jueves, 9 de noviembre de 2023

Sexto Continente: Amnistía


En el programa Sexto Continente del pasado día 6 de noviembre, el obispo de Orihuela-Alicante comentó la noticia de la amnistía anunciada por el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. El mismo día, el Consejo General del Poder Judicial aprobó una declaración institucional en la que expresaba «su intensa preocupación y desolación por lo que la proyectada ley de amnistía supone de degradación, cuando no de abolición, del Estado de derecho en España».

Hasta ahora, como se ha puesto de relieve en los medios de comunicación, el presidente del Gobierno reconocía que una tal amnistía no era compatible con la Constitución española. Ahora, sin embargo, pretende justificar la medida como una exigencia del bien común.  

Este cambio de opinión es tan llamativo que hasta en el diario El País se resaltaba hace poco: «Sánchez, el Gobierno y toda la cúpula socialista sostuvieron durante años, y hasta el mismo 23-J, que borrar los delitos del ‘procés’ era inaceptable. Ahora lo defienden para hacer “de la necesidad virtud”».

Ante todo hay que recordar que compete a la Iglesia iluminar la actualidad desde su doctrina social. Eso es lo que hizo Monseñor Munilla cuando dijo en aquel programa que «es profundamente inmoral que unos políticos amnistíen a otros políticos a cambio de recibir sus votos para seguir gobernando» porque supone poner por encima de todo el mantenimiento del poder. «No se pueden supeditar los valores morales al fin último de mantener el poder».

Citó a continuación unas palabras del arzobispo de Valladolid: «La amnistía podría ser valiosa si fuera recíproca y los amnistiados renunciaran a un proceso ilegal y unilateral, si fuera fruto de un acuerdo con mayoría cualificada, si no amparase la violencia contra las personas. Si no es así, amenaza la convicencia a la que dice servir».

Vale la pena recordar algo que escribió  Javier Gomá en septiembre: «Son tantas, tan recientes y tan enfáticas las declaraciones contra la amnistía de algunos de los ahora partidarios que no sé cómo no se avergüenzan de asumir rápidamente, por razones oportunistas, el nuevo argumentario. Si fuera otra cosa, daría igual. Todos somos un poco oportunistas. Pero amnistía significa etimológicamente “olvido” y la aprobación de la amnistía supondría imponer por ley a los españoles la obligación de olvidarnos de los fundamentos de la legitimidad democrática». 

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