jueves, 4 de julio de 2024

Diario. Miércoles, 3 de julio de 2024

 San Miguel de Salinas

miércoles, 3 de julio de 2024

6:30

Oficio de lectura y laudes.

7:10

Salgo para el hospital.

7:30

Preparo el altar y me siento para mirar fijamente al sagrario.

8:00

Primera misa de la fiesta de santo Tomás Apóstol

8:40

Recojo todo y voy a la cafetería a tomar un café. ¿Con leches? Sí. 

8:55

Bajo a la capilla para rezar tercia. De paso mando un wasap a Teresa: que si puede decirme en qué habitación está N. Wasap de Iván, el belga: que no hay luz en locales parroquiales. Wasap a Iván: Que anoche unos vecinos se quejaron por el ruido del aire acondicionado, que lo llamé por teléfono y que no pude hablar con él y desconecté la luz de los locales. Que sería bueno tener un ventilador para pasar la noche.

Tercia

9:25

Sin noticias de Teresa. Salgo para San Miguel.  

9:50

Llego a San Miguel. Wasap de Joan: que viene. 

Lectura de los Sermones parroquiales de Newman.

Aseo el aseo y quito el polvo de la casa abadía. 

10:30

Voy al banco. Hay cola. Voy a la iglesia. 

Teresa se ofrece a hacer el ingreso porque, después de misa, tengo funeral en Torremendo. 

11:00

Segunda misa de la fiesta de santo Tomás Apóstol.

11:30

Salgo para Torremendo. 

11:45

Saludo al diácono que va asistirme en el funeral y reviso los libros. 

12:00

Funeral de Josefa. 

12:36

Wasap a la alcaldesa pedánea: que ya ha terminado el funeral. 

12:45

Llega la alcadesa pedánea que quiere comentar algunos detalles para la fiesta de  la parroquia. 

13:20

Salgo para San  Miguel. 

13:40

Veinte wasaps.

Me cambio de camisa.

14:10

Voy a casa de doña Nati. 

15:00

Vuelvo a la casa abadía y conecto la luz de los locales. 

Noticias en Antena 3.

15:40

Misterios gloriosos con BXVI.

16:05

Abro la carpeta PREDICACION y el documento TOB (tiempo Ordinario B). No siempre ecribo las homilías y a veces paso meses sin escribirlas. Si conservase todas las homilías que he predicado desde hace treinta y seis años en los domingos del ciclo B, calculo que tendría unas seiscientas. Sería un documento bastante largo y, también, bastante inútil. 

Solamente conservo nueve homilías del Tiempo Ordinario B. Casi todas van precedidas de  algunas notas notas que tomé para prepararlas. 

El documento tiene 34 páginas: 12.677 palabras. 

Me propongo releer las homilías, corregirlas sin piedad y aprender de mis propios errores. 

17:21

Estoy saliendo de  la casa abadía cuando me encuentro con Teresa. Me da una bolsita la libreta de la farmacia con la libreta del banco y quínce dólares de la colecta de ayer. Me muestra una comunicación para el obispado de Almería que acaba de hacer.

17:25

En la iglesia enciendo un ventilador —no por el calor, sino por los mosquitos— y me siento para mirar fijamente al sagrario.

Oigo a  is espaldas que se abre la puerta, pero no miro. Oigo voces de niños, pero no miro. Al cabo de unos minutos, pasan por delante de mí… ¿No se dice «por delante mío»? No, no se  dice «por delante mío». Pasan por delante de mí una señora rubia con una niña rubia de unos tres años y dos niños rubios de unos ocho o nueve años. Al pasar ante el sagrario, la señora hace una genuflexión, la niña la mira y los dos niños se arrodillan en el comulgatorio. Están ahí unos quince segundos y ahora sí que los miro y me alegran la oración. Luego se levantan y van al altar del Cristo Yacente donde la señora ha encendido unas velitas. No estoy mirando, pero oigo el clic del la moneda entrando en el lampadario. 

18:10

Voy a la tienda de Isabel y compro un litro de leche por un euro con treinta centavos. Están cambiando uno de los mostradores refrigerados y la tienda se ve muy animada. Pregunto por Isabel y, su hija, me dice que no está. De vuelta a la casa abadía me dispongo a cruzar por un paso de cebra. Vienen cuatro coches en fila. Bajo de la acera y doy un paso. Algo me dice que los conductores no me han visto o que no sienten mucho aprecio por la vida de un presbítero. Me detengo y los cuatro coches pasan a una velocidad bastante para aplastar a tres o cuatro presbíteros más voluminosos que yo. No me enfado con  ellos pprque no llevo prisa y porque estoy agradeciendo a mi custodio su delicadeza conmigo. 

En la casa abadía me zampo un capuchino y una galleta. Escribo esto,  me pongo mi bata de faena y friego la casa abadía. 

De vez en cuando miro el WhatsApp. Los del mantenimiento del cementerio: que van a ocuparse de la grieta de la que les hablé el catorce de junio, pero que no saben cuándo. Escribo a la propetaria del nicho agrietado para sostener su esperanza. Juana María —no hay que llamarla Juana— para agradecer la gestión que está haciendo —amablemente— Teresa y para  ofrecer una misa en sufragio por el alma de su querida madre. Un ser humano que anda haciendo investigaciones genealógicas y pide varias partidas…

19:23

Me quito la bata, me cambio la camisa, me aseo un poco y salgo para Los Montesinos.  

19:45

Aparco bastante cerca de  la iglesia. Cuento los pasos: setenta y nueve. 

20:00

Tercera misa de la fiesta de santo Tomás de Aquino. Me ayuda Luis. Había quedado con él y con José Antonio para cenar en el chino de san Miguel pero José Antonio no ha venido. Mi custodio me inspira un plan B. Ya revestido y antes de salir al presbiterio, mando un wasap a Ana Isabel: «Donde cenáis esta noche?» Luis y yo hacemos una inclinación a la Cruz de la sacristía  y salimos al prebiterio. Yo voy cantando Pueblo de Reyes. La misa sigue como de costmbre. En la homilía hablo de la virtud como justo medio entre extremos viciosos —idea que no es mía— y de la fe como esa virtud que la prudencia mantiene entre la credulidad y la incredulidad. Luego pasamos al caso de la incredulidad de santo Tomás que lo tuvo muy angustiado durante una semana porque pensaba que sus mejores amigos lo estaban engañando cuando le decían muy de veras: «¡Hemos visto al Señor!». 

Terminada la misa, mientras Luis lo recoge todo, busco en mi teléfono la respuesta de Ana Isabel y la hallo: «No tenemos planes». Wasap a Ana Isabel. Os espero en el chino dentro de media hora. 

Llamo a Wilder: quedamos en vernos la iglesia de San Miguel en diez minutos. 

20:40

En la puerta de la iglesia de Los Montesinos, pido a Luis que vaya contando los pasos hasta el coche en silencio. Cuando llegamos al coche él ha contado ciento ocho pasos y yo noventa. Es normal porqueLuis es más bajito que yo. 

De camino hacia san Miguel hablamos de Luis y del seminario. Él tiene doce años para trece. El rector es don Eloy y su formador —de Luis— es don Carlos, de Villena. 

20:50

Wilder nos está esperando en la puerta del garaje de San Miguel. Los tres hacemos un recorrido por la iglesia. Mostramos a Luis la sacristía más moderna del mundo: sala, oficio y rincón de san Miguel. Luego le mostramos el cuarto de baño de sacristía —con sus dos ambientes— más lujoso de la diócesis. Luego lo llevamos a la iglesia y Wilder nos hace una foto ante la imagen de san Miguel. Luis envía la foto a sus padres. Luego lo llevamos al confesonario y le mostramos el mejor confesonario del mundo: accesibilidad, climatización, wifi, insonorización… 

Luis lo alaba todo y salimos para el chino. Delante va Wilder con su moto.  Lo seguimos Luis y yo en mi León. 

En el chino nos esperan Ana Isabel, Luciana y Camila. Hacemos las presentaciones y Luis, que parece un diplomático, se los mete a todos en el bolsillo.

Después de cenar Wilder nos lleva a Luis y a mí hasta Los Montesinos. Acompaño a Luis hasta su casa y saludo a su madre por el interfono. 

Vuelvo a San Miguel con Wilder y ns despedimos sonriendo. Él vuelve a su casa y yo entro en la iglesia para rezar completas. 

23:45

Escribo esto y termino la página de mi diario de hoy.

martes, 2 de julio de 2024

Diario. Martes, 2 de julio de 2024

 San Miguel de Salinas

martes, 2 de julio de 2024


7:00

Oficio de lectura y laudes. 

Meditación.

8:00

Voy a desayunar y me encuentro con Jaime y con Urraquita. Nos saludamos.

Voy a preparar el altar. Wasap del arcipreste: que recuerde que hoy celebra él en San Miguel a las once. Wasap a Teresa: que hoy celebrará en San Miguel el arcipreste y que si ella puede abrir la iglesia. Que sí. 

Aparece Rosario y la informo de las novedades: puedo celebrar la misa más tarde y quedarme a comer. 

Aparecen Pupé, Pablo y Ana con Lucía. Empiezan a hacer planes. pablo tiene una reunión a las once. Pupé y Jaime van a comprar víveres. Ana se va a quedar con las niñas. La misa será a las doce. 

Rezo la hora tercia y aprovecho la mañana para ordenar mi biblioteca y para tirar papeles viejos. Aparecen dos ejemplares de Delante de los ángeles. 

Dedico uno:

«Para Pupé  una nana.

Para Jaime una hormiguita.

Para la dulce Urraquita

pinto un gato y una rana». 

Dedico otro:

«A Pablo, que es un gigante

le pintaré un elefante.

A Lucía, que es su hija

Le pinto una lagartija.

Ana , que es intelectual,

Elegirá su animal». 

Muy satisfecho, con el resultado, me concentro en la lectura del Evangelio de San Mateo.

Llaman del tanatorio: entierro mañana en Torremendo a las 12:00. Mando la esquela al grupo de la parroquia de Nuestra Señora de Monserrate. 

12:00

Misa.

Después me pngo a limpiar una patena con una bayeta suave. El resultado no me convence. La lavo con agua y jabón de leche y miel y el resultado es muy bueno por lo que aplico el mismo tratamiento a otra patena y a la bandeja de la comunión. 

12:50

Me acomodo en el cuarto de estar para leer La humana cosa. A todo el que se pasa por allí y se deja, le recito una poesía. Celebran mucho las que se titulan MI HORA y LA ISLA ES EL TESORO. 

Wasap del arcipreste. Que mañana no podrá celebrar en San Miguel por la mañana. 

Reanudo mi labor de desescombro. Hay papeles que van directamente a la basura y otros que me empeño en guardar para revisar más adelante. Aparecen cartas de feligrese de antiguas parroquias, felicitaciones, tarjetones de Navidad… Y la nota, cariñosísima, que me envió un poeta a quien regalé Delante de los ángeles. 

Como no llevo reloj y estoy de asueto, pierdo la noción del tiempo hasta que algo me dice que debe de ser la hora de comer o algo así. 

Serán las dos y pico cuando me aseo un poco y voy a La Torre justo a tiempo para ayudar a poner la mesa, esta vez en el comedor por expreso deseo de Jaime. Bajo a la bodega y descorcho una de las botellas que trajeron los amigos suizos de Armin y Heidy para el concierto. 

A eso de las cuatro ya hemos tomado el café —y tres chocolates After Eight— en el cuarto de estar y hemos charlado largamente. Anuncio mi deseo de desvaneverme un rato antes de volver a San Miguel pero cambio de idea. Pongo mis cosas en mi maletita y vuelvo a San Miguel con los misterios dolorosos dirigidos por BXVI. 

No sé a qué hora llego a San Miguel pero sé que estoy entrando en los locales parroquiales cuando me cruzo con Teresa que sale. Ella fresca y sonriente, yo medio dormido. 

Me doy una ducha para despejarme y me cambio de camisa. 

Veinte wasaps. Respondo a uno de Juana María —que no quiere que la llamen Juana a secas— y  mando otro a Teresa.

Lectura de los Sermones Parroquiales de Newman. 

Meditación. 

Leo  las lecturas del próximo domingo. 

19:30

Salgo para Los Montesinos. Hay muchos sitios para aparcar, pero ninguno cerca de la iglesia. No importa, tengo piernas (dos). 

20:00

Misa en Los Montesinos. Me ayudan José Antonio y Luis. Predico una homilía de minuto y medio o dos. 

Como en la homilía he dicho que no hay que tener miedo a las tempestades, antes del «podéis ir en paz» ruego a la congregación que rece por mí porque soy muy miedoso y no sé nadar. 

Luego propongo a los monaguillos que mañana, después de misa, vengan conmigo a San Miguel para cenar. Piden permiso a sus padres, lo obtienen, estrechamos nuestras manos y vuelvo a San Miguel.

20:50

Cierro la iglesia —no sé por qué— y voy a la casa abadía. 

Llego a la casa abadía, me preparo una cena ligera, escribo esto y voy a casa de doña Nati. Em pezamos a ver «Carros de fuego», película producida por Didi Fayed, el ser humano que murió con Lady Diana Spencer en un accidente de tráfico en París. La dejamos justo después de la escena en la que Harold Abrahams se entrevista con los heads de Cambridge. Ellos lo acusan de haber traicionado el espíritu amateur de la institución por tener un entrenador profesional que, además, es medio italiano y medio turco. Abrahams se levanta muy digno y les devuelve el golpe: «Ustedes, señores, están tan interesados en ganar como yo. Pero ustedes pretenden ganar con la aparecte faltadeesfuerzo de los dioses». 

23:10

Abro la iglesia —no sé por qué la cerré antes— para entrar, y entro, y rezo completas. Luego salgo y la cierro por fuera, claro. 

Vuelvo a la casa abadía y pongo una lavadora con mil camisas o así. Luego escribo esto y termino, así, la página de mi diario de hoy. 

lunes, 1 de julio de 2024

Diario. Lunes, 1 de julio de 2024

La Torre de la Vall-llonga

Lunes, 1 de julio de 2024


7:00

Voy a salir para el hospital pero no encuentro la libreta del banco. Busco por la casa abadía y nada. Busco en la sacristía y nada. Padrenuestro a san Antonio y, en mi memoria, aparce claro y distinto el sitio donde la dejé la última vez, pero ya voy con retraso. 

7:37

Llego al hospital y preparo el altar. 

Oficio de lectura. 

8:00

Misa por las almas del purgatorio porque es lunes. 

8:30

Recojo todo.

Laudes.

Me siento para mirar fijamente al sagrario.

9:15

Salgo para San Miguel. 

9:35

Recojo la libreta y voy al banco. Quiero hacer un traspaso pero el cajero me dice: «operación no autorizada». 

Voy a hablar con la amable cajera —es nueva— y me lo soluciona. 

10:00

Cierro las cuentas  de junio de las dos parroquias y del cementerio. 

11:00

Misa. 

Al final me espera Aroa que quiere hablar conmigo. Vamos al rincón de san  Miguel y charlamos. 

12:00

Nos despedimos y voy a la casa abadía. 

Ángelus.

Tercia. 

Hay que actualizar el libro de misas. ya está. 

Lectura de los Sermones Parroquiales de  Newman.

Lectura del Evangelio de San Mateo. 

Hay que dar las gracias a la amable donante por su donativo. Ya está. 

Hay que hablar con el artista que ha hecho el sagrario para  quedar con  él y pagar  lo que falta. Ya está.

Hay que ver el correo. Factura de San Jorge. Borro doce y respondo a tres. 

14:00

Voy a casa de doña Nati.

Wasap de un ser humano que se bautizó aquí, va a entrar en un seminario  francés —¡que bien!— y  necesita  su partida de bautismo. Mando sus datos a Teresa. 

14:45

Visita al Santísimo.

15:00

Noticias  en Antena 3. 

15:35

Misterios gozosos con BXVI. 

16:00

Quito el polvo de la casa.

Voy a la iglesia para mirar fijamente al sagrario. 

16:55

Vuelvo a la casa abadía.

Chat con Teresa. Ha encontrado la partida del semiarista pero la fecha de nacimiento no coincide. 

Chat con el seminarista. Que si puede mandarme foto de su pasaporte. Que sí. 

Chat con Teresa. 

Entre chat y chat voy leyendo La humana cosa. 

17:45

Seis wasaps. Rosario, Jaime, Pupé y Urraquita ya están en la Torre y me esperan. 

Recojo todo y preparo una minimaleta. 

Cierro las ventanas de la casa abadía. 

Dejo el Ra aspirando a su bola. 

Aviso a doña Nati de que me voy a La Torre. 

Wasap a La Torre: «Voy volando». 

18:15

Salgo para La Torre oyendo Gianni Schicchi. En la autopista, en sentido contrario, hay un coche ardiendo y detrás, un atasco que va desde Elche hasta Alicante. 

Empieza a llover. 

19:00

Llego a la Torre y, después de saludar a todos y de seguir leyendo un par de poesías de La humana cosa, me siento en el suelo para jugar a la pelota con Lucía y con Urraquita. 

Ellas son incansables, yo no. Llega Rosario, se apiada de mí y me ofrece un algo. Elijo un vino. Mientras ella prepara un picoteo, Pablo y Jaime llevan unas sillas al palmeral. Yo ayudo llevando mi silla. Estoy llevando  mi silla cuando descubro —¡oh— que han llegado también Elena  y Rafa. Están en el patio de la Casa Grande con sendas copas de vino y un queso de aspecto excelente. Rafa está leyendo Madrid, de corte a checa  en una edición que tiene una letra muy pequeña. Me pregunta que si yo tengo una edición de letra más grande. Sí. Vamos a mi piso y le doy el ejemplar que me prestó Arantxa hace muchos años. Como premio, me invita a sentarme con él y con Elena en el patio y a catar su vino y su queso. Pero mi vino ya está servido en el palmeral y no hace mucho que  leí Ejecutoria y me parecería innoble dejar colgada a Rosario por un queso excelente. 

La tertulia en el palmeral se alarga hasta las ocho y media. 

20:40

Los padres con hijos van a dar la cena a sus churumbeles. Yo me voy a rezar vísperas y a escribir esto. 

21: 30

Los niños están soñando con los angelitos. Alguien ha puesto una bonita mesa para seis en el patio de la fuente: tres a cada lado de la mesa.. Pablo está asando seis de las cien mil enormes  salchichas que sobraron del concierto y los demás trajinan llevando otras cosas sabrosas a la mesa. Nos sentamos. Se nos unen Elena y Rafa que se sientan en las cabeceras dela mesa  no para cenar —porque llevan toda la tarde comiendo queso— sino para disfrutar del espectáculo. Todos me miran y bendigo la mesa. Todos me siguen mirando y yo sé por qué. Se ha extendido el rumor de que esas salchichas deben de estar podridas porque llevan —según los más exagerados— un año en la nevera. Impertérrito, me sirvo una salchicha, parto un pedacito, me lo zampo y anuncio: «está deliciosa». Luego, sin pronunciar palabra, consumo la salchicha y me sirvo otra. Solo entonces empiezan todos a chralar animadamente, la fuente pasa de mano en mano y queda vacía. 

22:40

Anuncio que mañana celebraré la misa a las 9:00 en la ermita y me retiro.

Completas. 

Termino de escribir esta página  de  mi diario.