visita al Santísimo. 

En la puerta de la iglesia me encuentro a Teresa que espera a Ana Belén para preparar el bautizo de la hija de Ana Belén. Llegan Ana Belén, su hija y la madrina. Nos saludamos y voy a la casa abadía. 

Apunto los ingresos del día en las cuentas de la parroquia. 

Misterios gozosos.

17:45

Veinte mensajes de WhatsApp.

Paula quiere saber cuándo puede recoger la comunicación de su boda para el juzgado que no se pudo hacer a tiempo porque faltaban algunos datos. Busco un wasap del archidiácono que me mandó los datos que faltaban. Busco la comunicación y la completo. Mando un wasap a Paula con una copia de la comunicación para que la revise y compruebe que todo está en orden. 

Wasap al archidiácono. 

Imprimo el comunicado y lo dejo con el expediente para dárselo al archidiácono.

18.15

Vuelvo a la iglesia. 

Evangelio de san Juan. 

18.45

Se ha hecho de noche. Es por el cambio de horario.  

Voy a Más y Más. 

Estoy metiendo en mi cesta una botella de Dixan cuando me saludan un amable vecino y su hija. Él me pregunta por los horarios de confesiones y me dice que ha hecho el retiro de Emaús y que está muy contento. Lo felicito, le doy mi número de teléfono y le digo que podemos quedar por WhatsApp cuando quiera para lo de la confesión. Me dice que a mí también me vendría muy bien. No sé si se refiere al retiro o a la confesión pero tiene toda la razón. Me da su número de teléfono y le digo que lo incluiré en la lista de difusión de la parroquia. Nos despedimos. 

19:15

Vuelvo a la iglesia. 

Una joven jovial está dejando, junto al altar de la Virgen del Carmen, unas bolsas con ropa. Cuando me ve se me acerca y, muy sonriente, me dice que son para Cáritas  y que ha hablado con Teresa.  Le digo: «Muchas gracias, que Dios te lo pague». Y ella: «De nada. Gracias a vosotros por todo lo que hacéis». Debe tenerun corazón de oro.

Vísperas. 

Me llama el doctor S. para comunicarme la muerte de un médico del hospital y de un paciente, feligrés de Los Montesinos, al que atendió don Paco. Me pide que los encomiende. Tomo nota. 

Apago las luces y cierro la iglesia. 

19:40

Voy a la casa abadía con mi compra. Estoy sacando la compra de la bolsa cuando me llama el archidiácono. Que está en la plaza. Bajo con el expediente de Paula y encuentro al archidiácono en su archidiácono-móvil con Yolima. Los saludo. Pregunto a Yoli por la catequesis y me dice que todo va chévere. Le doy el expediente a David y nos despedimos. 

Vuelvo a casa, ordeno la compra, incluyo al amable vecino de Emaús en la lista de difusión de la parroquia, escribo esto y dejo aquí mi diario por hoy.

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