martes, 23 de julio de 2024

Diario, Lunes, 22 de julio de 2024

 La Torre

lunes, 22 de julio de 2024


6:50

Abro la iglesia de para en par para que entre el freco de la mañana. Voy a salir para el hospital pero hay un coche de la Policía Local apacado delante de la puerta del garaje. Voy a la panadería donde están desayunado los de la Policía Local con los de la Guardia Civil. Nos saludamos, retiran el coche y salgo para el hospital.

7:20

Preparo los libros y me siento en la capilla para mirar fijamente al sagrario. 

8:00

Primera misa de la fiesta de santa María Magdalena.

8:45

Después de recogerlo todo y de dejar preparada la misa del miércoles, salgo para San  Miguel pero, antes, cuento los escalones que hay desde la capilla hasta la azotea del hospital. Son ochenta y uno. Llego jadeando un poco y decido que repetiré el ejercicio cada vez que venga al hospital hasta que lo haga sin jadear. 

9:10

Oficio de lectura y laudes. 

Llegan las de la cofradía de la Virgen del Carmen para llevarse los objetos de cotillón con los que prepararon el altarcito de la Virgen.

Preparo el altar para  la misa que va a celebrar  el arcipreste.

10:30

Llega Teresa y me ayuda a recoger las ofrendas de los lampadarios. 

Voy al banco.

En la casa abadía actualizo las cuentas parroquiales y el libro de misa.

11:30

Tercia. 

Lectura de los Sermones Parroquiales

Preparo el retiro de mañana. 

12:30

Friego la casa, me ducho, cierro las persianas. 

13:30

Salgo para La Torre y me olvido del reloj. 

Como en la Casa Grande con Rosario, P&P e Ignacio. Me entero de que esta tarde llegan Fátima Jr y Alejandra, en coche, con cinco niños. Al parecer, otros tres niños —algo mayores— vienen en tren pero están atrapados en algún lugar por cierto problema de RENFE. Pablo hace algunas observaciones cariñosas sobre Óscar Puente, ministro de Transportes. 

Dedico la tarde a organizar mi biblioteca hasta que doy con El Tartufo. Entonces me siento en la butaca de la abuela Paquita y me zampo El Tartufo. 

Voy a rezar a la ermita. 

Cuando salgo, encuentro a Ignacio jugando al baloncesto. Entonces llegaan Fátima  Jr y Alejandra con los niños. Muac, muac y todo eso. Doy la bienvenida a Borja. Creo que es la primera vez que alguien le da la bienvenida porque se queda mirándome sin saberqué decir. Su madre le dice: «Se  dice “gracias”». Su tía sugiere  que tambien se puede responder «bien hallado». 

A las nueve, misa. La ofrezco por mis abuelos: Carmen, Francisca, José y Alejandro.

Luego cenamos en la Casa Grande.

A las once me despido porque me muero de sueño. Voy a la ermita para rezar completas y, en mi piso, escribo esta página de mi diario. Los niños del tren todavía no han llegado. 

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