lunes, 13 de noviembre de 2023

Diario. Lunes, 13 de noviembre de 2023

lunes, 13 de noviembre de 2023

8:13

Abro la iglesia, enciendo las luces y las seis velas del sagrario

Oficio de lectura y laudes.

Evangelio de san Mateo. 

9:10

Vuelvo a la casa abadía y llamo para cambiar mi cita con el reumatólogo. Nada. 

Trasteo en Twitter y leo un resumen de prensa.

Vuelvo a intentar cambiar la cita. Nada. 

Correo a Antonio para comunicarle la devolución de lo robado. 

Correo de José Luis pidiéndome que le reenvíe mi número de DNI porque le parece que al número que le he enviado le faltan cifras. Correo a José Luis reenviando mi número de DNI que es muy cortito.

Manual de teología dogmática de Ott. Libro tercero: tratado de Dios Redentor. Primera parte: la persona del Redentor. Sección primera: Las dos naturalezas de Cristo y el modo en que están unidas. Capitulo quinto: Consecuencias de la unión  hipostática. 

Me llaman del obispado. 

Envío a la sección de nóminas del obispado un correo con el contacto del jefe de personal del hospital. 

10:25

Vuelvo a la iglesia. 

David está rezando el rosario en la plaza.

Saludo a Joan, que ha encendido las seis velas del sagrario, y le cuento lo de la conversión del pecador. Se alegra mucho porque es de las que ha rezado por esa intención desde el principio. Me pregunta que si tenemos que seguir encendiendo las seis velas del sagrario. Le digo que sí, que, hasta que vuelva a abrirse la capilla profanada, encenderemos las seis velas del sagrario. 

Me revisto y voy al confesonario. 

Wasap a don Isidro.

Tercia.

11:00

Misa de la memoria de san Leandro. 

11:38

Me despido de Joan, de Teresa y de doña Nati que están muy contentas con la conversión del pecador porque han rezado mucho.

Voy a la casa abadía y me tomo una pastilla rosada.

11:41

Salgo para el hospital de Torrevieja. Estoy yendo hacia el coche cuando me llama la mujer de Marcelo. Que si puedo ir, que Marcelo está muy grave. Que sí, que voy al hospital de Torrevieja y que,en cuanto termine allí, pasaré a vistarlo. 

11:50

Voy al mostrador de información. Hay cola. Pregunto a la señora que va delante de mí si sabe dónde atienden para las citas. Me lo indica con un acento y una simpatía que delatan su origen malagueño. 

Voy al mostrador de citas. Hay cola. Cojo un número:188. En la pantalla anuncian el 170. Hay dos ventanillas abiertas. 

Empiezo a ver los 55 mensajes que me han llegado por WhatsApp. Veo una  oferta de trabajo que me interesa: «Se busca pareja para cuidar de una isla privada en el Caribe. 180.000 dólares al año». Se la mando al arcipreste con una propuesta:  «¿Nos vamos allí de misión, por una año, y nos repartimos el sueldo?». Su contestación —dos emoticonos de «me mondo»— me deja helado. ¿Por qué nadie se toma en serio mis planes de evangelización? Luego caigo en la   cuenta: en su calidad de arcipreste debe de ganar mucho más de 90:000 $ al año. Y sin salir de Alicante. 

Ángelus.

12:25

Llega mi turno. Entrego mi tarjeta de la SS y digo que quiero cambiar la cita de mañana a las 14:00, porque no podré venir. 

«¿Por  qué no puede venir mañana?», pregunta, secamente, la señora que está detrás del mostrador. Estoy a punto de decirle que he quedado a comer con doña Nati, pero algo me dice que la señora no está de humor para bromas. 

«Es que, entre otras cosas, mañana tengo reconocimiento médico en Orihuela», respondo temblando ante la idea de que me pida una tarjeta firmada por mis padres para justificar mi no asistencia a la cita.

La señora se pone a teclear en el teclado de su terminal.

«¿Cuándo puede venir?», pregunta. Le doy tres fechas que tengo libres y me mira con cara de fastidio.

«Esto no funciona así. Tiene que decirme UNA fecha a partir de la cual pueda venir», dice, cortante. 

«A partir del once de diciembre», digo apresuradamente. 

«Muy bien. Se lo he pasado a mi compañera. A ver si aún hay tiempo de que otro paciente aproveche la cita que usted reservó para mañana», dice devolviéndome mi  tarjeta. El tono que usa es, claramente, recriminatorio. Me da la impresión de que me está diciendo: «Por gentuza como usted, escoria de la socciedad, se producen retrasos en los servicios públicos». 

Estoy a punto de decirle que llevo varios días intentando, inútilmente, aplazar la cita por teléfono, pero algo en sus ojos, en su cara, en el tono de su voz me indica que estoy ante una persona muy desdichada. 

«Muchas gracias», le digo. Y pregunto: ¿Me avisarán?».

Empieza a murmurar algo que no puedo oír. Meto mi oreja derecha por la ventanilla.

«¡Si!», dice como impaciente.

Y yo: «¡Qué bien! Muchas gracias. Buenos días». 

12:35

Salgo para el hospital Quirón. Atasco en Torrevieja.

12:50

Voy a ver a Marcelo. Hago la recomendación del alma y le doy la absolución.

Voy a ver a don José Luis. Llega el doctor S. Don José Luis se alegra mucho al conocer la noticia del pecador arrepentido. Nos da la bendción y quedamos  en que iré mañana porque lo operan pasado mañana y quiere confesarse antes. 

Hablo con Antonio. Quedamos en que le mandaré un correo por la tarde.

Hablo con Javier. Quedamos en que, mañana, me dará las llaves de la nueva cerradura de la capilla.

13:30

Vuelvo a San Migyel.

Misterios gozosos con Benedicto XVI.

Como con Paco, doña Nati,  José María y Gloria.

Pasa Raúl, que acaba de cerrar la peluquería, para saludar a sus abuelos. 

15:30

Nos despedimos.

Visita al Santíismo. 

En la casa abadía escribo esto.

16:00

Wasap del archidiácono. Que si podemos celebrar el funeral de Carolina mañana a las 16:30.

Llamo a Delia que me acompañó, ayer, a dar la unción a su tía. 

Llamo al tanatorio. Confirmo el funeral para mañana. 

Wasap al archidiácono. 

Wasap al coro. Que si podrán cantar en el funeral.

Wasap a Andrés. Que si podrá venir a tocar el órgano.

Wasap del doctor S. Que acaba de fallecer Marcelo.

Llamo a la  viuda de Marcelo. Está algo llorosa «porque son cincuenta años juntos, desde los diecisete». 

Wasap a don Isidro. Que iré a las 19:30.

Pongo la esquela de Carolina en el muro de Fbk de la parroquia. 

16.43

  Voy a la iglesia. 

Teresa, que lleva varios días diciéndome que necesita diez minutos para algo del despacho, me pesca y me lo recuerda. Me disculpo: «voy con el tiempo justo». Es  verdad. 

Doy el toque de «difuntos, mujer»  por Carolina. 

Enciendo las luces del altar y las seis velas del sagrario porque la capilla del hospital sigue cerrada.

Vísperas.

Imitación de Cristo. Entre punto y punto de meditación me acuerdo de Carolina y de su querida hermana con quien ya se habrá encontrado. ¡Qué personas tan buenas, cariñosas y simpáticas! 

17:34

Apago las velas y las luces del altar. 

Registro los libros para la misa de mañana.

Volviendo a la casa abadía me intercepta Michael. El jueves van a bautizarse dos niñas: su hija y una hermana de su mujer.

Nos despedimos. Todavía no he entrado en la casa abadía cuando suena el teléfono. Es Nacho. Que se ha enterado de la conversión del pecador. Que Lula estaba dispuesta a regalar un cáliz en sustitución del robado y que qué buena noticia lo de la conversión de los pecadores. Que puedo quedarme con un libro que ha dejado en La Torre. Se lo han hecho como homenaje por los ochenta años del C.M. Moncloa. Lo agradezco.

Recuerdo que mañana no podré celebrar misa en la parroquia a las once porque estaré haciéndome un reconocimiento médico en Orihuela. Lo anuncio en la lista de difusión de la parroquia y en el muro de Fbk. 

Wasap de don Isidro. Que me espera a las 19.40 en el centro ecuménico. 

18:17

Lectura del libro de Sofonías. 

18.30

La revolución española vista por una republicana. 

19:15

Salgo paraLa Zenia. Me pierdo.

19:40

Llego al Centro Ecuménico que está solitario y oscuro. ¿Como boca de lobo? Sí. 

Por fortuna, don Isidro llega a la vez. Nos saludamos y, siguiendo yo sus pasos, nos adentramos en un laberinto desierto, silencioso y lóbrego de pasillos y escaleras. Llegamos por fin a la capilla en la que don Isidro ha depositado los objetos robados que le ha devuelto el pecador arrepentido. Allí está el crucifijo al que le falta el clavo de la mano derecha que encontré en el altar de la capilla del hospital. Le falta también la corona de espinas. Allí están el sagrario, la casulla, las dos estolas, el libro de la sede, el corporal, qué pena, hecho una pena…

Lo transportamos todo hasta mi coche y charlamos en la calle negra, como todo el entorno. Invito a don Isidro a comer. Quedamos para el viernes en Los Montesinos. Nos despedimos. Me quedo con la imagen de su rostro sonriente y pacífico. Me miro en el espejo retrovisor por ver si se me ha contagiado algo de su expresión beatífica y compruebo que voy bastante despeinado. 

20:15

Salgo para San Miguel. 

Más y Más.

Voy a la iglesia y aparco el coche en el garaje.

21:00

Apago las luces y cierro la iglesia.

En la casa abadía veo que tengo dos llamadas perdidas de la viuda de Marcelo. 

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