martes, 28 de noviembre de 2023

Diario. Martes, 29 de noviembre de 2023

 martes, 28 de noviembre de 2023

8:15

Abro la iglesia etc.

Oficio de lectura y laudes.

Evangelio de san Mateo. 

9:03

Apago las velas y voy al despacho.

Sigo con la lectura de Evangelii Nuntiandi. El Proyecto (o Plan) de Pastoral Diocesano propone —con el Papa— una renovación misionera de las parroquias. Como la pólvora ya está inventada, me empeño en escuchar una vez más lo que la Iglesia Católica, que lleva siglos evangelizando, entiende por «evangelización». Y esta Exhortación Apostólica de San Pablo VI me parece excelente. 

10:10

Recojo todo y vuelvo a la iglesia.

Me siento con Teresa en el rincón de san Miguel para repasar el tema del primer anuncio del Evangelio tal como lo hicieron Jesús, primero, y los apóstoles luego, y tal como la Iglesia lo lleva haciendo desde hace veinte siglos. 

11:00

Misa votiva de los ángeles, porque es lunes.

Me alegra ver que ha venido Jeanette.

Al terminar la misa, Jeanette entra en la sacristía. Hoy representa el papel de mujer misteriosa que conoce un secreto y que está a punto de hacer una revelación sensacional. Aunque estamos solos en la sacristía mira cautelosamente en derredor como para asegurarse de que nadie puede oírnos mientras, con la mano me hace un gesto que quiere decir: «espera». Luego se acerca a la mesa, coloca su bolso encima, lo entreabre, mete en él una mano y me dice, en voz muy baja, que necesita ayuda. Entonces saca su libreta del Banco de Sabadell y me muestra el saldo. «Tengo dinero en mi cuenta», dice. Lo dice en inglés. Luego me muestra su tarjeta del Banco de Sabadell y vuelve a hacer una inspección ocular de la sacristía. Entonces me explica que ha ido al cajero automático —lo único que queda del Banco de Sabadell en San Miguel de Salinas— para sacar 300 euros, pero que el cajero le devuelve la tarjeta. Que no entiende el aviso que sale en la pantalla porque está en español. 

Me ofrezco a acompañarla al cajero rogándole que espere diez minutos porque tengo que hablar con Teresa en el rincón de san Miguel.

Termino de hablar con Teresa y acompaño a Jeanette al cajero. En efecto, el cajero devuelve la tarjeta y, en la pantalla, sale este aviso: «Banda magnética ilegible». Le digo a Jeanette que podemos sacar el dinero con la libreta. Mete la libreta y el cajero pide el PIN. Pregunto a Jeanette que si recuerda su PIN y, después de gesticular con los ojos, como implorando la ayuda del cielo, y con las manos, como queriendo hacer callar al mundo entero para concentrarse, introduce el PIN. El cajero avisa: «Número de PIN incorrecto. Tiene otra oportunidad. Luego la libreta se bloqueará». Se lo traduzco y finge un amago de desmayo muy teatral. La sostengo entre mis brazos mientras, detrás de nosotros, se va formando una cola de gente que nos mira con curiosidad e impaciencia. Le digo que, en mi opinión, lo mejor sería ir a la oficina del Sabadell en Los Montesinos. Sin moverse del sitio, empieza a explicarle a un señor inglés, que espera su turno, que soy el párroco de San Miguel, que ella vive sola porque su hijo Niggel ha vuelto a Londres, y que, aunque tiene dinero en su cuenta, no puede sacarlo. Suavemente, la aparto del cajero. El inglés empieza a operar con su tarjeta mientras Jeanette sigue explicándole que jamás en su vida había tenido problemas con un banco. Le ofrezco mi brazo y nos dirigimos hacia el garaje. 

Al pasar por delante de la casa de doña Nati y Paco, doña Nati sale a la puerta y me pregunta que si voy a comer con ellos. Le digo que sí. Jeanette pone cara de honda preocupación y me pregunta si doña Nati se ha escandalizado al ver al sacerdote del brazo de una famosa actriz como ella. Le digo que doña Nati se habría escandalizado si hubiera visto a una famosa actriz como ella del brazo de un asesino o de uno de esos malos cristianos que no van a misa los domingos. Finge sentir un gran alivio por mis palabras.

Salimos para Los Montesinos. Vamos cantando el Abide With Me. 

En la oficina del Banco de Sabadell hay cola. Un señor comenta, con impaciencia, que lleva 35 minutos esperando. Jeanette y yo nos sentamos. Aprovecho para trastear en WhatsApp.

Cuando, quince minutos después, llega nuestro turno, explico a la cajera el problema de Jeanette con su tarjeta. Dice que le mandarán por correo una nueva en siete días. Lo traduzco. Explico a la cajera que Jeanette ha olvidado su PIN. Dice que le dará uno nuevo. Jeanette pregunta a la cajera que si sabe hablar en inglés. La cajera dice que si. Jeanette empieza a explicarle, con una sonrisa encantadora que soy el párroco de San Miguel, que ella vive sola desde que su hijo Niggel… Detrás de nosotros va creciendo la cola. Recojo la tarjeta, la libreta y el nuevo PIN y le digo a Jeanette que sacaremos el dinero del cajero y, cuando ya nos estamos yendo, Jeanette se vuelve hacia la cajera y le pregunta por su nombre. Luego, llamándola por su nombre, le dice que agradece mucho su amabilidad y que tiene unos ojos preciosos. Salimos dejando a la cajera de un humor excelente. 

Jeanette saca su dinero del cajero y volvemos a San Miguel cantando O Come Emmanuel. 

13:30

Pongo gasoil en mi León, dejo a Jeanette en su casa y voy al banco para ingresar las colectas del fin de semana. 

14:00

Voy a comer con doña  Nati, con Paco y con Samira. Han hecho migas con melón y granadas.

14:45

Me despido.

Visita al Santísimo.

Voy al despacho para anotar el ingreso en las cuentas de la parroquia.

Misterios dolorosos.

15:30

Reanudo la lectura de Evangelii Nuntiandi. 

16:00

Salgo para Los Montesinos porque hay que celebrar un funeral. Dejo trabajando al R-a. 

16:30

Funeral de Paloma.

17:15

Vuelvo a San Miguel. 

Más y Más. Me extraña encontrar aquí a Rita. Me explica que viene  a comprar pescado aquí desde que cerraron la pescadería de la calle del Mar. La verdad es que fue una pena. 

En la iglesia me encuentro con Armin. Ha traído a Mijail que quiere ensayar con el órgano. Me lo presenta. Cuando se levanta para saludarme, veo ante mí a un gigante cuyas manos abarcan todo el teclado y cuyos brazos podrían abarcar y levantar el órgano como si fuese una pluma. Nos saludamos y le pregunto por su viaje. Armin me pregunta por el alargador. Lo buscamos en el garaje. Nada. En la sacristía. Nada. En el campanario y en el coro. Nada. Llamamos a Wilder. Dice que lo vio hace poco en el garaje. Volvemos al garaje. Nada. Le digo a Armin que voy a ver si lo encuentro en los locales parroquiales. 

En los locales parroquiales encuentro a Teresa y a los niños que están teniendo la catequesis aquí porque en la iglesia hay un gigante tocando el órgano. El alargador no lo encuentro. Padrenuestro pidiendo a san Antonio que nos alcance la gracia de encontrar lo que buscamos. 

18:00

Lectura del profeta Zacarías.

Vuelvo a la iglesia. 

Mijail, el gigante, se ofrece para tocar el órgano el domingo en la misa. Me pide un cantoral y se lo doy. Tocará, si Dios quiere, la Misa de Angelis. Él se va a comprar tabaco. Yo me voy a mirar fijamente al sagrario. 

18:50

Apago la velas, apago las luces, cierro la iglesia y voy a la casa abadía. 

Preparo una cena ligera, bendigo los alimentos y me los zampo. 

19:35

Divina Comedia. Purgatorio, Cantos VI-VIII

Vale.

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