miércoles, 17 de enero de 2024

Diario. Miércoles, 17 de enero de 2024

 miércoles, 17 de enero de 2024

4:30

Me despierto con una seria congestión nasal y con ambos oídos taponados. Ha llegado la hora del Vicks VapoRub  y del Oficio de lectura.

5:00

Me quedo frito. 

6:30

Desayuno con pastillas de no toser. Dos inhalaciones. 

7:00

Abro la iglesia y me acurruco, envuelto en una manta, en un rincón del presbiterio. 

Laudes.

Meditación con el evangelio de san Marcos: Prenden a Jesús. Los sacerdotes y el sanedrín buscan testigos contra Él. Jesús calla. Aquí hay que detenerse un rato. El sumo sacerdote le pregunta directamente: «¿Eres el Mesías?». Y hay que detenerse otra vez en la pregunta y en la respuesta de Jesús. Pedro está fuera pasando lo suyo. «No conozco a ese hombre». Canta el gallo y Pedro se viene abajo. 

8.00

Apago las velas. 

Hay que registrar los libros para la misa. 

Ha muerto el padre de don José Cristóbal. Wasap a don José Cristóbal: que a las once, mientras se celebra el funeral en la concatedral, estaré yo celebrando en San Miguel pero que me gustaría ir al entierro que será esta tarde en un pueblo de Murcia. 

Wasap de don José Cristóbal. Que el entierro será a las 16:00 en la ermita deSanta Bárbara de Benizar. Miro en Google Maps: se tarda dos horas desde aquí. Muy bien. 

Vuelvo a la casa abadía y me aplico al estudio del manual de teología dogmática de Ott. Libro cuarto: Tratado de Dios Santificador. Parte tercera: Tratado sobre los sacramentos. Sección primera: Los sacramentos en general. Capítulo cuarto: el ministro de los sacramentos. 

10:15

Vuelvo a la iglesia. 

Me estoy revistiendo cuando llega Joan. Quiere hablar conmigo. hablamos. Estamos hablando cuando llega Teresa. Nos saludamos y voy al confesonario. 

11:00

Misa de san Antonio abad. 

11:40

Teresa: que conviene insistir en el ayuntamiento para que pidan la subvencón de la Diputación. Le pongo un audio del director de Virtuós Mediterrani: que ha mandado un correo al concejal de fiestas indicándole el procedimiento para pedir la subvención. 

Voy al despacho y entro en la página de la Diputación. Busco información acerca de la subvención de conciertos. Nada. 

Ángelus. 

Wasap de doña Nati: que si voy a comer con ellos. Que no, que me voy a Benizar, pero que gracias. 

Tercia.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

Busco una tartera. Hago un bocadillo de jamón, lo envuelvo en papel de plata y lo meto en la tartera. Pelo y desgajo una mandarina. Tiro la piel, envuelvo los gajos en papel de plata y meto la bola  en la tartera. 

Wasap de doña Nati: que ha llegado un paquete para mí. 

Voy a casa de doña Nati y recojo el convoluto. 

Vuelvo a la casa abadía, pongo enmarcha el lavaplatos y el Ra. Cojo la tartera, el teléfono y el ordenador y voy al garaje.

12:45

Salgo con mi León y voy a la gasolinera. Detengo mi León en el surtidor número 5 y trasteo en mi Waylet: «Pagar en surtidor». «Llenar depósito». «Usar cupón descuento 5 centavos por litro». Lleno el depósito. 73 dólares. Pulso «pagar» y mi Waylet me dice: «Ahora puede repostar». Pero ya he repostado y lo que quiero es pagar. Voy a la caja. Hay cola. Me atienden muy amablemente y me explican paso a paso lo que tengo que hacer la próxima vez si  quiero pagar en el surtidor. Pago en la caja. 

13:15

Salgo para Benifar. 

Misterios gloriosos con BXVI.

Me paso una salida y tengo que dar la vuelta. 

14:15

Paro en una área de servicio. Saco la tartera, bendigo los alimentos y me los zampo. Entro en la cafetería y pido una Cocacola. 

14:45

Reanudo el viaje. Pongo mi lista de poemas preferidos en YouTube. Me salto una salida y tengo que dar la vuelta. Me salto otra salida y tengo que dar la vuelta. 

15:45

Llego a la ermita de santa Bárbara. No cabe ni un alma más. Me abro paso hasta el presbiterio. Hago una oración ante el féretro de Amador.  Don José Cristóbal me abraza y me presenta a su madre y a su hermana. Nos abrazamos. Los tres están serenos y sonrientes y los tres dan muestras de contento por verme y dicen palabras de agradecimiento. 

Paso con don José Cristóbal a la sacristía. No hay ornamentos para los dos. Lo ayudo a revestirse con una linda casulla negra. Dice que es la primera vez que celebra con  una casulla negra. 

Subo al coro. Empieza la misa.

En un ambiente de mucha emoción y recogimiento, sin tonterías, don José Cristóbal nos habla de Jesús y de la esperanza de los cristianos. Amador nació aquí, fue monaguillo en esta ermita y todos los presentes recuerdan que, cuando eran niños, era otro niño —Amador— quien tocaba las campanas para llamarlos a Misa. 

Después de la homilía, desde mi discreto escondrijo en el coro, recito vísperas. 

Al final de la misa 

16:50

Don José Cristóbal sale a la puerta de la ermita para despedir el cuerpo de su padre. Vamos al bonito y cuidado cementerio que está a un paso de la ermita. Nos despedimos. 

17:15

Vuelvo recordando la sonrisa de Amador, de don José Cristóbal, de su hermano, don  Pedro, otro sacerdote que murió hace unos años, de su hermana y de su madre. Vuelvo recordando cosas que he oído y cosas  que he visto. Que Amador era taxista y que,con buen humor, con cariño y sin vergüenza, hablaba del amor de Dios. Que una vez, a uno que quería suicidarse lo animó a sentarse en una iglesia para mirar fijamente al sagrario y que, así, salvó una vida. Vuelvo  contento y sereno. No necesito música ni nada. Me salto dos salidas y tengo que dar la vuelta dos veces. 

19:45

Aparco en Más y Más. Hago la compra. Al salir, charlo con Francisco que está en la puerta pidiendo limosna. Me pregunta: «Padre, ¿por qué se suicida la gente?». Le digo que supongo que por alguna pena muy grande y le pregunto que por qué me lo pregunta. Me dice que hoy se ha suicidado una chica en San Miguel de Salinas. Se me encoge un poco el corazón. Me da algunos detalles. Le hablo de Amador y del consejo que le dió a uno que quería suicidarse. Conviene conmigo en que nadie se suicidaría si conociera el amor de Dios. Francisco es de los que leen la Biblia —aunque ya no puede leerla porque tiene cataratas— pero ni van a misa ni han aprendido a sentarse en la iglesia para mirar fijamente al sagrario. 

20.00

Me siento un ratito en la iglesia. No puedo pensar en nada. Tengo taponados los oídos y creo que se llama «acúfeno» ese silbido que oigo en el silencio. 

20:30

En la casa abadía me preparo una cena ligera a base de lechuga y tomate.

21.00

Vuelvo a la iglesia que me parece el lugar más acogedor del mundo.

Completas.

Cierro la iglesia.

Al volver a la casa abadía veo la luna que esboza una sonrisa burlona como la del Gato de Cheshire. Pregunto por WhatsApp a algunos de la parroquia si tienen noticia de algún accidente de una chica en San Miguel. Solamente hay rumores. hay quien dice que la chica está en el hospital. 

Hoy ya no puede ser, pero mañana tengo que ir a buscar a Francisco. Tengo que decirle: «Francisco, si me quieres, ven conmigo». Yo sé que Francisco  me aprecia. Me llama «padre». Si se atreve a ir donde yo lo lleve, lo llevaré a la iglesia y, señalando al sagrario, le diré: «Ya no puedes leer  la Biblia porque tienes cataratas pero mira, ahí tienes al que la inspiró. Pídele, como Bartimeo, lo que más quieras. ¡Verás qué bien!». 

Eso será mañana. Si Dios quiere.

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