sábado, 14 de octubre de 2023

Diario. 14 de octubre de 2023

 sábado, 14 de octubre de 2023

8:15

Oficio de lectura y laudes.

8:45

¿Podré entrar en La Torre? ¿Habrán dejado la llave puesta en la cerradura por dentro? No. Puedo entrar y entro. En el zaguán, sentada en un sillón, rodeada y casi, cubierta por una multitud de niños, está Isa. Solo puedo ver sus ojos y el libro que sostiene en  sus manos. El resto son brazos y piernas  de niños en pijama, enroscados en torno a la lectora. La reconozco por la voz que está cantando un cuento. 

Saludo a Isa y a los niños. Saludo a Pablo que aparece rodeado de otra multitud de infantes y me dice que los mayores aún duermen. 

Me preparo un desayuno y me lo zampo. Recojo todo. Voy a la ermita pero, fatalidad, no me he traído las gafas. Intento leer algo de las meditaciones sobre la Misa. Desisto y vuelvo a mi casa. Sentado cabe la frondosa citronela me entrego a la meditación de las Meditaciones sobre la misa, de Theodor Schnitzler.

Wasap del archidiácono. Que viene de camino a Alicante para las ordenaciones  de diáconos. Wasap de María y César. Que me invitan a desayunar. Que ya he desayunado pero que puedo tomarme un café con ellos. Que ellos también han desyunado. Que nos vemos en el Sebas Café. 

9:40

Salgo para San Gabriel. Un Porsche me adelanta a gran velocidad. 

9:51

Aparco en la puerta del Sebas Café. María está en la terraza. Nos saludamos. Que César viene ahora. Pido un café con leches. Viene César y nos saludamos y charlamos. Bendije su boda hace cosa de año y medio. Se interesan por la chapa que llevo en la chaqueta y les explico que estamos de celebración en La Torre y que los invitados tenemos que llevarla puesta a todas horas. Que la ha diseñado una artista alemana, sobina nieta mía. Me felicitan. Charlamos de otras cosas.

10:15

Nos despedimos y vuelvo a La Torre. En el camino del monte hay un cazador.

10:27

Llego a La Torre. Niños en las ventanas, niños por el suelo, niños por las butacas y debajo de las mesas. En la cocina desayuna una multitud. Nos saludamos y voy a poner en la lavadora la bata del hospial. Pero la lavadora está llena. Antón la vacía y yo pongo la bata y el jabón y el programa de catorce minutos. 

En la ermita leo las lecturas de la misa. 

Vuelvo a mi casa para hacer la cama. La colcha no quiere quedarse centrada. Sale un olor nada bueno de las tuberías. Pongo un poco de lejía con olor a pino en los desagües. Busco un sitio en la biblioteca para El gentil monstruo de Bruselas  y vuelvo a La Torre para tender la bata. Las manchas no han salido. Álvaro me ayuda: ponemos jabón sobre las manchas y en la lavadora. Froto un poco y pongo la bata en la lavadora otra vez. 

Capítulo LXVIII de la segunda parte de Don Quijote puesto en castellano actual por Andrés Trapiello.

Álvaro viene  a buscarme. Volvemos a La Torre. Tiendo la bata. Las manchas no han salido. 

Llega MGC trayendo regalos. 

12:00

Misa. Celebramos las bodas de oro de Ana y Félix con sus cuatro hijos, su nuera, sus yernos y sus y once nietos. ¡Bedito sea Dios! Estamos también MGC, Pablo —ayudando como acólito—  Ana y Lucía. Al final cantamos la salve.

12:45

Foto familiar. Hay que decir «patata», y todo eso. 

Vuelvo a mi casa que huele a lejía con perfume de pino. Escribo esto. Lo Safareig se está cubriendo de hojas. Decididamente, ha llegado el otoño, a pesar del calor. 

Preparo mi maletita y lo recojo todo porque, después de comer, tengo  que salir pitando para San  Miguel. 

13:30

Los sobrinos preparan las mesas en el jardín y nos sirven un aperitivo en el patio a, Ana, a MGC, a Felix y a mí. ¡Que amables!

14:00

Nos llaman. Tenemos que ir a la garrofera donde han preparado una sopresa para Ana y Félix. Aquellos de sus nietos que tienen uso de razón representan, con desparpajo y gracia, un entremés en el que cuentan cómo se conocieron en Madrid hace más de cincuenta años los que hoy celebran sus bodas de oro. Al final aplausos, abrazos, muacs, muacs y todo eso. 

Salimos al pinar. Ya están listos los arroces que ha preparado Rosi. Se ha levantado un viento racheado, el cielo se ha cubierto de nubes y caen algunas, pocas, gotas que no inquietan a nadie. 

Las botellas de vino, excelente, llevan una etiqueta diseñada para la ocasión por la misma artista alemana que diseñó las chapas. 

15:30

Me tomo un café y me despido. Abrazos, felicitaciones, muacs, muacs y todo eso. No me olvido de recoger mi maletita. No me olvido de recoger mi ordenador y mis gafas de sol. Salgo para San Miguel y, ya en la autopista, recuerdo que me he dejado la bata del hospital colgada en el tendedero. Misterios gozosos con el papa Benedicto XVI. Pasando por Elche se enciende la luz de la reserva. 

16:30

Llego a San Miguel. Visita al Santísimo. 

16:46

Llamo a Ana y no me contesta. Llamo a Pablo y me contesta. Que me he dejado la bata del hospital en el tendedero. Que si puede colgarla en el galán de noche de mi habitación. Que sí, que por supuesto. Que gracias. 

Vísperas. 

En mi nuevo sillón leo los capítulos LXIX-LXXII de la segunda parte de Don Quijote puesto en castellano actual por Andrés Trapiello.

17:45

Abro la puerta de los locales parroquiales y, mientras llegan los de la catequesis, dehago mi maletita. 

Llegan Delia y Belén. Nos saludamos. Me dicen que han preparado un Kahoot! Pregunto que qué cosa es un Kahoot! Belén me lo explica.

18:10

Empieza la catequesis. De las tres primeras preguntas del Kahoot! acierto dos —aunque todos los niños le dan al botón antes que yo— y me equivoco en una. Antes de perder del todo mi prestigio y autoridad ante los niños y los catequistas salgo pitando para los Montesinos. 

19:00

Misa en Los Montesinos. Me ayuda José Antonio que está haciendo 2º de bachillerato en el Seminario. En la homilía explico que el festín que Dios prepara (Isaías) y la boda del hijo del rey a la que somos invitados (evangelio) acaban en el Cielo pero comienzan en la santa misa. Recuerdo el punto del catecismo que dice que la asistencia a la misa dominical es una obligación grave para todos los bautizados y lo explico así: dejar de ir a misa el  domingo por un partido de fútbol o porque uno no tiene costumbre de ir a misa es un desprecio al sacrificio que Cristo ha hecho por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación. Añado que, si hemos despreciado el sacrificio de Cristo dejando de ir a misa un domingo por pereza o cualquier otra causa de ese tipo, podemos elegir  entre dos caminos: tratar de justificarnos inútilmente diciendo, por ejemplo, la tontería de que ser cristiano no es ir a misa, o reconocer con humildad que somos tibios y confesar nuestro pecado. En el primer caso añadimos a la tibieza la soberbia. En el segundo nos comportamos como hijos de Dios y nos disponemos a recibir su gracia. Acabo pidiendo por intercesión de la Virgen María que vivamos nuestra fe como ella, con el espíritu y fervor de los santos y que amén. 

20:00

Misa en San Miguel. No hay monaguillo. La megafonía funciona ahora sí y ahora no. Al final recuerdo que el próximo domingo la colecta será para el DOMUND. Teresa reparte sobres para el DOMUND y se queda para recogerlo todo y cerrrar la iglesia —Dios la bendiga— y yo me voy a Más y Más y a poner gasoil: 52 litros, 86, 79 dólares.

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