La Torre, jueves, 15 de febrero de 2024
Esta mañana las 10:15 me encontraba con Teresa en la puerta de la iglesia. Poco después llegaba Andrés, lleno de vitalidad, como siempre, y dispuesto a tocar el órgano durante la exposición del Santísimo y la misa. Traía un ruego: que encomendásemos al padre de una amiga.
Después de la bendición con el Santísimo he celabrado la misa. Proclamado el evangelio he rogado a la congregación que tome asiento, he anunciado que, durante la Cuaresma haré una breve homilía a diario y he pronunciado una breve homilía.
A eso de las 12 he salido para La Lloseta.
A las 14:00 he ido a Torrellano para comer con Rosario, Salvador y Angelita. He pedido a Salvador y a Rosario que me pongan al corriente de las vidas de sus hijos, nietos y bisnietos. Lo han hecho cumplidamente.
A eso de las cuatro menos cuarto llegaba a La Torre. El cielo, plomizo, ofrecía falsas promesas de lluvia. Nada.
En el sillón de la abuela Paquita he comenzado la lectura de Un caballero en Moscú, segunda novela de Amor Towles. Había que aprovechar las horas de luz de modo que, después de media hora de lectura que habría continuado porque la novela empieza muy bien, he salido a rezar el rosario por el palmeral.
No está en su mejor momento el palmeral. Acaban de podarlo. Me gusta más cuanndo está frondoso, semisalvaje. Hasta mayo o junio presentará el aspecto de un recluta a quien acaban de raparle la cabeza.
Como manda el ritual, he regado los jazmineros y la citronella. Tampoco los jazmineros están en su mejor momento. Creo que están pidiendo a gritos que los saquen de las macetas y los planten en tierra firme.
Oración en la ermita de la Virgen del Carmen. Iba con mi Mac, dispuesto a repasar las notas del retiro. Pero esa ermita, en la que celebré mi primera misa, me trae muchos recuerdos. Y esa imagen de Madre, cautiva. Así que he decidido dejar el Mac y las notas y abandonarme a los recuerdos ante Ella.
Al salir de la ermita ya estaba anocheciendo. Me ha sorprendido eso y el olor a campo fresco, a limpio. Y me han venido a las mientes unos versos de Pemán que leí en el diario ABC hace muchísimos años. Los copié, los memoricé, perdí la copia y la memoria y ¡zas!: Tristeza que yo tenía / se estaba acabando el día / entre olor de malva y menta/ Se iba con el sol la lenta / tristeza que yo tenía.
…
Ha oscurecido. Aprovecho para limpiar y ordenar la biblioteca. Me aplico a los títulos publicados desde 1901 hasta 1911.
1901
Jerusalén, Selma Lagerlöf
Los Buddenbrook de Thomas Mann.
1902
Cañas y Barro, Vicente Blasco Ibañez.
La llama sagrada, Selma Lagerlöf,
Encender una hoguera, Jack London.
1903
La llamada de lo salvaje, Jack London.
1904
Peter Pan. James Matthew Barrie
1906
Bajo las ruedas. Hermann Hesse.
Y aquí empieza Chesterton, que gana por goleada
1908
El hombre que fue jueves, Chesterton. Este libro me lo recomendó mucho mi padre. Dios lo bendiga.
1910
La decadencia del arte de mentir, Mark Twain. Este libro me lo regalaron Ana Isabel y Wilder. Dios los bendiga.
1910
La cruz azul, Chesterton.
El jardín secreto, Chesterton.
Unos pasos extraños, Chesterton.
1911
Las estrellas fugaces, Chesterton.
El hombre invisible, Chesterton.
Aquí me he detenido. He desempolvado el libro y he vuelto a sentarme en el sillón de la abuela Paquita. Quería reíme un rato. Empieza así: «En la fría y azulada penumbra de dos empinadas calles de Camden Town...». Chesterton disfrutaba describiendo ambientes y paisajes con colores imposibles.
Todo el primer párrafo, larguísimo y sinuoso, nos pone ante el escaparate de una pastelería que atrae las miradas de los niños… y la de un joven de veinticuatro años.
En el segundo párrafo se nos dice que ese joven era pelirrojo, alto y fornido, y que se llamaba John Turnbull, Agnus.
El joven entra en la pastelería Las primeras palabras del pelirrojo se dirigen a la muchacha que atiende el negocio: «Quiero, por favor, un bollo de medio penique y una taza de café solo. Y también quiero que se case usted conmigo».
El honor de Israel Gow, Chesterton.
La forma anómala. Chesterton.
Los pecados del príncipe Saradine, Chesterton.
El martillo de Dios, Chesterton.
El ojo de Apolo, Chesterton.
El cartel de la espada rota, Chesterton.
Las tres herramientas de la muerte, Chesterton.
…
Vísperas.
Cena ligerísima.
Completas.
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