domingo, 19 de noviembre de 2023

Diario. Domingo, 19 de noviembre de 2023. Sed diligentes y no perezosos.

 domingo, 19 de noviembre de 2023

8:30

Abro la iglesia, enciendo las luces —también las del altar— y las seis velas que están a los lados del sagrario. 

Oficio de lectura y laudes.

Parábola de los talentos.

9:20

Apago las velas y las luces del altar. 

Voy a la casa abadía para tomarme las cuatro pastillas amarillas (tres pequeñas y una grande) pero —¡vaya!— se han acabado las pequeñas. 

9.30

Salgo para Torremendo. Pelotones y  pelotones de ciclistas que aprovechan la mañana otoñal, fresca y soleada.

9:45

Llego a Torremendo. El archidiácono y ocho o diez fieles están mirando fijamente al sagrario. 

Me revisto y voy al confesonario.

10:00

Empieza la misa.

El pasado domingo, Jesús nos hablaba de diez muchachas que recibieron un encargo muy sencillo: salir al encuentro del esposo con las lámparas (lámparas de aceite) encendidas. 

Cinco de ellas eran prudentes, juiciosas, sensatas. Escucharon, pensaron, entendieron lo que tenían que hacer, hicieron lo que tenían que hacer y entraron en la fiesta que es el Cielo. 

Las otras cinco eran imprudentes, insensatas, necias. Oyeron, pero no escucharon, ni pensaron ni entendieron ni hicieron lo que tenían que hacer. Se presentaron allí con las lámparas de aceite pero no llevaron el aceite. Se perdieron la fiesta del esposo, que es el Cielo.

Hoy Jesús nos cuenta otra parábola. Tres hombres reciben una fortuna con el encargo de negociar con ella. Dos de ellos son diligentes, laboriosos, trabajadores. Negocian con lo que han recibido y ganan mucho dinero. Cuando vuelve su señor los elogia y les regala lo que les había dado y lo que ellos habían ganado. 

El tercero es un holgazán, un perezoso. No quiere trabajar ni complicarse la vida. Entierra la fortuna que le ha dado el señor y, luego, se sienta y espera sin  hacer nada. El señor lo llama holgazán, perezoso e inútil, le quita lo que le había dado y manda que lo echen a las tinieblas que son el infierno. 

Lo que Jesús nos enseña es que, después de esta vida seremos juzgados. ¿Hemos sido juiciosos, prudentes, trabajadores, diligentes? Nos llamará «siervos buenos» y noss invitará a la fiesta del Cielo. ¿Hemos sido imprudentes, necios, holgazanes y perezosos? Nos llamará «inútiles» y nos arrojará al infierno. 

Nosotros ¿cómo somos? Pues nosotros somos juiciosos unas veces y necios otras veces. Somos diligentes unas veces y perezosos otras veces. Somos diligentes para unas cosas y perezosos para otras. Por eso empezamos la misa cada domingo reconociendo que somos pecadores y pidiendo a la Virgen María, a los ángeles, a los santos y nuestros hermanos que intercedan por nosotros ante Dios. 

Queremos ser juiciosos, prudentes, sensatos y trabajadores para ser útiles en esta vida y alcanzar el Cielo. Por eso, lo más sensato es vencer la pereza y venir a Misa cada domingo para reconocer nuestras faltas, reconciliarnos con Dios y con nuestros hermanos y volver al camino que conduce al Cielo. 

Al terminar la Misa anuncio que el miércoles, a las 19:00 habrá una Hora Santa presidida por el archidiácono y Antonio me da el dinero de la lotería de Navidad que ha vendido.

10:45

Catequesis. Paso lista y hago preguntas dificilísimas. ¿Qué es lo contrario de la soberbia? ¿Qué es lo contrario de la avaricia? ¿Qué es lo contrario de la pereza? ¿Dónde nació Jesús? Cuando pregunto por los nombres de las catequistas todos responden a coro: «¡Yolima y Sonia!». Cuando preguntó cómo me llamo yo, uno, muy juicioso, responde: «Tú eres san Javier». Le doy diez puntos. 

11:00

Dejo a los niños con las catequistas deseándoles a todos un feliz domingo y salgo para San Miguel. 

11:15

Llego a San Miguel y voy a la casa abadía. Teresa está llegando a la iglesia. Nos saludamos. 

Voy a la farmacia para comprar pastillas amarillas pequeñas. 

En la plaza me encuentro con Delia. Ha venido para la reunión del Consejo de pastoral y se ha sentado con su amable esposo en la terraza del JJ. Todos los demás, incluido el cura, habíamos olvidado que hoy era la reunión. Le pido disculpas y me las da. 

En la farmacia hay cola, aprovecho para trastear en Twitter.

Voy a la iglesia con una caja de pastillas amarillas pequeñas y una de pastillas amarillas grandes. Me tomo tres pequeñas y una grande. 

Laura me dice que su madre ya está en Colorado Springs. Me muestra una foto de Joan con el neonato, Peter James, Javier Springsian. Me muestra una foto de Nick con su primogénito. Muy bien. 

Catequesis. Hay que hacer preguntas dificilísimas. Los veo muy juiciosos. 

12:30

Misa. Ha venido el archidiácono pero no hay coro. También ha venido Samael. 

Al final, Samael, el archidiácono y yo, salimos a la puerta para saludar a todos. Me alegra saludar a Esperanza que ya se ha recuperado.

En la sacristía, Teresa, Ana Isabel, Wilder y las niñas cuentan la colecta del modo más desordenado posible. 

Laura —en ausencia de su madre— hace las tareas que suele hacer su madre: recoge el altar y prepara las cosas para la misa de mañana. 

Le pido a Wilder —por favor— que recoja en casa de doña Nati las dos barras de pan que nos ha encargado Armin. 

13:30

Voy a la casa abadía, me cambio de chaqueta y salgo para la casa de Heidy y Armin muy contento porque, en la chaqueta que me he puesto, he encontrado  la libreta de Caja Rural que había perdido.  Pero, antes, paso por la casa de doña Nati para darle el dinero de la lotería de Torremendo. 

14:00

Llego a casa de Heidy y Armin. Allí están los anfitriones con Beatriz —los tres suizos— Daniel Andropov —ruso— y Ana Isabel y Wilder con las niñas —los cuatro colombianos—. 

Hablamos de Siberia, de Medellín, de la comida suiza, del premio gordo de la lotería de Navidad y de otras muchas cosas. Pido a Camila que le enseñe a Daniel Andropov alguna palabra española interesante. Camila se lleva el índice y el pulgar a la barbilla, como quien anda pensativo, y, por fin dice: «juicioso». Es una palabra bastante nueva para ella. La aprendió en la catequesis del domingo pasado, la de las vígenes juiciosas y las necias. Daniel nos enseña a decir «juicioso» en ruso. Repetimos la palabra rusa entre risas. A mí ya se me ha olvidado. 

Compruebo que Daniel ha progresado mucho con su español desde que lo conocí hace seis meses. 

16.30

Me despido y me voy.

16: 45

Llego a San Miguel.

Visita al Santísimo y misterios gloriosos.

17:15

Me siento en el sofá trasteando en WhatsApp y leo un artículo estupendo de don Alejo Vidal Quadras. Me lo manda María. Se intitula El terror y el amor. Me reclino en el sofá trasteando en Twitter. Intento enlazar en en un twit el artículo, maravillloso, de don Alejo. No lo consigo. Me quedo frito en el sofá imaginando, o soñando, que me han pegado un tiro y que, para consolarme, me mandan a dos psiquiatras de esos que niegan la existencia del alma y se limitan a escucharlo a uno con la sonrisa estúpida de un Buda seboso. 

17:45

Me despierto de la pesadilla y me pongo en marcha. 

Redacto una nota convocando la reunión del Consejo de pastoral para el próximo domingo. La mando por WhatsApp pero me equivoco y, en vez de mandarla al grupo «Consejo de pastoral» la mando a la lista de difusión de la parroquia. Empiezo a recibir decenas de mensajes de feligreses perplejos que dicen cosas como: «Yo no estoy en el Consejo», «¿Es para pedirnos dinero?», «I’m in Scotland,Fr».

Borro el mensaje de la lista de difusión de la parroquia y lo mando, ahora sí, al grupo del Consejo.

Estoy en eso cuando me llama el arcipreste con una triste noticia. Ha muerto nuestro querido don José Luis Arnal. 

Mando la triste noticia a la lista «Capellanía Quirón» y empiezan a llegarme mensajes de condolencia.

18.45

Voy a la iglesia. 

Es raro. De repente se ha hecho de noche. 

Enciendo las luces del altar y las seis velas del sagrario y es como si toda la luz del mundo viniera de allí. 

Vísperas. 

Como me sé de memoria la parábola de los talentos, no necesito leer para hacer mi oración. Me basta con recordar las misericordias de Dios, tan bueno, para alabarlo y pedirle perdón por mi pereza e inutilidad. De vez en cuando viene en mi auxilio el recuerdo de don José Luis Arnal y de los mensajes de condolencia que he recibido. 

19:38

Apago las luces del altar y las velas del sagrario y vuelvo a la casa abadía.

Veo en YouTube una entrevista con el obispo Robert Barron. Me maravillo con la elocuencia y la elegancia del entrevistador y del entrevistado. Ya sé, ya sé que en Españita preferimos lo que —en las clases de religión y en la telebasura y en las Cortes— llaman «debates»: una especie de boxeo sin reglas donde todo vale para dejar en ridículo al  adversario. 

20:15

Enlazo en Twitter la entrevista con Barron. 

Quiero ir a ver a Paco y a doña Nati. Luego cerraré la iglesia, si Dios quiere.  Dejo aquí mi diario por hoy.

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