lunes, 6 de noviembre de 2023

Diario. Lunes, 6 de noviembre de 2023

 lunes, 6 de noviembre de 2023

6:55

Aún es de noche y el campanario está encendido. Ni gorriones ni un alma en la plaza. Abro la iglesia, enciendo las luces y salgo para el hospital.

7:20

Llego a la capilla. Me extraña encontar apagadas las luces. Las enciendo y se me cae el alma a los pies: la lamparilla del sagrario está encendida pero el sagrario se lo han llevado. Se han llevado también el crucifijo. Sobre el altar han dejado un clavo de la Cruz. 

La puerta de la sacristía está abierta de par en par. Se han llevado el cáliz y la cucharilla de plata que compré hace poco. Han dejado el velo, la carpeta del cáliz, el purificador, y la forma grande que había preparado para la misa. Pero se han llevado la patena, el corporal, la casulla y la estola moradas, una estola blanca, el libro de la sede y mi bata nueva con la llave del sagrario, las llaves de la sacristía, el hisopo y el portaviático. Se han llevado también la caja  de plástico con las formas sin consagrar. 

Con mucha pena, hago un un acto de reparación ante la imagen de la Divina Misericordia y subo a recepción para pedir que venga el vigilante. Allí veo que llega el doctor S. que me saluda y se entristece mucho al oír la noticia. 

7:53

Bajo de nuevo a la capilla y envío un wasap al obispo. Llegan el doctor S., el doctor R., María José y Eduardo. Como el amable profanador ha dejado una forma grande, y en la sacristía hay otro cáliz, preparo todo para la misa y la ofrecemos en sufragio por el alma de Miriam y como  reparación.

En el momento de la comunión se me olvida que no hay más formas, consumo toda la Hostia grande y dejo sin comulgar a los asistentes. Les pido perdón sinceramente. Me lo conceden sinceramente. 

8:40

Nos despedimos. Llegan Ros, Antonio y Javier para ver qué se puede hacer. Charlamos. 

Subo a buscar a Eva para que me consiga otra bata. No puede creer que hayan profanado la capilla. Llega el doctor B. que también se aflige. 

Con mi bata nueva voy a ver a Marcelo y a don José Luis. No puedo darles la comunión. Don José Luis —que está con Mercedes y con Sergio— nos bendice y nos invita a hacer un acto de reparación. 

En la sacristía encuentro un artículo titulado TP53 Gain-of-Function and Non-Gain-of Function Mutations Are Associated With Differencial Prognosis in Advanced Pancreatic Ductal Adenocarcinoma. Lo fotografío y lo mando por WhatsApp al doctor S. Me contesta que no es suyo pero que ha debido de olvidarlo allí el doctor R. y que él se lo va a decir. 

Leo en WhatsApp la respuesta del obispo que —entristecido— me recomienda hablar con el arcipreste. Llamo al arcipreste.

10:10

Salgo para San Miguel. 

10:30

Llego a San Miguel, saludo a Joan y voy a la casa abadía. Me tomo una pastilla rosada. Me llama el doctor R. para agradecer el hallazgo del artículo. 

11:00

Misa en desagravio por las profanaciones de la eucaristía.

11:40

Vamos al cementerio para rezar el rosario. Se nos une Zbigniev. 

12:10

Dejo a Carmen en su casa y a Joan en el lugar donde ha aparcado su coche y vuelvo a la iglesia. 

Oficio de lectura y laudes. Luego me siento para mirar fijamente al sagrario. 

13:00

Tengo que aplicarme a la lectura de un apasionante documento sobre prevención de riesgos laborales que me mandan del hospital para que lo firme. Al parecer tendré que asistir a un curso sobre la materia. 

Me llama el arcipreste.

Tengo que preparar un informe sobre el valor de los objetos robados en la sacristía. 

14:00

Voy a comer a casa de N&P. Les entristecen las noticias que llevo hoy. 

15:00

Me despido, vuelvo al despacho y termino de hacer la valoración de los objetos robados. 

Actualizo el libro de misas.

Hay que fregar los suelos de la casa abadía para vencer el sueño que me está entrando. Ya está. 

Ya despejado, me aplico a la lectura de La revolución española vista por una republicana.

16:55

Me llama el secretario del obispo.

Llamo a Antonio y le mando por correo el informe sobre lo robado en la capilla. 

Nona. 

17:30

Correo: cuarenta mensajes no leídos. Borro dieciséis y ojeo el NODI. Borro otros veinte y leo un resumen de prensa. 

18:00

Voy a la iglesia. Enciendo las seis velas que están junto al sagrario y las luces del altar.

Recito las alabanzas de desagravio.

Vísperas. 

18:30

Nueva llamada del secretario del obispo.

Me siento para mirar fijamente al sagrario, tan luminoso. Me acuerdo de Conchita que lo regaló a la parroquia y lo limpiaba por fuera. Hoy hemos rezado ante su sepultura.

19:00

Apago las velas y vuelvo al despacho. Llamada perdida de Patricia. Le devuelvo la llamada. Me cuenta cosas muy buenas.

19:40

Lectura del libro de Nahún.

WhatsApp: siete mensajes. Comunicado del obispado que suspende el culto en la capilla hasta que el obispo realice allí un acto de reparación y desagravio. Rafael S.: que se ha enterado y siente mucho lo ocurrido. MGC: que viene el jueves. Pablo: manda dos videos. Al parecer está en una manifa. Goyo: que no puede creer que estas cosas (se refiere a la profanación) pasen. 

20:00

Voy a Más y Más. 

Me encuentro con Gema y le transmito todas las felicitaciones que he recibido por los buenos oficios del coro parroquial. Me da las gracias y me dice que empezó a cantar en el coro a los diez años. 

Pago y Javier me da, con el tique de compra, un bono de cinco dólares para mi próxima compra mientras dice: «Hoy estoy repartiendo más dinero que el hormiguero». Y, hablando ya con el cliente que viene detrás de mí: «Yo pago quinientos euros de hipoteca y no me descuentan ni un céntimo. ¿Tu sabes  lo que es un céntimo? ¿Te lo puedes creer?». 

Ya estoy en mi León cuando veo que Javier se asoma a la puerta y me grita: «¡Padre, que se deja elteléfono!». Cruza la calle corriendo y me lo da. Se lo agradezco mucho. Vuelve a cruzar corriendo y casi lo atropella un coche. Casi pero no, no lo atropella, gracias a Dios.

20:30

Vuelvo a la iglesia, recito las alabanzas de desagravio, apago las luces y cierro. 

En la casa abadía me preparo una cena ligera. 

20:50

Me llama Wilder. Que, si cambiamos de coche, se lleva el mío para lavarlo   mañana. Bajo al garaje, saludo a Wilder y a Ana Isabel que viene con él. Les entristecen las noticias. «Hay que rezar mucho por esas almas que no saben lo que hacen», dice Wilder. Y yo: «Amén». Se llevan mi coche, sucísimo, y me dejan el suyo, limpísimo. 

WhatsApp: Diecinueve mensajes. Patricia. Que ha comprado la Imitación de Cristo en Amazon. El doctor G.L. manifestando su tristeza por la profanación. La doctora R.C. lo mismo. 

Escribo esto. 

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