domingo, 10 de septiembre de 2023

Diario. 10 de septiembre de 2023

 domingo, 10 de septiembre de 2023


7:30

Desayuno: café con leche,  tostada con queso y mermelada de fresa, tres pastillitas amarillas de metotrexato y una pastilla amarilla de Acfol. 

7:59

Cruzo la plaza. A estas horas, iluminada por la rojiza luz del sol naciente, sin niños y sin tráfico, es toda ella de los pajarillos. 

Abro de par en par las puertas de la iglesia para que se refresque.

8:00

Oficio de Lecturas y Laudes. 

Entra Bernardo para rezar ante la imagen del Cristo resucitado. 

Llama doña Naty para decirme que, finalmente, el funeral de Carmen se celebrará en la iglesia, no en el tanatorio. Aviso en Fbk del cambio de planes y pongo un wasap a Andrés para que venga a tocar el órgano. Contesto al wasap del tanatorio que quiere confirmación de los cambios. 

Meditaciones sobre la misa, de Theodor Schnitzler.

Llegan Joan y Laura. Nos saludamos con alegría no fingida. 

9:00

Me revisto y me siento en el confesonario. Temperatura en la plaza 22º C. En la iglesia 24ºC. En el confesonario 20ºC. 

Wasap de Andrés. Que sí, que vendrá a tocar el órgano en el funeral. 

Felicito por su cumpleaños a Delia, la directora del coro. 

Historia de la Iglesia de Hertling.  Según el sabio historiador, Federico II gobernó bien en Sicilia pero llevó el imperio a la ruina. No cumplió su compromiso de separar la corona siciliana de la imperial y así se convirtió en un peligro para los Estados Pontificios y provocó la división de Italia entre los partifdarios del papa y los imperiales. Personalmente, Federico era un hombre irreligioso y descreído. Parece que, antes de morir, se reconcilió con la Iglesia. No pudiendo contar ya con la protección del imperio, los papas iniciaron una política de acercamiento a Francia. 

10:00

Misa en san Miguel. Por la salud de A. 

Dios le ha dicho a Ezequiel que debe advertir al malvado para que se arrepienta. Le ha dicho que, si el malvado no se arrepiente, morirá por su culpa. Pero que, si Ezequiel no le ha advertido, también él tendrá que dar cuentas ante Dios.

Ante todo se ve la voluntad de Dios: que todos se salven. Por eso quiere que cada uno de nosotros trabaje por su salvación y por la de sus hermanos. 

El peligro es, como dice el salmo, que endurezcamos nuestros corazones para no hacer caso de Dios ni de sus profetas. 

¿Quien es el malvado? Que nadie mire al de al lado. Es el malvado que hay en mí quien hace el mal y piensa: «Dios no me va a condenar por esto». Y hay que decirle —cada uno debe decírselo a sí mismo en el corazón— esto: «No, malvado. No digas que Dios no va a condenarte por no haber ido a misa un domingo o por haber mentido, o por haber robado, o por haber asesinado. Cuando haces esas cosas, cuando no vas a misa, cuando comulgas sin haberte cofesado, cuando mientes, cuando robas, cuando eres altanero, cuando vives de espaldas a Dios, Dios no te condena sino que te llama a la conversión. Se hace hombre, muere por ti, te da el ejemplo de los santos, te hace hijo de una Iglesia que con oraciones, lágrimas  te ruega que vuelvas al buen camino. Si, a pesar de todas las advertencias endureces el corazón, morirás por tu culpa». 

Todos conocemos el caso del niño al que sus padres le piden que ordene su habitación. No hace caso a la primera. Se ríe de ellos a la segunda. A la tercera, incluso los insulta y los amenaza. Finalmente lo castigan y piensa «no es justo, me han castigado por no ordenar mi habitación». Pero lo cierto es que el castigo se lo ha ganado él solo, a pulso. 

La Iglesia es madre. Ha aprendido de Cristo que debe corregir con paciencia, enseñar, amonestar, advertir con delicadeza según la ley suprema del amor. Como todas las madres buenas nos dice: «hijos míos, sentiría mucho veros enfermos, o en la cárcel o padeciendo por cualquier cosa pero, lo que más sentiría es que os condenáseis, que perdierais vuestras almas». 

La iglesia es madre. Con la autoridad de Cristo enseña. Con la autoridad de Cristo —«si ni siquiera hace caso a la comunidad, trátalo como a un pagano o a un publicano»— aparta de la comunión a los hijos rebeldes. No los condena, reza por su conversión pero dejándoles claro que, si ellos no quieren seguir los pasos de Cristo, ella no puede abandonar a Cristo para seguirlos a ellos en su camino de perdición. 

Santa María amaba mucho a los apóstoles pero, cuando llegó el momento de la Cruz y los ápóstoles huyeron, ella no dudó por un momento de que su sitio estaba con Jesús, junto a la Cruz. Quiera Dios que su ejemplo nos mueva a la conversión. 

12:00

Ofrenda de flores y misa en Torremendo.

Empiezo la homilía diciendo, porque es verdad: «¡Que guapa está la Virgen!». Todos asienten porque es verdad. Está allí, en su trono adornado con flores preciosas y vestida con el manto azul de la fiesta. 

Voy a empezar a hablar de Ezequiel y del malvado cuando se produce un tumulto. Alguien se ha desmayado. Me siento en la sede esperando el desenlace. El archidiácono se acerca y me susurra: «Padre, a la una tengo bautizo en San Miguel, a lo mejor tengo que irme antes de que acabe la misa». Espero durante unos minutos —lo previsto para la homilía— y, puesto en pie, incoo el credo. La misa sigue como de costumbre aunque con un cierto alboroto en torno al desvanecido. 

12:45

El archidiácono sale pitando para el bautizo en san Miguel y su amable esposa me invita a un café. Se lo agradezco y me lo tomo. 

Viene Antonio. Que hay un problema porque en el cementerio no le quieren hacer el título de propiedad de sus nichos. Quedamos en vernos el sábado que es cuando viene la persona que se encarga del despacho del cementerio. 

Vine Sonia, la flamante alcaldesa pedánea. Quedamos en vernos cuando pasen las fiestas.

13:10

Llego a San Miguel. El bautizo está empezando. 

Preparo un esquemita  para el funeral de la tarde. 

Leo algunas tristes noticias sobre el terremoto en Marruecos. 

Nona

14:00

Doña Naty me invita a comer a su casa y voy. 

Sobremesa con Machadix.

15:00

Visita al Santísimo.

Preparo el incienso, el cirio pascual, el agua bendita y los libros para el funeral.

30 meditaciones con el evangelio, de Javier Mira. Meditación décima. Mt 18, 15-20.

Vísperas.

16:20

Voy al tanatorio con doña Naty. Vamos recitando las «Coplas a la muerte de su padre» de Manrique.

16:58

Vuelvo a casa. 

Capítulos 3 y 4 de  la cuarta parte de Humillados y ofendidos. 

17:45

Voy a la iglesia.

18:00

Funeral de Carmen. 

19:00

Capítulos 5 y 6 de la cuarta parte de Humillados y ofendidos. 

20:00

Salgo para Torremendo.

20:30

Procesión con la Virgen de Monserrate. Banda: ¡Tachán, tachán! Tracas: ¡Pim, pam pum! Fuegos de artificio y niños, muchos niños. También las autoridades, claro. El archidiácono y yo rezando los misterios gloriosos por la salud de A. 

23:00

Vuelvo a casa. 

Completas. 


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