viernes, 16 de febrero de 2024

Diario. Viernes, 16 de febrero de 2024 en Cuaresmas

viernes, 16 de febrero de 2024


7:00

Oficio de lectura y laudes. 

Meditación con las notas que tomé en el retiro.

7:50

Desayuno de viernes de cuaresma.

8:15

Después de recogerlo todo, salgo para San Miguel. 

9:00

Llego a San Miguel y llevo el coche al taller de Bruno para que cambie el motor de arranque y la cerradura de la puerta del copiloto. 

9:20

Saludo a Bernardo.

Tercia en la iglesia.

Lectura del evangelio de san Marcos.

Ana Isabel me invita a comer en su casa. Voy a ver cómo ha pasado la noche Paco y a decirle a doña Nati que no comeré con ellos.

10:10

Saludo a Bernardo.

Vuelvo a la iglesia. Joan acaba de llegar y está preparando los ornamentos. 

Me pongo la sotana y voy al confesonario. Lo perfumo y oigo el oficio de laudes cantado por una especie de monjes ingleses, creo. Luego me entrego al estudio del manual de teología dogmática. 

Dos penitentes. Muy bien. 

11:00

Misa. Hago una breve homilía porque estamos en Cuaresma. 

11:30

Me pongo la capa pluvial: Via Crucis. 

12:00

Jeanette, que ha venido a Misa y se ha quedado al Via Crucis, quiere hablar conmigo. Pasamos a la sacristía y charlamos. Cuando nos despedimos, vuelvo al confesonario. 

Veo el programa diocesano De par en par. Vuelvo al manual de teología. 

Cuando van a dar las 13:30 y me dispongo a salir del confesonario, llega un penitente. Muy bien. 

13:50

Vuelvo a la casa abadía. Trasteo en Twitter (X) y leo algunos artículos. 

14:20

Salgo para casa de Ana Isabel y Wilder. Los saludo a ellos, a la madre de Ana Isabel y a las niñas. Informoa las niñas de que el Gobierno va a aprobar una ley mandado que los niños vayan al cole también los sábados. Se afligen. 

Después de comer, Camila me ruega que la ayude con unos deberes. La ayudo. 

15:45

Ana Isabel y Wilder me llevan hasta el Paseo y siguen en su coche rumbo a Torrevieja. 

Visita al Santísimo.

Me siento en mi rincón del presbiterio para mirar fijamente el sagrario de perfil. 

Vísperas. 

16:45

Mensaje de Bruno. Queya está listo el coche, que ya tiene copia de la llave y que le debo 370 euros. 

Voy al taller para recoger mi coche. Por el camino saco del cajero automático 300 euros —trescientos— para pagar la reparación. Llevo conmigo el portaviático porque voya llevar la comunión a Ana. 

Pago la factura, doy las gracias a Bruno y salgo para el hospital. Tengo que dejar allí el cubremantel que lavé ayer. 

Del hospital salgo para La Mata. Saludo a Tatiana y a un sobrino de Ana que está allí de visita. Saludo a Ana y le doy la comunión. El sobrino pide confesión. Otro penitente. Muy bien. 

Nos despedimos y vuelvo a San Miguel rezando los misterios dolorosos con Benedicto XVI. 

18:30

De vuelta a San Miguel, como aún es tiempo de pesca, me encierro en el confesonario deteniéndome antes en  el altar de santa Teresa de Lisieux para rogar a san José que interceda por todos nosotros para que el buen Dios nos mueva a la penitencia. Ya en el confesonario, me pongo a fantasear. 



Resulta que un día —un diecinueve de marzo del año 12 o por ahí— estaba san José en su taller de Nazaret cuando se presentó ante él hijo de un rico y notable vecino de Tiberíades. El  amable carpintero lo saludó:

—«¿Qué te trae por aquí?».

—«Me he fugado de casa»—respondió el muchacho. Y añadió: «Como sabes muy bien, mi padre es un buen hombre pero mi hermano mayor es un pelma. A mí me gusta divertirme y él solamente piensa en trabajar y eso. Se pasa el día llamándome juerguista, perezoso y otras cosas. A cualquiera con menos autoestima que yo, todo eso lo deprimiría un poco pero a mí, por el contrario, sus lindezas —hace poco me llamó frívolo— me han confirmado en la certeza de que hay que disfrutar de la vida. De modo que he reunido mis ahorros y he decidido salir a ver mundo». 

El santo carpintero, que había escuchado la historia del mozo con interés no fingido, comenzó a hablar así:

—Si lo que buscas es ver mundo, lo que se  dice mundo, por aquí no vas a encontrar cosas de gran interés. Vete a Egipto. Yo he estado allí. ¡Qué pirámides, chico! ¡Qué elegancia! Allí, un tipo apuesto, simpático y rico, como tú, puede tener el mundo, lo que se dice el mundo, a sus pies. 

Hizo una pausa y preguntó:

—¿Quieres comer con mi amable esposa y con mi queridísimo hijo? 

El muchacho aceptó la hospitalidad de la Sagrada Familia. Durante la comida hablaron casi exclusivamente de Egipto, de sus pirámides y eso. La Virgen María elogiaba sin exagerar la hsopitalidad de los egipcios. San José elogiaba sin exagerar las tecnologías de los egipcios que él mismo había aprendido e importado a Nazaret.  Jesús —que ya se había hecho amigo del  joven prófugo— lo entusiasmó aún más hablándole de las infinitas dinastías de los faraones que se sabía de memoria.

Cuando terminaron de comer, el huésped dio las gracias con un bonito discurso que acabó así: «Me voy a Egipto».

La Virgen María aplaudió. Jesús —que ya medía casi un metro ochenta— se levantó  y abrazó a su joven amigo. San José —en plan patriarcal— le dio una bendición para el viaje que acababa asina: «Y si el mundo, lo que se dice el mundo, no te trata como tú mereces ser tratado, que Dios te guíe de vuelta a la casa de tu padre y que sus ángeles te acompañen». 

Abrazados Jesús, la Virgen y san José, preguntó José  mientras lo veían marchar: «¿Creéis que volverá?». La Virgen María miró a Jesús y Jesús, besando las manos de san José, le respondió: «Volverá, padre, por esa bendicion que tú lehas dado». 



Dejo de fantasear y me pongo a revisar los cuarenta y tantos mensajes de wasap que no he leído. 

Como no viene nadie, me dedico a limpiar ya poner orden el confesonario.

Como no viene nadie, rezo los misterios gozososcon el obispo Barrón. 

Como no viene nadie, hago  examen de conciencia. 

20:00

Salgo del confesonario y voy a besar los pies de la imagen de san José que está en el altar de santa Teresa de Lisieux. Luego me arrodillo en el comulgatorio para mirar de frente al sagrario. 

Vuelvo a la casa parroquial. 

Hay que fregar el baño y el pasillo. Ya está. 

Hay que preparar, bendecir  y consumir una cena sin carnes porque es viernes de Cuaresmas. Ya está. 

Llaman al timbre. Son Delia y otras santas que tienen reunión en los locales parroquiales. 

21:00

Termino de escribir esto. Antes de irme a la camita quisiera viistar a doña Nati y a Paco.  

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