martes, 10 de octubre de 2023

Diario. 10 de octubre de 2023

 martes, 10 de octubre de 2023


7:49

Wasap de doña Nati. Que si voy a tomarme un café con ellos a las nueve. Que sí. 

8:40

El JJ está cerrado porque es martes. El Collie está cerrado porque se han tomado unas vacaciones después de las fiestas. En la plaza no hay gorriones porque están pasando coches. Abro la iglesia y enciendo las luces. 

Oficio de lectura y laudes. 

9:00

Voy a tomar un café a casa de doña Nati. Saludo a doña Nati, a Paco y a Samira. Les muestro una foto del nuevo sillón del despacho parroquial que han regalado ellos. Llega Maruja. Nos saludamos. Que si quiero otro café. Que no, que gracias. Nos despedimos. 

9:15

Meditaciones sobre la misa, de Theodor Schnitzler.

9:50

Diez mensajes de WhatsApp. Andrés, que no puede venir el día del Pilar. José Mario, desde Colombia, que quiere tener noticias mías. Hermanos y sobrinos que felicitan a María por su cumpleaños. Patricia que, como cada día, me manda las reflexiones de una religiosa. 

10:00

Llega Joan: Good morning, Father. Nos saludamos. Desinsecto la sacristía porque hay plaga de mosquitos. Me pongo la sotana y voy al confesonario con el ordenador, el telefono y el insecticida, por si las moscas.

Hay que preparar la meditación para el retiro de esta tarde. 

10:38

El ordenador me avisa de que se está quedando sin batería. Voy a la casa parroquial y lo enchufo. Aprovecho para coger las libretas de Caja Rural porque  después de misa tendré que ir al banco. Vuelvo al confesonario. 

10:55

En la sacristía me lavo las manos: «lava, Señor, mis manos». Ahora un poco de Álvarez Gómez. Ya está. Sobre la sotana me pongo el amito, yelmo para el combate. Ya está. El alba: «limpia, Señor, mi corazón». Ya está. El cíngulo de la pureza. Ya está. Beso la estola blanca de la inmortalidad y me la pongo sobre los hombros. Ya está. La casulla, yugo suave y carga ligera, blanca, para la memoria de santo Tomás de Villanueva. Ya está. Me la ajusto ante el espejo de la sacristía fabricado en Valencia en los años veinte del siglo pasado. ¡Mira! El gusanito está listo para salir al altar. ¡Ah! Se me olvidaba el micro inalámbrico. ¿Funciona? Toc, toc. Sí. Ya está.

Campana del presbiterio.

11:00

Vayamos jubilosos al altar de Dios.

Empieza la Misa. Hay que rezar por el papa, por la paz y por María V.P. que cumple años. 

11:30

Estoy quitándome la sotana en la sacristía. Entra el ser humano irlandés que ayer me prometió volver con una Mass card. Trae cuatro. Se las firmo y sello. Charlamos. Vuelve mañana a Irlanda pero encuentra que nuestro pueblo es realmente acogedor y, nuestra iglesia, tranquila. Estamos de acuerdo en todo. Nos despedimos. Deja una limosna. La agradezco. 

Entra Joan, Charlamos. Me cuenta que Laura está estudiando The duchess of Malfi, de John Webster. Que ella misma se ha puesto a leer la tragedia. Que la está comentando con su hija. Que disfrutan mucho. Me invita a unirme a la lectura y a los comentarios. Tomo nota. Nos despedimos. 

Ángelus.

Voy al banco. Mientras espero, actualizo la libreta del cementerio parroquial y la de Torremendo y mando un wasap al archidiácono. Ya está. Ingreso las colectas del fin de semana y me despido del cajero que me desea cosas buenas para todo el día. 

En la puerta de la iglesia hay un señor con un carrrito. En el carrito hay una niña de, pongamos, un año y cinco meses. El señor me pregunta que si podría bendecir un su rosario y a su niña. Bendigo el rosario con la fórmula de bendición acostumbrada para bendecir rosarios. Bendigo a la niña con una bendición que me invento sobre la marcha: «Buen Jesús, tú dijiste dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis porque de los que son como ellos es el reino de los cielos. Bendice a esta niña y a su familia con el don de la paz y de la salvación. Amén». Charlamos. Son de Ecuador. Llevan dos meses en el pueblo. ¡Bienvenidos! Que a qué hora son las misas. Le muestro el horario que está en la puerta. A las 11 de lunes a sábado. A las 12:30 los domingos. Nos despedimos. 

Voy al despacho parroquial y anoto en las cuentas de la parroquia limosna del ser humano irlandés y los movimientos de las cuentas bancarias. 

12:35

Sexta. 

Termino la lectura del libro de Amós. 

12:51

Wasap de Mariano Bas. Contesto al wasap de Mariano Bas. Sobrinos y cuñados felicitando por wasap a María V.P. por su cumpleaños. Wasap del arcipreste: que el lunes 16 hay encuentro de vicaría en el Museo Diocesano a las 10:30. Adjunta carta del vicario con el listado de sacerdotes que pueden votar a los miembros del Consejo Presbiteral. Mi nombre aparece. Me felicito pero observo que mi apellido «Vicens» está escrito con acento en la «e». Tomo nota para recordarle al vicario que las agudas se acentúan cuando acaban en vocal, «n» o «s» solas, es decir, no agrupadas con otra consonante. No es el caso de «Vicens» o de «Milans». La comida será en el seminario y los que quieran quedarse a comer tendrán que avisar. Wasap del archidiácono. Que si podemos platicar. Que claro. De la Biblioteca Sacerdotal Tabarca con un video de la ACdP: Luis Meseguer habla sobre música sacra. Diez minutos. Muy bueno. 

13:37

Dos mensajes de voz de Mariano Bas. 

Capítulos XLVI y XLVIII de la segunda parte de Don Quijote puesto en castellano actual por Andrés Trapiello.

14:00

Voy a comer a casa de doña Nati. 

14:37

Visita al Santísimo.

Imitacion de Cristo.

Voy a la casa abadía, me cambio de camisa y salgo para el hospital. Atasco en Torrevieja. Misterios dolorosos con el papa Benedicto XVI. 

16:00

Llego al hospital, bajo a la sascristía, me revisto y me siento en el confesonario. Un penitente. Muy bien.

Vísperas. 

        Me llama Ana. Que van a pasar el puente en La Torre. 

16:50

Dirijo la meditación. Los asistentes se duermen. ¡Bendito sea Dios!

17:20

Vuelvo al confesonario. Un penitente. Muy bien. 

17:45

Voy a ver a don José Luis. La habitación está vacía. Pregunto y me dicen que está en la UCI. Bajo a la UCI. Creo que puede oírme. Hago un acto de contrición, le doy la absolución y rezo la salve. 

18:20

Mando un wasap al obispo para que sepa que don José Luis está en la UCI. Wasap de Luciana: necesita ayuda para sus ejercicios de inglés. Wasap de don Paco. Llamada de don Lucas: que las confirmaciones las hará él. 

18:30

Salgo para san Miguel. Atascazo en Torrevieja. Tengo que explorar el camino alternativo del que me habló ayer Belén. 

19.00

Llego a San Miguel y compruebo que me he dejado las llaves en el Hospital. Voy a casa de doña Nati. En la puerta me encuentro con Maite. Nos saludamos. Saludo a Samira y le digo que me llevo las llaves de repuesto, las cojo y me voy. Aparco el coche en el garaje y voy a la casa abadía. 

19:19

Llamo a Luciana. Que no está en casa pero que sus papás sí que están y que puedo ir para allá. Que voy. 

Cojo El rey Matías I, de Janusz Korczak y voy a casa de Ana y Wilder pasando antes por Más y Más. Por el camino hablo por teléfono con mi cuñado Félix. Que van a pasar el puente en La Torre. Felicito a María V.P. por su cumpleaños. 

19:45

Llamo por teléfono a Luciana —porque el interfono no funciona— y me abre. Subo al piso. Luciana me recibe, nos saludamos. Saludo a Ana Isabel y a Wilder que trajinan en la cocina. Me saludan. Saludo a Camila que está haciendo contorsionismo en la sala de estar. Me siento con Luciana —cada uno en su silla— cabe la mesa del comedor. Empezamos con los ejercicios de inglés. «Mira, Padre», dice Camila enroscándose una pierna en el cuello. «No interrumpas los ejercicicios de inglés», dice su madre desde la cocina. Pero mi atención, en adelante, está dividida entre el his or her de Luciana y el contorsionismo silencioso —y prodigioso— de Camila. 

Me invitan a cenar. El vino lo he traído yo. Me cuentan sus últimas aventuras. Después de cenar leemos otro capítulo de El rey Matías I. Luego nos despedimos con afecto no fingido y me voy.

21:00

Llego  a la iglesia.

Completas. 

Apago las luces, cierro la iglesia y voy a la casa abadía. 

Escribo esto. 

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