domingo, 25 de febrero de 2024

Diario. Domingo, 25 de febrero de 2024

 San Miguel

domingo, 25 de febrero de 2024


Primera parte


8:00

Desayuno.

8:25

Oficio de lectura y laudes.

Meditación con las lecturas de hoy y con el Canon Romano: «Mira con bondad esta ofrenda, acéptala como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec». 

9:30

Salgo para Torremendo.

10:00

Misa en Torremendo. Después de Misa, el archidiácono reparte los sobres  para la colecta de Hispanoamérica del próximo domingo y yo me dedico a hacer preguntas dificilísimas a los niños de catequesis. Luego, comono ha venido Sonia, Yoli se elleva a los niños a los locales parroquiales, el archidiácono reune en la iglesia a sus padres y yo me vuelvo a San Miguel. 

11:30

Tercia. 

Lectura del evangelio de san Lucas. 

Me tomo mis tres pastillas amarillas pequeñitas y la pastilla amarilla grande.

Escribo la primera parte de este diario de hoy.


Segunda parte

12:10

Voy a la iglesia. Teresa está con los niños de catequesis. Me estoy revistiendo para ir al confesonario cuando Samael —abandonando a los otros niños de la catequesis— entra en la sacristía y me pregunta: «Puedo hacerte una pregunta». Yo: «Sí, claro, Samael, puedes hacerme otra pregunta». Él: «¿Puedo confesarme aunque no haya hecho la primera comunión?». Yo: «¿Cómo no? ¿No recuerdas que os dije que podíais confesaros cuando quisierais y que ya habéis hecho vuestra primera confesión?». Él, Samael, después de pensarlo un poco: «Sí, pero ahora es serio». 

Con el corazón en un puño, me pongo la estola y voy con Samael hacia el confesonario. Al llegar al altar de santa Rita, veo que una de las cuatro velas que están a los pies de san José se ha apagado. Me agarro a ello como a un clavo ardiendo y le digo a Samael: «Serías ta amable de traer de la sacristía un velón para cambiarlo por ese que se ha apagado?». Él: «Sé dónde estan las velas, no te preocupes». 

Mientras Samael va a buscar la vela, entro en el confesonario, lo perfumo y me encomiendo a  san José y a san Vicente Ferrrer porque va a venir a confesarse —en serio— un niño. 

—«¿Ave María Purísima?». 

La voz de Samael me llega desde fuera del confesonario. Abro la puerta y lo veo allí, plantado delante del confesonario con una vela y una caja de cerillas. Lo dela caja de cerillas no se lo había pedido pero él es listo y ha debido colegir que íbamos a necesitar las cerillas para encender la vela. Vamos al altar de santa Rita. Samael sostiene la vela mientras yo —cumpliendo con todos los protocolos de seguridad en el trabajo que aprendí en la charla queme dieron en el hospital— la enciendo. Samael la pone a los pies de san José y,  enseguida, vamos al confesonario. 

Cuando Samael se va, viene otro penitente. Luego otro y luego otro. Me da por pensar que ese confesonario atrae a los niños. Y me alegro. 

Me llega un mensaje de WhatsApp. Es doña Nati: que se ha ido al hospital con Paco porque él ha amanecido con setecientos y pico de azúcar en la sangre. Me dice que me espera para comer en su casa porque Paco está en observación y no pueden quedarse con él.

12:30

Misa.

Los niños de postcomunión hacen las lecturas, la oración de los fieles y las ofrendas. 

Desde el coro alto cantan sus padres y Zvignev —el polaco— y todos los del coro con Begoña que celebra hoy su cumpleaños.

Después de la misa cantamos a san José en el altar de santa Rita, salgo a la puerta de la iglesia para despedirme de todos mientras los chicos de poscomunión reparten sobres para la colecta del próximo domingo y subo al coro con Alfredo para invitar a los del coro a una charlita que les va a dar Alfredo y para felicitar a Begoña por su cumpleaños. 

13:45

Voy a la casa abadía, me cambio de camisa, salgo para la casa de doña Nati y la hallo cerrada. ¿A cal y canto? Sí. 

Wasap a doña Nati: «estoy en la puerta de tu casa».

Paseo por delante de la puerta de doña Nati  chateando. Charlo con algunos vecinos que se detienen para saludar al cura. Llega lamujer de cristalero y aprovecho para cerrar un trato con ella porque hay que cerrar una ventana del campanario para evitar que entren los pajaros y la lluvia. 

14:15

Wasap de doña Nati: que está saliendo del hospital y que ya viene. 

14:30

Llega doña Nati con Eva y con Miguel.  Eva y Miguel se van a su casa y yo me quedo con doña Nati que se pone a trajinar y, en un plis plas, llena la mesa de cosas comestibles y sabrosas. 

15:00

Me despido de doña Nati. Voy  a la casa abadía y escribo la segunda parte de este diario. 


Tercera parte


La Torre


15:35

Wasap a María: «Salgo ahora de San Miguel». 

Voy recitando los misterios gloriosos con el obispo Barron.

16:18

Misa en La Torre con María y sus amigas. 

17:30

María y sus amigas —que son maravillosas— salen para Madrid. Recojo todo en la ermita, cierro La Torre y voy a sentarme en la butaca de la abuela Paquita para enfrascarme en la lectura de Un caballero en Moscú de AmorTowles. Leo también un artículo de AZV Cerveza y castidad que me ha mandado María y se lo mando a  don EGM.

18.30

Vísperas.

Meditación sobre las admirables cosas del día. 

        Escribo la tercera parte de este diario.


San Miguel

Cuarta parte


19:30

Recojo todo y salgo para San Miguel. 

20:30

Llego a la casa abadía, y encuentro una bolsa colgada del picaporte. En la bolsa hay un estuche de gafas y, dentro del estuche, están las gafas que olvide ayer en el tanatorio de Torrevieja. Están, por cierto, relucientes. Y sé que ha sido Teresa la que ha ido a Torrevieja para recuperar mis gafas, la que las  ha limpiado, la que las ha metido en un estuche, la que ha metido el estuche en una bolsa y la que ha colgado la bolsa en el picaporte de mi puerta. Me emociono un poco, claro. 

    Deshago mi maletita y enciendo la estufa de gas. 

20:45

Escribo y envío el sexto día de la novena a san José. 

21:00

Preparo en mi freidora de aire una cena ligera a base de  champiñones, huevos, jamón y patatas. bendigo los alimentos, me los zampo, doy gracias y recojo la cocina. 

22:00

Voy a cerrar la iglesia. Completas. Antes de cerrar de la iglesia enciendo una vela a los pies de la imagen de san José porque estamos en el cuarto domingo de san José y tiene que tener cuatro velas encendidas y se había consumdo una. Y me acuerdo de Samael.

22:30

Vuelvo a  la casa abadía y escribo la tercera parte de mi diario de hoy.

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