jueves, 4 de enero de 2024

Diario. Jueves, 4 de enero de 2024

 jueves, 4 de enero de 2024

04:00

Me despierto. Oficio de lectura. Me duermo. 

05:00

Me despierto. Laudes. No me duermo. 

Veo la presentación del libro La razón en marcha, de García Ovejero. Me duermo.

09:30

Desayuno. Algidol mágico. 

Meditación con el evangelio de san Marcos. 

10:30

Voy a la Iglesia. 

Exposición del Santísimo. Andrés al órgano. 

11:00

Misa

11:45

Voy al banco. 

12:00

Ángelus. Dos inhalaciones del inhalador de 120 dosis. 

Tercia.

Voy a leer la columna de EGM pero —¿hola?— el Diario de Cádiz me dice que necesito una cuenta. Pues nada, a rellenar campos obligatorios y a buscar una contraseña que valga. Ya está. Ha valido la pena. Don EGM titula su artículo La casi gripe y desde Su propio afán envía un abrazo solidario  a los que estamos, de veras, enfermos. 

12:29

Me llama Arantxa. Charlamos. 

Preparo el libro de misas de enero. Ya está. 

Chat con doña Nati. Que si quiero ensaladilla. Que sí. Que me la manda con Eva. 

Anoto en las cuentas de la parroquia los movimientos de banco y de caja. Ya está. 

13:26

Suena el timbre del portal. Es Eva con la ensaladilla. Le doy las gracias, nos despedimos, bendigo la ensaladilla, me la zampo y me acuesto con un gorro de lana que me regaló mi madrina en Año Nuevo. ¿Parezco Ebenezer Scrooge con gorro de dormir? Sí.

13:45

Misterios luminosos. Me quedo frito. 

16:12

Me despierto sudando. 

Hay que cambiar las sábanas. Pongo una lavadora con la sábanas de antaño. Ya está. 

Hay que poner sábanas de hogaño. Ya está. 

Hay que rezar vísperas. 

17:00

Me encuentro como nuevo. 

Dos inhalaciones del inhalador de 120 dosis. 

Otro antibiótico. 

Trasteo en las redes. 

17:30

Vísperas.

Meditación ante el belén que me ragalaron Ana Isabel, Wilder y las niñas. Es un belén —o sea, el mundo entero y su Creador— metido en una nuez. Lo tomo en mis manos para mirarlo de cerca, de más cerca, de tan cerca que ya ni se puede ver y solamente se puede besar. 

18.15

Lectura de Hechos  de los Apóstoles. 

18:30

Intento concentrarme en la lectura de Mere Christianity pero me duermo. 

20:45

Suena el timbre del portal. 

Cuando voy a abrir oigo villancicos en la calle. 

Me asomo a la ventana. Veo a los del coro parroquial. Están cantando villancicos para  Ana, que vive al lado, y para mí. 

Asomado a la ventana de la casa abadía me siento como el papa cuando se asoma a la plaza de San Pedro. Tomo una decisión: todo lo que de meritorio pudiera yo hacer de aquí hasta el 31 de enero lo ofrezco por el papa Francisco.

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