sábado, 6 de enero de 2024

Diario. Sábado, 6 de enero de 2024

sábado, 6 de enero de 2024

7:30

Después de vestirme y perfumarme como corresponde a una solemnidad, corro al comedor para ver qué regalos materiales me han traído los Reyes.

«¡Oh!»— exclamo al ver lo que hay sobre la mesa del comedor.

Allí hay doce naranjas de La Torre. Están sin envolver pero se ve que alguien las ha lavado para que su piel naranja brille más que cualquier envoltorio navideño.Vuelvo a contarlas para asegurarme de que son doce: Ignacio, Juan Manuel, Ana María,  José Miguel, Almudena, Fátima, Jorge, Alejandro, María, Arantxa, Pablo y Rafael. Doce naranjas como doce soles. 

«¡Oh!»— exclamo  otra vez al ver lo que hay sobre la mesa del comedor, cabe las naranjas. 

Allí hay un jersey de  lana negra, suave, caiñosa. Está —como las naranjas—sin envolver. Pero sé que es mi Ana Madrina la que lo ha  encargado  a los Reyes.

«¡Oh!»— exclamo por tercera vez al ver lo que hay sobre la mesa del comedor, cabe las naranjas y el jersey. Es una bolsa en la que pone: «Para  Ana Isabel, Wilder, Luciana, Camila y Óliver». 

8.00

Desayuno: café con leches, tostada con aceites, una pastilla amarilla grande y tres pastillas amarillas pequeñas. Según la doctora, esas pastillas amarillas pequeñas, tan monas, me bajan las defensas. 

8:30

Oficio de lectura y laudes. 


Meditación ante el belén. 


1) Diez minutos mirando a los magos. 

Eran paganillos, pero buscaban la sabiduría y encontraron a Dios. 

Hay un deseo de Dios en el corazón. 

Como busca la cierva corrientes de agua… 

Tu rostro buscaré, Señor no me escondas tu rostro. 

2. Diez minutos mirando los camellos. 

En todos los tiempos ha habido, hay y habrá personas que viven como animalitos. 

Yo mismo puedo vivir como un animalito si me olvido de Dios. 

Lava me Domine, ab iniquitate mea, et a pecato mea, munda me. 

3) Diez minutos para entrar en la casa con los magos y para ofrecerle mis regalos, y para adorarlo. 

Ya está.


9:40

Abro la iglesia, enciendo las luces. Bajo al garaje para recoger mi coche. ¿Hola? ¿Dónde está mi coche? Wilder quedó en devolvérmelo ayer. Llamo a Wilder. Que tengo que estar en Torremendo dentro de doce minutos y no tengo coche. Que viene a buscarme. Que no cuelgue, que voy a ver si doña Nati me deja su coche. Que no, que doña Nati le ha dejado su coche a un su nieto y no me lo puede dejar a mí. Que lo espero en la SEAT.

Voy caminando para la SEAT.

10:00

Llega Wilder. Salimos para Torremendo. Llamo al archidiácono. No contesta. Llamo a su amable esposa. No contesta. Me devuelve la llamada su amable esposa, Yoli. Que estoy en camino y que, por favor, avise a la congregación. 

10:12

Empieza la misa con doce minutos de retraso. Pido disculpas. 

11:00

Wilder, Carla y yo salimos para San Miguel. Dejamos a Carla en su casa, Wilder me deja en el Paseo y va a buscar mi coche.

11:20

Tercia. 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

12:00

Ángelus. 

Voy a la iglesia. No puedo sentarme en el confesonario porque estoy apestado. 

Saludo a Teresa. Saludo a Joan que ha vuelto de Colorado Springs y está muy contenta. Dice que nos ha echado mucho de menos. Le digo que nosotros también la hemos echado de menos a ella. Saludo a Laura. Le pregunto que si está contenta con el regreso de su madre. Me dice que está súper contenta. Le pregunto que si los gatos se han alegrado con el regreso de Joan. Laurae ríe y Joan reconoce que, al principio, se han asustado al verla,que después han estado haciendo cosas raras y que, finalmente, han vuelto a la normalidad de los gatos. 

Saludo a Samael. Me pregunta que si voy a celebrar con la mascarilla. Le digo que sí y hace una mueca de disgusto. 

Teresa está diciéndole algo a Joan. Joan no entiende lo que dice Teresa. Acuden a mí para que traduzca. Le digo a Joan que Teresa dice que la ha echado de menos. Joan abraza a Teresa diciéndole en perfecto español: «yo también». 

Wilder. Que si puede usar el garaje para limpiar un coche. Que sí. Aprovecho para darle el regalo que los reyes han dejado para toda su familia. 

12:30

Misa con mascarilla. No hay coro porque casi todos los coristas están apestados. Samael me ayuda. 

13:30

Laura cuenta las colectas que son para la jornada del Catequita nativo. Torremendo, 7 euros. San Miguel 26,20 euros. Así, poco a poco, crecen las fabulosas riquezas del Vaticano. 

Reparto de naranjas de La Torre. Teresa se lleva dos, yo me llevo otras dos y Joan y Laura se llevan una bolsa.

Nos despedimos. 

Llevo mis naranjas a la casa abadía y vuelvo a la iglesia. Cargo mi León  con víveres y vuelvo a Torremendo. Llamo a la puerta de la casa abadía y me abre Yoli. Le pregunto por el diácono. Que está mejor y que podrá celebrar el funeral de esta tarde. Muy bien. Descargo los víveres y la invito a llenar una bolsa con naranjas de LaTorre. 

Nos despedimos.

15:00

Vuelvo a San Miguel y me preparo una comida de Epifanía. 

15:45

Misterios gozosos. 

16:15

Necesito tomar el sol. Salgo a pasear. Voy oyendo The Palestrina 400 Collection. ¿Noto cierta fatiga? Sí. ¿Vómitos y mareos? No. ¿Taquicardia? No. ¿Convulsiones? No. ¿Sensación de ahogo? No. 

17:05

Vuelvo a la casa abadía. Subiendo las escaleras me vuelve la tos. Me tomo una mandarina —regalo de Eva— y un Algidol mágico y me aplico a la lectura de Mere Christianity.

17:40

Voy a la iglesia. Hay un vecino rezando. 

Meditación con el evangelio de San Marcos. 

El vecino que estaba rezando se va. Entra un ser humano desconocido —varón, blanco, un metro setenta y cuatro centrímetros de altura— y se pone a rezar. 

Segundas vísperas de la Epifanía. El IV domingo de Adviento se quedó sin segundas vísperas porque por la tarde ya andábamos celebrando la Navidad.  El domingo del Bautismo del Señor se queda sin primeras vísperas porque esta tarde seguimos con la Epifanía. Aunque, si bien se mira, las segundas vísperas de la Epifanía de la estrella y los magos le sientan muy bien a la Epifanía del Bautismo del Señor. De hecho, el himno de esta tarde hace referencia a las tres epifanías: la estrella, el bautismo y las bodas de Caná. 


Himno de las segundas vísperas de Epifanía


Creo que fue Mariana Pineda quien me preguntó que si yo recitaba las Horas en voz alta. Le dije que no. Ella suele leer el diario. Si hoy lo lee, encontrará aquí un «pero». No, no recito las Horas en voz alta, pero, siempre que puedo, busco en YouTube el himno, o el Cántico, o el Te Deum. Hoy, por ejemplo, me he dado el gustazo de comenzar las vísperas asina: Hostis Herodes ímpie

Es uno de esos himnos latinos de los que nuestro llorado BXVI habría sacado una homilía maravillosa. 

Pero no hace falta ser BXVI para sentarse delante del belén, encararse con Herodes y, sin ira, porque Herodes es uno mismo, afearle su estupidez. ¿Por qué razón, tontuelo, necio, impío Herodes, temes la venida de Cristo? ¿Acaso piensas, alma de cántaro, que quien puede darte el Reino de los Cielos codicia ese gallinero sobre el que reinas? 

Luego puede uno quedarse mirando la estrella del belén. No hace falta ser BXVI para mirar la estrella fijamente hasta que se hace  la luz y comprendemos que, como dice el himno latino, la luz creada se nos ha dado, como a los magos, para que busquemos la Luz Increada. 

Luego puede uno quedarse mirando fijamente el rio del belén. 

En el belén tiene que haber un rio, patos, lavanderas y todo eso. 

Uno puede ponerse a cantar «pero mira cómo beben los peces en el rio» y es muy posible que ese canto encuentre eco en el cielo dado que los ángeles son muy cantarines. Pero también puede uno, ayudado por el himno latino, mirar ese rio y recordar que Jesús, el Sin Pecado, bañándose en el Jordán limpió esas aguas de tal modo y manera que les dio el poder de limpiarnos a nosotros, pecadores. Y que, luego, para darnos alegría, en Caná de Galilea convirtió en vino —por cierto, vino tinto y muy bueno— esa misma agua de la que bebían los peces en el rio del belén. 

Por eso yo, aunque no recito las Horas en voz alta, siempre que puedo canto —o dejo que canten los que saben latín y canto— esas partes latinas y cantadas que valen su peso en oro, su sutileza en incienso y su poesía en mirra para la resurrección de la carne.


19.10

No cierro la iglesia porque acaba de entrar una señora con un carrito que lleva, dentro, un bebé. 

En el Paseo encuentro a X vigilando el belén del Paseo.. 

¿Hay que vigilar el belén del Paseo? 

Al parecer, sí. 

Al parcecer, en San Miguel de Salinas, el pueblo más pacífico del mundo, algunos esbirros de Herodes se dedican a vandalizar el belén del Paseo. ¡Es tan fácil! ¡Es tan fácil destrozar en un momento lo que se ha edificado con años de esfuerzo! 

Felicito a X que anda, a estas horas, rondando el belén. 

20:15

Ahora sí. Ahora voy a la iglesia, apago las luces y la cierro. 

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