domingo, 14 de enero de 2024

Diario. Domingo, 14 de enero de 2024

 domingo, 14 de enero de 2024

04:30

Oficio de lectura. 

Salve dies, dierum gloria

Te Deum

7:15

Desayuno con Algidol y una pastilla amarilla grande porque se han acabado las pequeñitas.

7:45

Abro la iglesia. Laudes. 

Hay que mirar fijamente al sagrario repitiendo: «Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, danos la paz». Ya está. 

8:30

Vuelvo a la casa abadía. Leo el prólogo de Joaquín del Valle-Inclán Alsina a Luces de Bohemia.

8:55

Dos inhalaciones y una pastilla rosa de no toser. 

9:00

Leo el artículo titulado «Luces de Bohemia» que publicó Gómez de Baquero en 1924.

9:10

Wasap de don AFM que me manda un audio con la homilía de hoy. Oigo la homilía.

9:30

Salgo para Torremendo.

El archidiácono está enfermo. 

10:00

Misa. 

Catequesis.

11:00

De vuelta a San Miguel, aparco junto a la farmacia. Una vecina me pide una partida de bautismo. Estoy tomando los datos para mandárselos a Teresa cuando aparece Teresa. Le mando los datos por WhatsApp y las dejo charlando mientras paso por la farmacia para comprar pastillas amarillas pequeñitas. Dejo el coche en el garaje, me tomo tres pastillas amarillas pequeñitas y leo tres escenas de Luces de Bohemia. 

11:30

Voy a la iglesia. Abro las puertas para que entre el calorcito de la calle.  

Catequesis.

12:00

Voy al confesonario. Ángelus. Tercia. 

Empiezo a leer el prefacio de Walter Hooper a los Ensayos literarios selectos, de C.S. Lewis. 

Un penitente. Muy bien.

12:30

Misa. 

Entra en la sacristía un francés que me pidió hace unos días una imagen de la Virgen y un crucifijo. Se los doy. 

Entran Ana Isabel y Wilder que, como ya es costumbre, ayudan contando la colecta y guardando las moneditas.  

Nos despedimnos de Laura, de Joan y de Teresa. Quedamos para cenar a las 19:30 en el chino.    

De camino a casa me encuentro con el maestro relojero chileno. He olvidado su nombre. Lo invito a cenar al chino. Acepta la invitación. 

13:40

Leo las escenas cuarta, quinta y sexta de Luces de Bohemia.

Voy a comer a casa de dN&P. Paco se está resbalando de la silla y Samira está intentando sostenerlo. Me uno a la operación. No conseguimos enderezarlo. Se une doña Nati. Nada. Doña Nati llama a Irene. Llegan Irene y Raúl. Ahora sí. 

14:45

Me despido.

Visita al Santísimo. 

Noticias en Antena 3. 

15:30

Misterios gloriosos. 

16:00

Me siento en el sillón que me regalaron dN&P con la estufa y una mantita   y me aplico a la lectura de Luces de Bohemia.

17:30

Termino la lectura de Luces de Bohemia y voy ala iglesia. 

La temperatura en la calle es de 19º C. Ha sido una buena idea dejar abiertas las puertas de la iglesia. Aún así, el ambiente, dentro, es muy frío, sobre todo comparado con el calorcito del despacho. 

Tengo una manta en el confesonario. La cojo y me envuelvo en ella como un indio para sentarme en el presbiterio y mirar fijamente al sagrario. 

Llega el maestro relojero chileno y se pone a mirar fijamente al sagrario. Ya somos dos. 

Diez minutos contemplando la mansedumbre del Cordero. Ya está. Diez minutos contemplando su pureza. Ya está. Cinco minutos pidiendo: «ten piedad de nosotros». Ya está. Cinco minutos pidiendo: «danos la paz». Y está.

18:05

Apago las velas del sagrario. Devuelvo la manta al confesonario. El maestro relojero chileno sigue ahí, como un clavo. 

Wasap a José Manuel, su mujer está en el hospital. Wasap de Alejandra: que si puedo dar la primera comunión a dos de sus hijos en abril. Que sí. Wasap de Belén: que ella y Delia me quieren invitar a cenar o a comer. Que maravilloso. 

Wasap a Manoli: que si es buen momento para llevarle la comunión a Maruja. Que sí, que en diez minutos estará allí. 

Voy a llevar la comunión a Maruja. 

18:45

Vuelvo a la iglesia. No sé si cerrar ya las puertas. Las dejo abiertas porque, aún, la temperatura en la calle es más alta que dentro. 

Vísperas.

  O lux beata Trinitas

Magnificat

19:15

El maestro relojero chileno se ha marchado. Voy a la casa abadía. Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

19:30

Salgo pitando para el restaurante chino.

Solamente el maestro relojero chileno ha llegado antes que yo. Ha pedido un café. Lo saludo. Le pido que me recuerde su nombre. Se llama Sergio. ¡Ah, sí! Justo en ese momento llegan Wilder, Ana Isabel, la suegra de Wilder cuyo nombre he olvidado y las niñas: Luciana y Camila. Hago las presentaciones y noto —más que con sorpresa, con satisfacción— que, desde el primer momento, Sergio cae bien a todos y a él le caen todos muy bien. No me sorpende, la verdad, porque son todos la mar de cariñosos y educados.Da gusto.

21:45

Termina nuestra primera cena compartida de este año. ¿Ha sido linda? ¡Oh, sí!

Nos despedimos. 

Completas. 

Apago las luces y cierro la iglesia. 

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