La Torre
sábado, 2 de noviembre de 2024
7:30
Desayuno de mesa mantel.
8:00
Abro la iglesia. Llega Wilder, como estaba previsto, para llevarse mi coche.
Oficio de lectura y laudes.
Me siento ante el sagrario con Dilext nos.
9:15
Llamo a mi aseguradora para que me den el número de asistencia en carretera —si quiere X pulse 1, si quiere…etc—y lo anoto en mi móvil.
Chateo con unos belgas que bautizan a su niña en Torremendo el día 17. Informo de todo al archidiácono.
Envío los datos de la niña a Teresa.
9:45
Hay que asear la casa abadía.
10:30
Me llama Wilder: hay que cambiar dos ruedas del coche: 195 euros. Le hago un Bizum y voy a la iglesia.
Dos penitentes piden confesión.
11:00
Primera misa en la Conmemoración de los fieles difuntos.
11:40
Vamos a rezar el rosario en el cementerio.
12:35
Vuelvo a la casa abadía.
Actualizo las cuentas parroquiales.
Otro bautizo en Torremendo. Paso los datos a Teresa.
Sexta.
Trasteo en X.
13:10
Lectura del capítulo 7 de san Mateo.
Lectura de «La felicidad donde no se espera».
Lectura de «El universo religioso de Dostoyevsky».
Antes de ir a casa de doña Nati, aún tengo tiempo para emparejar dieciséis calcetines y para responder a la llamada de Wilder que me espera en el garaje con el coche arreglado y limpito.
14:05
Como en casa de doña Nati.
14:45
Nos despedimos.
Visita al Santísimo.
Noticias en Antena 3.
15:35
Voy a la iglesia y me siento ante el sagrario con Dilexit nos.
Vísperas.
16:15
Recojo la maleta de libros que olvidé el jueves y salgo para Torremendo.
17:00
Misa en Torremendo.
18:00
Misa en San Miguel.
19:00
Salgo para La Torre.
19:45
Llego a La Torre, voy a mi piso y trasteo en X donde encuentro a don Quintana Paz haciendo callar, como siempre, a fariseos y saduceos.
Ha llegado el momento de saludar a Elena, a Rafa y a sus amigos. Salgo de mi piso y voy a La Torre donde están reunidos.
Recordar todos sus nombres se me antoja imposible porque son diez. Charlan animadamente y me uno a la tertulia. Me ofrecen una copa de tinto. Se habla de cine. Luego me ofrecen otra. Se habla de las Navidades y del Adviento. Se habla de Valencia —muy bien— sin hablar de política. Y empiezan las sorpresas. Resulta que tenemos amigos comunes. Y resulta que allí está nada menos que Almumuro, nombre de batalla de una mi doña a la que sigo y que me sigue en X desde aquellos tiempos en que X se llamaba Twitter. Cocina maravillosamente. Puedo dar fe porque me invitan a cenar y pruebo un quiche de cebolla y unos buñuelos que ha hecho ella y que son excelentes. Y resulta que, entre las celebridades reunidas en La Torre, hay un procurador que es como un patricio romano y una atleta olímpica que estuvo en Los Ángeles en 1984 y un experto en cine que se llama Alejandro.
22:15
Juzgo que ha llegado el momento de despedirme. Cualquiera que haya pasado un rato estupendo entre amigos a los que acaba de conocer y a los que, sin embargo, mira ya como a viejos amigos, sabrá lo que siente el primero que se despide.
Beso a Elena y a Rafa —muac, muac— y soy besado por ellos. Luego estrecho las manos de los demás que, al estrechar mi mano, me dedican sonrisas y palabras amables. Cualquiera que haya meditado en el misterioso asunto de la Teofanía de Mambré donde tres ángeles que parecían hombres agradecieron la hospitalidad de Abraham, sabrá de lo que estoy hablando. El mundo está, gracias a Dios, plagado de seres humanos. Los dimoños tiemblan ante esa plaga.
Hay que hacer la guerra a los dimoños humana y amablemente., a lo divino.
Hoy La Torre ha recibido la visita de una multitud de ángeles buenos.
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