domingo, 17 de septiembre de 2023

Diario. 17 de septiembre de 2023

 domingo, 17 de septiembre de 2023


7:00

Desayuno.

7:30

Oficio de Lecturas y Laudes.

7:50

Meditaciones sobre la misa, de Theodor Schnitzler.

8.20

Trasteo en Twitter.

Hago la cama, limpio la cocina y preparo la basura para llevármela.

9:10

Salgo para Torremendo.

10:00

Llego a Torremendo cuando están dando las 10:00. Por los pelos

Misa. Por la salud de A.

Al final, el archidiácono y yo vamos a la puerta para desear a todos un feliz domingo. Todos nos desean lo mismo. 

10:45

Café con Yoli, con su hija y con sus nietos: uno nonato. 

Acompaño a David para mostrarle dónde vive Araceli. 

11:15

Salgo para Torremendo. Todas las calles están cortadas por las fiestas. Explosiones. Consigo llegar al garaje. Saludo a dos policías que me saludan. 

Voy a casa y deshago mi maletita. Algunas coristas del coro comunican por wasap que no podrán venir a cantar. 

12:00

Voy a la Iglesia. Joan me dice que no hay formas grandes. Maruja me pide que celebre la Misa por la salud de Margarita. Teresa me dice que ha pagado la deuda de la floristería: 295 euros. Me devuelve 45. Me alegro. Me revisto y voy al confesonario. 

12:30

Misa. Por la salud de Pedro y de Margarita. El coro canta muy bien. Me alegro. Durante la homilía entran Luciana y Camila y se sientan con sus padres  que ya estaban allí desde el principio.

Al final salgo a la puerta para desear a todos un felicísimo domingo. Me desean lo mismo en español, inglés y francés. Voy a la plaza para mostrarle a Joan y a Laura los búhos del artista de la motosierra. 

Voy a la casa abadía y anoto en las cuentas lo que tengo que anotar en las cuentas. Enchufo el ordenador que se está quedando sin batería. Me cambio de camisa. 

14:00

Voy a comer a casa de doña Naty. Todo el pueblo está en la calle porque es el día de las tapas. La plaza llena de adultos, jóvenes y niños con sombreros y abanicos de colores. Las bandas callejeras —tará tachín, tarará tachín— ponen la música. Muy bien.

15:00

Me voy al hospital para llevar la comunión y las orquídeas blancas a Encarna. Aparco el coche en la puerta de urgencias. Ahora tengo que caminar doscientos treinta y seis pasos y bajar dieciocho escalones para llegar a la capilla. Ya está. 

Hago la visita al Santísimo. Rezo las hora de Nona. Me pongo la bata. Ahora tengo que caminar ciento veinticinco pasos y subir treinta y ocho escalones para llegar a la habitación de Encarna. Ya está. 

En la puerta de la habitación me encuentro con una enfermera que va a tomarle la tensión a Encarna. Nos saludamos, le cedo el paso y me lo agradece. Mientras la enfermera hace lo que tiene que hacer, la hermana de Encarna me abraza y me besa y me agradece mucho la visita y las flores. Luego rezamos y doy la comunión a las dos hermanas. Me despido y me llevo las orquídeas rojas para ponerlas a los pies de la imagen de la Virgen. Tengo que caminar ciento veinticinco pasos y bajar treinta y ocho escalones para llegar a la capilla. ya está. Me quito la bata, riego la orquídeas. Tengo que caminar doscientos treinta y seis pasos y subir dieciocho escalones para llegar al coche. Al llegar al coche me doy cuenta  de que me he dejado el teléfono en la sacristía. Me toca recorrer de nuevo el camino  de ida y vuelta: doscientos cincuenta y seis pasos y treinta y seis escalones. Ya está. Vuelvo a San Miguel. 

16:47

Misterios gloriosos. Por la pronta recuperación de A. 

17:15

Vísperas. 

17:45

Capítulos VII y VIII de Don Quijote puesto en castellano actual por Andrés Trapiello. 

18:15

30 meditaciones con el evangelio, de Javier Mira. Meditación décima séptima. Lc 6, 6-11.

18:45

Bajo a cajero automático para transferir al obispado la colecta de Hispanoamérica. 

Lectura del libro de Oseas.

19:00

Voy a casa de doña Naty para recoger la cesta de caperucita que me ha preparado para la cena. Me invitan a un güisqui y no digo que no. Empezamos a recitar poemas.

21:00

Voy a la iglesia. Rezo Completas. Cierro la iglesia.

Vuelvo a casa y  ceno con la cesta de Caperucita que me ha preparado doña Naty. Escribo todo esto con una sensación, no sé, como de agradecimiento. Sí.

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