miércoles, 27 de noviembre de 2024

Diario. Miércoles, 27 de noviembre de 2024

 San MIguel de Salinas

miércoles, 27 de noviembre de 2024


7:00

Abro la iglesia y salgo para el hospital. 

7:20

Preparo el altar para la misa votiva de san José porque es miércoles. 

Oficio de lectura y laudes. 

8:00

Primera misa votiva de san José. 

8:30

Al parecer, algún médico que empieza a trabajar a las ocho ha sugerido que sería bueno empezar la misa a las siete y media. El doctor S me pregunta que qué me parece. Le digo que me parece muy bien. Me dice que lo van a hablar. 

Recojo todo y preparo los libros para la misa del lunes de la primera semana de Adviento. 

Me siento ante el sagrario. 

9:15

Cojo el portaviático y subo por las escaleras para ver a FSL. Está con su hijo Juan Pedro y con su nuera Silvia. Está dormido y van a sedarlo. Juan Pedro me pide que le dé la unción de enfermos. Bajo por las escaleras a la sacristía y vuelvo a subir por las escaleras con los óleos. Rezamos y le doy la unción. Me quedo con ellos un ratito y luego me despido y voy a la habitación de Carmen. Está dormida y sola. La dejo descansar. 

9:50

Salgo para San MIguel. 

10:15

Saludo a Joan, voy a la casa abadía y me tomo un omeoprazol. 

10:25

Vuelvo a la iglesia y me siento en el cofesonario. 

Viene Bernardo a saludar.

Dos penitentes. Muy bien. 

Escribo esto. 



11:00

Segunda misa votiva de san José. 

Luego preparo los libros para la misa de mañana, votiva de la eucaristía porque es jueves. 

Me despido de Joan y voy al despacho. 

11:45

Me aplico con entusiasmo a la tarea de rematar el documento «Cuentas parroquiales». 

12:25

Me llama Darío. Quedamos para mañana a las seis. 

Sigo rematando el documento. 

12:44

Me llama la directora de la coral de Orihuela. Cantarán en Torremendo el día 15 de diciembre. 

Sigo rematando el documento.

13:01

Doy por terminado el trabajo y me felicito. 

Lectura del capítulo 2 de san Marcos. 

Sexta. 

Limpio mi colección de Macs y el despacho.

Me aseo un poco.

Escribo esto. 


13:55

Voy a casa de doña Nati. 

14:45

Nos despedimos. 

Visita la Santísimo. 

En la casa abadía me acomodo para ver El séptimo sello. 

16:35

Misterios gloriosos.

16:50

Limpio el Ra y lo pongo a trabajar. 

17:00

Voy a la iglesia. 

En El Paseo saludo a Analía. 

Me siento ante el sagrario. 

17:37

Vuelvo a la casa abadía, abro el buzón y nada. 

Limpio el Ra y lo pongo en la base de carga. 

Inspecciono y manipulo la cafetera con la esperanza de ponerla en marcha. Nada. Tomo nota: pedir a Wilder que la revise. 

WhatsApp: veinte mensajes. 

Vísperas. 

18:00

Escribo esto. 



18:10

Borro nueve correos y escribo a Claudia. 

Me entrego con entusiasmo a la apasionante labor de archivar facturas. 

18:30

Voy a la tienda de Isabel. ¿Compro leche? Sí. Y también unas patatas asadas y un pimiento asado. 

Como tengo que ir a Los Montesinos y voy a volver tarde a casa, me preparo una cena ligera. 

19:00

El ejercicio físico después de cenar no es conveniente. Me siento en un confortable sillón y me dedico:

1. A trastear en WhastApp. Este invento está muy bien pero es como un monstruo que no cesa de crecer. Basta con que uno lo descuide durante un par de horas para que, al visitarlo de nuevo, le hayan nacido diez mil patas nuevas. 

2. A trastear en X. Siempre encuentra uno allí amigos interesantes, adversarios inteligentes, anécdotas sabrosas, informaciones exactas y basura. Hasta hoy me preguntaba yo por qué razón encontraba yo tantos tuits de un tal Antonio Papell a quien no sigo ni conozco y cuyo activismo político no me interesa en absoluto. La explicación me la ha dado una señora cuyo nombre no recuerdo en un video de YouTube. Resulta que si tres o cuatro personas a las que sigo en X discuten con ese señor y retuitean sus tuits aunque sea para discutirlos, Elon Musk deduce que también yo debo de estar interesadísimo en discutir con Antonio Papell. Total, que he pasado un buen rato bloqueando a los activistas aburridos.

3. A leer «Seréis como dioses» de Gustave Thibon. 

Y me han dado las 

20:00

Me aseo un poco y salgo para Los Montesinos. 

Tenemos hoy la —a ver si lo digo bien— primera reunión del Consejo de Pastoral Arciprestal. Aunque, a lo mejor, debería llamarse Consejo Arciprestal de Pastoral. Da igual. En casi todas las parroquias hay un Consejo de Pastoral. Ahora, en nuestra diócesis, se está promoviendo la constitución de Consejos Arciprestales de Pastorales. 

Había una sabia máxima que solían repetir lo sabios y experimentados pastores. Decía asina: reunión de pastores, oveja muerta. Pero todo cambia, panta rei. Todo cambia excepto el panta rei. Ahora hay que reunirse. 

Tales son mis pensamientos cuando me dirijo hacia Los Montesinos. Para acallarlos pongo La brújula. Están hablando de  la corrupción de la política españolita. 

20:30

Doy varias vueltas por el arciprestazgo hasta que encuentro un sitio para aparcar como a quince kilómetros del lugar de la reunión. No importa. Voy oyendo La brújula. 

22:00

Acaba la primera reunión del Consejo de Pastoral Arciprestal y salgo pitando para San MIguel. 

Ha sido una reunión amable. Había dos representantes de cada parroquia del Arciprestazgo. Por San MIguel estábamos José Manuel y yo. Por Torremendo Yoli y el archidiácono. El arcipreste nos ha animado mucho con unas encendidas palabras. Luego nos hemos reunido por grupos. Ese es el momento que más temo. Cuando hay reuniones por grupos se supone que cada uno de los integrantes de cada grupo tiene que aportar algo al tema del que se trata y yo nunca sé de qué se está hablando. Creo que, cuando ha llegado mi turno, he conseguido decir unas palabras —seis o siete— pero no las recuerdo y dudo de que tuvieran algo que ver con el tema del que se trataba. Por eso mismo me ha reconfortado mucho el que ha intervenido después. Mientras yo hablaba, él me escuchaba pacientemente y cuando ha tomado la palabra ha empezado así: «Como muy bien ha dicho el Padre Javier». Al terminar la reunión del grupo le he preguntado por su nombre. Se llama Jesús, es venezolano, tiene tres hijos y vive en La Zenia. 

Tales son mis recuerdos cuando vuelvo a San MIguel. 

22:15

Llego a San MIguel. La iglesia está cerrada. Recuerdo entonces que Delia me había pedido que dejase abierta la puerta del coro porque iban a venir a ensayar. Recuerdo que se se me ha olvidado abrir la puerta del coro. Colijo que han venido a ensayar y que han encontrado cerrada la puerta del coro y que le han pedido la llave a Teresa y que, después de ensayar, han cerrado la iglesia. 

Completas. 

Abro la iglesia para salir y la cierro cuando he salido. 

22:30

Vuelvo a la casa abadía y escribo esto.

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