miércoles, 3 de junio de 2020

Carlos Luanga y compañeros mártires

miércoles, 3 de junio de 2020
Miércoles de la novena semana del Tiempo Ordinario
Carlos Luanga y compañeros mártires

Los mártires de Uganda dieron testimonio de su fe a finales del siglo XIX. El rey Muanga miraba con simpatía a los cristianos y agradecía su lealtad hasta el punto de contar con algunos de ellos entre sus consejeros. Pero, cuando empezó a solicitar a los jóvenes para que tuvieran relaciones con él y vio que no cedían, desató la persecución contra la naciente Iglesia. 
Carlos Luanga era uno de esos jóvenes. Tenía veintiún años cuando fue quemado en una hoguera con sus compañeros; el menor, un niño de trece años.
En la segunda Carta a Timoteo, san Pablo dice que ha sido «llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús». Precisamente esa promesa es la que sostiene a los mártires cristianos. Ellos aman la vida, la reciben y la celebran cada día como un don de Dios. No buscan la muerte, como no la buscó nuestro Señor Jesucristo pero, llegado el caso, antes que vender su alma, preferen entregar su vida a Dios.  
Regina Martyrum ampara a los cristianos perseguidos y ayúdanos a buscar la fuente de la vida verdadera en el corazón Sagrado y Misericordioso de Jesús. 


2020 June 3rd, Wednesday
Wednesday of the ninth week in Ordinary Time
Carlos Lwanga and fellow martyrs

Uganda's martyrs testified to their faith in the late 1800s. King Muanga regarded the Christians with sympathy and thanked them for their loyalty to the point of having some of them among their counsellors. But, when he began to ask the young men to have relations with him and saw that they did not yield, he unleashed the persecution against the new born Church.
Carlos Lwanga was one of those young men. He was twenty-one years old when he was burned at the stake with his companions; the youngest, a boy of thirteen.
In the second Letter to Timothy, Saint Paul says that he has been "called to announce the promise of life that is in Christ Jesus." It is precisely that promise that sustains Christian martyrs. They love life, they receive it and celebrate it every day as a gift from God. They do not seek death, as our Lord Jesus Christ did not seek it, but, if necessary, rather than sell their soul, prefer to give their lives to God.
Regina Martyrum, protect persecuted Christians and help us find the source of true life in the Sacred and Merciful Heart of Jesus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es usted muy amable. No lo olvide.