viernes, 8 de diciembre de 2023

Diario. Jueves, 7 de diciembre de 2023

 jueves, 7 de diciembre de 2023

6:40

Enciendo la novena vela en el altar de la Inmaculada; esta tarde comienza la fiesta. 

Oficio de lectura y laudes.

Hay que mirar fijamente al sagrario con el evangelio de san Mateo. 

7:30

Apago las velas del sagrario y voy al despacho. 

Manual de teología dogmática de Ott. Libro cuarto: tratado de Dios Santificador. Primera parte: La doctrina de la gracia. Sección segunda: La gracia habitual. Capítulo primero: Proceso de la justificación.  

8:15

Preparo mi maletita y salgo para La Torre. 

8:30

Estoy saliendo cuando llama Ana Isabel. Que si, por ventura, ella y Analía podrían ir conmigo. Que sí. Que iré a recogerlas a Más y Más a las 9:30. 

Cambio de planes. Vuelvo a la casa abadía.

Tercia. 

Treinta wasaps de ayer. Felicitaciones: don Vicente Martínez, Arantxa, Fátima RV, Linelly desde Guatemala, María José, Reinaldo, Patricia FV, Ramón M, Pilar P, Paco y Ester, 

9:23

Termino de contestar todos los mensajes justo a tiempo para ir a la iglesia a recoger al Santísimo y llegar Más y Más donde me esperan Ana Isabel y Analía. 

10:23

Llegamos a La Torre. 

Mientras Ana Isabel y Analía llevan los víveres a la cocina, yo reservo el Santísimo en la ermita. Cuando llego a la cocina, veo que hemos interrumpido el desayuno de una mi cuñada, un mi hermano y un mi sobrino que están holgando en La Torre:  «Muac, muac. A Ana Isabel ya la conocéis. Sí, muac muac. Os presento a Analía. Analía, mi cuñada Patricia. Muac, muac, encantada. Igualmente…» y todo eso. 

Tomo el mando de las operaciones. Como aprendí en West Point, lo primero es distribuir las tareas. 

Mientras Analía barre la almazara, Ana Isabel y yo cargamos en mi León cuatro bombonas de butano vacías, vamos al depósito de CEPSA, las cambiamos por cuatro llenas, pagamos y volvemos a La Torre. De vuelta comentamos la amabilidad, simpatía y eficiencia con que nos han atendido. Ana Isabel, como es colombiana, lo resume todo con tres palabras: «Son muy formales». 

Hay que descargar en la almazara las bombonas de gas butano llenas de…  ¿gas butano?. 

¿Cómo puede ser que pese tanto una botella llena de gas? ¿No debería salir volando como un globito de cumpleaños? Si no es magia tiene que haber una explicación milagrosa. 

En efecto: las bombonas de gas butano ligerísmo, no están llenas de gas butano ligerísmo sino de líquido butano bastante pesado. 

En West Point aprendí esta sentencia memorable que nunca me enseñaron mis maestros cuando estudiaba poverbios chinos en la universidad de Santurce: «Si eres débil, delega en los fuertes». 

Delego en Ana Isabel y en Analía. No solamente descargan las bombonas sino que, mientras busco cerillas para encenderlas,  ellas quitan el polvo a las estufas. 

Ahora hay que encenderlas. Ya está. 

Ahora hay que preparar una mesa con la cafetera, y el servicio del café. Ya está.

Ahora hay que preparar tres mesas redondas. Una con el aperitivo, otra para siete comensales y otra para ocho comensales.

Como faltan platos, hay que ir al almacén a buscar algunos. Hay que lavarlos, claro. Hay que secarlos. Ya está. 

11:30

Llega don Jesús H con una tarta porque vamos a celebrar mi cumpleaños que fue ayer. Trae también unos bombones para una mi cuñada, un mi hermano y un mi sobrino que están holgando en La Torre. 

Hay que meter la tarta en la nevera. 

Don Jesús me pregunta que dónde vamos a tener el círculo de estudios. Le propongo que lo tengamos en mi piso. Vamos allá. Llegamos acá. Hace frío en mi piso. Enciendo uno, dos, tres cuatro, cinco radiadores. 

Dejo a don Jesús tiritando de frío en mi piso y voy a abrir la ermita para que puedan entrar a saludar al Santísimo los presbíteros de la Iglesia Católica que vayan llegando. 

12:00

Llega don Javier Mira con otro presbítero de la Iglesia Católica que peregrina en Huesca, según creo. Aparcan el coche en Lo Safareig y, allí mismo, rezamos el ángelus. 

Los acompaño a mi piso, los dejo allí y salgo corriendo para asegurarme de que, en la cocina de La Torre, todo va sobre ruedas.

Encuentro en la cocina de La Torre a Ana Isabel y a Analía charlando amigable y tranquilamente, como si eso de tener que dar de comer a quince curas hambrientos no las preocupase demasiado. Cierto que, mientras charlan amigable y tranquilamente, como si nada, han puesto algunos pucheros en el fogón y están pelando patatas o algo así. La cocina huele a cebolla. Colijo que no me me necesitan allí. Todo va sobre ruedas. 

12:45

Vuelvo a mi piso porque va empezar el círculo de estudios.

13:45

El círculo de estudios ha terminado —por eso se llama «breve»— y don Curro me acompaña a la cocina de La Torre para sacar de la nevera las Coca-Colas y las cervezas del aperitivo. 

Por consejo, acertadísmo, de Ana Isabel, en vez de llevar las bebidas a lo bestia, las sacamos de sus envoltorios de plástico y las llevamos en unas lindas bandejas. 

Todos califican el apeitivo como «excelente». 

14:15

A la hora convenida nos sentamos a la mesa. 

No puedo seguir dejando contancia o memoria de mi día hora a hora. 

¿Por qué? Por eso del «ars longa, vita brevis» que quiere decir que, antes  de contar lo que ha pasado en un minuto, vendrá la muerte a recordarte, implacable: «game is over». 

A las 20:00 he dejado a Analía en su casa y a Ana Isabel en la suya. A más a más, me he revestido con los ornamentos azules y he salido al presbiterio  para  empezar la misa de la víspera de la Inmaculada cantando: «Es más pura que el sol, más hermosa que las perlas que ocultan los mares» etc. 

La nave de la iglesia estaba abarrotada con diez o doce personas. El ambiente era muy bueno. 

Estaba Gloria —con sus ochenta añitos cumplidos— y estaba un muchacho que no ha cumplido los dieciocho. Entre Gloria y el muchacho estábamos los demás: los padres del muchacho, Teresa y yo, Inma, Delia y una de las gemelas.

Los que estábamos allí —felices pocos— veíamos a una muchacha pursima —más que el sol— y hermosísima —más que las perlas que ocultam los mares— que aplastaba la cabeza del diablo amablemente, sin compasión. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es usted muy amable. No lo olvide.