martes, 7 de noviembre de 2023

Diario. Martes, 7 de noviembre de 2023

 martes, 7 de noviembre de 2023

7:51

Leo un wasap que el secretario del obispo me mandó anoche. Mando un wasap a Javier pidiéndole que haga unas fotos de la capilla del hospital. 

8:00

Abro la iglesia, enciendo las luces, también las del altar, y las seis velas que están a los lados del sagrario. 

Oficio de lectura y laudes.

Hay que sentarse a mirar fijamente el sagrario. 

9:00

Voy al despacho.

Me llama Antonio para que traslade un mensaje al obispado. 

Mando un wasap al secretario del obispo con el mensaje de Antonio.

Me llama el secretario del obispo. 

Hay que pensar en cómo se ha gestionado hasta ahora el triste asunto de la profanación dela capilla. Yo, sin ir más lejos, cometí ayer dos errores. Al celebrar la misa después de la profanación, no solo me salté —por ignorancia—la norma según la cual no se debe celebrar ningún acto de culto en una capilla profanada hasta que lo autorice el obispo sino que, además, lo revolví todo. Dos experiencias: no tocar nada hasta que venga la policía y no celebrar actos de culto hasta que lo permita el obispo. 

Pero hay más detalles que interesan a un capellán cuando se trata de gestionar un asunto así de penoso.

Escribo una nota de experiencias sobre la gestión de un caso de profanación. 

Se la mando al arcipreste y al secretario del obispo por si sirve para algo.

10:30

Voy a la iglesia. Saludo a Joan y a Analía. Muestro a Analía el lugar en el que hay que guardar los ventiladores.

Me siento en el confesonario. 

Tercia. 

Wasaps de José Antonio, Mari Mar, Rosario, Ramón, Aurora y María José. Todos manifiestan su pesar por la noticia de la profanación y prometen desagraviar. 

11:00

Misa. 

11:40

Vamos a rezar el rosario en el cementerio. 

Llamada de Antonio. Quedamos en vernos en el hospital a las 15:30 para ir a poner la denuncia. 

12:15

Dejo a Joan y a Carmen en el lugar donde Joan ha aparcado su coche. 

Vuelvo a la casa parroqial y consulto lo que dice el código penal sobre la profanación. 

Chateo con el arcipreste. 

Llamo al vicario general. Como está reunido dejo recado para que me llame cuando pueda. 

Añado algunas cosas a la nota de experiencia. La mando al vicario general, al secretario del obispo y al arcipreste. 

13:40

Llamada de un número desconocido. Un individuo muy simpático y a quien no conozco, empieza a hablar como una ametralladora: «Soy Jesús, me llaman Jesulín. Tú no me conoces porque eres muy joven pero soy amigo del padre Satorre (nombra a tres ocuatro sacerdotes más, todos venerables, añadiendo infinitos detalles de cómo y cuando los conoció). Soy cristiano pero muy bruto, no soy de universidad y digo las cosas a mi manera. No entiendo que haya gente tan mala, capaz de hacer lo que han hecho en la capilla. Yo regalé la imagen de la Inmaculada que está en la capilla y he venido desde Murcia cuando me he enterado. Me ha costado encontrar la capilla porque la han cambiado de sitio. (Aquí añade lahistoria de todos los lugares del hospital    en los que ha estado  la capilla). No te conozco pero ya veo que se puede hablar contigo (hasta ahora no he abierto la boca auque me he reído mucho) y me caes bien y un día iré a San Miguel a Misa… ¿A qué hora es la misa los domingos? (Le digo que a las doce y media). Pues iré porque yo he sido monaguillo toda mi vida. Tú te has ordenado hace poco ¿verdad? (Le digo que en 1988). ¿Mil novecientos ochenta y ocho? O sea, hace veinte años. Pero no eres de aquí. Da igual, me caes bien. Yo tengo setenta años. Guarda mi número porque te llamaré otro día para ir a verte. Adiós». 

14:00

Voy a comer a casa de N&P. Están con ellos Gracia y José María. Charlamos mucho.

14:50

Estamos despidiéndonos cuando me llama María. Voy charlando con ella mientras me dirijo a la casa abadía. Se conduele por la profanación  y me cuenta cosas. Sigo hablando con ella mientras doy vueltas por la casa parroquial. No me puedo lavar los dientes porque estoy hablando con ella pero no he venido solamente a lavarme los dientes sino a buscar algo. Como estoy hablando con ella, no recuerdo qué había venido a buscar. Hacia las 15:00 salgo a buscar mi coche. Como estoy hablando con María olvido que mi coche lo tiene Wilder. Cuando abro el garaje y lo encuentro vacío recuerdo que, al volver del cementerio, he aparcado el coche de Wilder en la calle. Entro en el coche y me despido de María agradeciendo mucho su llamada. 

En cuanto el semáforo se pone en verde recuerdo que yo había ido a la casa abadía a lavarme los dientes y a buscar mi cartera. Uno no puede ir a la policía sin DNI a menos que vaya a denunciar que lo ha perdido o que se lo han robado. Pero mi DNI está en mi cartera. Anoche, cuando Wilder vino a llevarse mi coche, saqué la cartera de mi León y la dejé en la mesa del despacho. Como no puedo dar marcha atrás, giro y aparco  el coche en un sitio prohibido. Entro en la iglesia por el garaje y miro en el garaje por si estuviera allí mi cartera. Nada. Miro en la sacristía. Nada. Miro en el confesonario. Nada. Voy a la casa abadía y miro en el despacho. Nada. Registro la chaqueta que uso para las reuniones de arciprestazgo y —¡zas!— allí está mi cartera.

Vuelo hacia el coche pensando: «Este es el típico momento en que un vecino va a intentar pararme para preguntarme cualquier cosa y voy a tener que decirle que lo siento, que voy con el tiempo justo. Y le oiré murmurar a mis espaldas que los curas vamos siempre con el tiempo justo».

        Por fortuna, ningún vecino me detiene.

Por fortuna no me han multado. Cojo el coche de Wilder y salgo para el hospital. Calculo que llegaré a mi cita con diez minutos de retraso. Voy pensando. «No es verdad que los curas vayamos siempre con el tiempo justo. Yo, por ejemplo tengo tiempo de sobra para (y aquí voy pensando en el tiempo que paso sentado en confesonario, o mirando fijamente el sagrario o…) lo que pasa es que, a veces, vamos con el tiempo justo y, justo entonces,viene alguien y…». Al pasar por delante del hotel Doña Monse me doy cuenta de que estoy hablando solo y discutiendo con un fantasma o con una quimera. Interrumpo mi soliloquio y me pongo a recitar, despacito, una y otra vez, las alabanzas de desagravio. 

Atasco en Torrevieja. Suena el teléfono pero no puedo contestar. Son las 15:30, seguro que es Antonio preguntando que si ya he llegado. Yo sigo con las alabanzas de desagravio.

15:39

Aparco en el hospital y llamo a Antonio. Mientras lo espero recibo un wasap de Alejandro que me alegra. Ha nacido Irene, su nieta, mi sobrina nieta.

        Me recoge con su coche y vamos a la Guardia Civil de Torrevieja. Por el camino me cuenta que ha mandado a la Guardia Civil la lista de los objetos robados y que, el que lo ha atendido, le ha dicho que no entiende nada, que qué es una patena, o un hisopo o un portaviriatos. 

Llegamos al cuartel de la Guardia Civil y nos atiende un guardia elegantísimo. No solamente sabe lo que es una patena, un hisopo, un portaviático y hasta un corporal sino que nos cuenta que estuvo este verano en Lourdes con el arzobispo castrense. 

Le pide el DNI a Antonio y él se lo da. Me lo pide a mí y se lo doy. Hacemos la denuncia. Lleva tiempo. Tanto que puedo responder a los veintiseis amigos que me mandan wasaps de condolencia. Entre ellos Rocío que me escribe desde Oxford. Lo de la denuncia se alarga tanto que me da tiempo a rehacer la lista familiar. Con Irene, recién nacida, somos 105 entre hermanos, cuñados, sobrinos, sobrinos políticos y nietos. Mando la lista y mi felicitación por el nacimiento de Irene al chat familiar.

Antonio lee y firma la denuncia. El guardia le devuelve su DNI. Yo preparo mi cartera para meter en ella mi DNI en cuanto me lo devuelva y reparo en que mi DNI está en mi cartera. Le digo al guardia: «Mi DNI está aquí. ¿Que le he dado a usted?». Y me responde —sonriendo—que le he dado el carné de conducir, pero que también vale. Siento alivio al saber que no le he dado la tarjeta —caducada— de Más y Más.

17:24

Ya de vuelta al hospital, comentamos la jugada y celebramos la amabilidad y la eficiencia del guardia que nos ha atendido. Me llama el doctor S. Quiere saber cómo estoy. Le digo que estoy muy contento, porque me encuentro a cada paso con gente muy buena y porque ha nacido Irene, aunque apenado —como todos— por la profanación de la capilla. Le digo también que el día 14 tengo que estar en Orihuela para hacer un cursillo de prevención de riesgos laborales a las 8:00 y para pasar un reconocimiento médico a las 11. Y le pregunto que si tendré que estar en ayunas hasta las once. Se muestra muy comprensivo conmigo.

17:40

Antonio me deja en el hospital. Nos despedimos. Ya somos amigos. Salgo para San Miguel. Atasco en Torrevieja.

18:07

Voy a la casa abadía y me tomo una pastilla rosada. Wasap al secretario del obispo para darle cuenta de la gestión.

18:15

Salgo para Los Montesinos. Calculo que llegaré unos minutos tarde a la Misa. Alabanzas de desagravio. 

18:35

Empieza, con cinco minutos de retraso, la misa. Pido perdón a los asistentes y luego: «Antes de celebrar los sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.

19:15

De vuelta a San Miguel pongo seis litros de gasolina en el coche Wilder y paso por Más y Más. 

19:45

Me zampo una cena rápida y encuentro en WhatsApp un mensaje de Jose —antiguo monaguillo deFinestrat— que me alegra mucho. Está con Dani, el Noru, otro monaguillo de aquellos tiempos. Me manda una foto de los dos, con barbas y muy sonrientes. Me manda elcontacto del Noru que ya ha vuelto de Noruega. Chateamos y nos prometemos vernos muy pronto. 

20:05

Voy a la iglesia. Enciendo las seis velas que están a los lados del sagrario. 

Vísperas.

Se me pasa el tiempo volando. No hago más que mirar fijamente al sagrario donde están Irene, el Noru, José y millones de personas buenas que están alegres y apenadas, como todos. 

21:00

Apago las luces de la iglesia, la cierro y vuelvo a la casa abadía.

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