San Miguel de Salinas
lunes, 9 de diciembre de 2024
LAS MISAS
8:00
Primera misa de san Juan Diego, en el hospital. Después, un cirujano llamado Miguel (tengo que averiguar cuál es su apellido) me ha pedido que bendiga una imagen de la vIrgen del Pilar para su suegra. He bendecido la imagen, a él y a su suegra mientras él lo grababa todo en su móvil.
11:00
Segunda misa de san Juan Diego, en San Miguel.
La sacristía estaba, otra vez, iluminada por la presencia de Joan.
—NIce to see you again, my lady.
—Nice to see you again, gentle Father.
18:30
Tercera misa de san Juan Diego, en Los Montesinos.
EL DENTISTA
Tenía cita a las 15:00. He llegado a las 14:45. Muy bien.
El doctor, después de estudiar la radiografía que me hicieron la otra vez, propone hacer dos implantes. Palidezco.
BRUNO
18:00
Me dispongo a salir para Los Montesinos. Al poner en marcha el coche se enciende una lucecita con forma de llave fija de doble boca. Indica que hay que llevar el coche a la revisión y me recuerda que tenía que haber pasado la ITV en noviembre.
Llamo a Bruno y quedamos en que le dejaré el coche en la puerta del taller cuando vuelva de Los Montesinos para que pueda revisarlo y llevarlo a la ITV mañana.
19:30
Voy a dejarle el coche a Bruno. Me dice que hace mucho frío para andar por la calle y que me lleva a casa.
19:45
Bruno me deja en la puerta de mi casa y se lleva el coche. ¡Qué amable!
EN EL BANCO Y LA ADMINISTRACIÓN DEL CEMENTERIO PARROQUIAL
Como todos los lunes, a eso de las doce menos cuarto, he ido al banco para ingresar las colectas del fin de semana. Susto mayúsculo al comprobar que la cuenta del cementerio está tiritando. El obispado ha pasado dos recibos de seiscientos y pico de euros cada uno. Contaba con uno, no con dos. Vuelo al despacho para estudiar el fenómeno y, repasando las cuentas, llego a la conclusión de que me han vuelto a cobrar los seguros de la iglesia, de la casa parroquial, de los locales y del cementerio de Torremendo que ya se habían pagado.
Llamo al obispado:
—Contestador automático: «Ha llamado usted al obispado de Orihuela-Alicante», etc.
—Óscar: «Obispado de Orihuela-Alicante, dígame».
—Yo: «Buenos días, Óscar. ¿Puedo hablar con Amparo?».
—Óscar: «Le paso la llamada».
—Amparo: «Buenos días, dígame».
Le cuento entre sollozos mis penas. Toma nota de mi alegato y me dice que lo va a estudiar y que me va a llamar cuando llegue a alguna conclusión.
Cinco minutos después me llama para decirme que, en efecto, ha sido un error y que puedo devolver el recibo.
Vuelo al banco para devolver el recibo. No obstante, la cuenta del cementerio sigue arrojando un saldo miserable. Se debe a que la empresa que se encarga de cobrar las cuotas todavía no las ha ingresado a la cuenta de la parroquia. Como Claudia no ha contestado todavía a mi último correo en el que le solicitaba entre sollozos que hicieran el ingreso cuanto antes, vuelo al despacho para llamar a Claudia.
Con su dulce acento murciano me asegura que trasladó mi angustiado correo a Ana y que ella le dijo que iba a hacer el ingreso sin tardanza. Me promete que Ana me llamará sin tardanza.
A los diez minutos me llama Ana. Con su dulce acento de no sé dónde, me dice que acaba de hacer la transferencia a la cuenta del cementerio parroquial y me propone que nos reunamos para tratar algunos asuntos pendientes. Quedamos para el viernes a las 9:30.
21:15
Antes de cerrar la iglesia paso por el cajero automático para asegurarme de que ha llegado el dinerito que Ana transfirió esta mañana.
En efecto, ha llegado una transferencia de 500 euros. Viene a ser la décima parte de las cuotas que ha cobrado la empresa recaudadora. Para saber dónde han ido a parar los otros 4.500 euros habrá que esperar al viernes. No importa.
COMPLETAS
21:20
Se está muy bien en la iglesia a estas horas. Por de fuera sopla un viento más bien frío según la estimación de los que vivimos en San Miguel. Aquí estamos a 9ºC. En Moscú a -2ºC. En la iglesia puede uno andar en mangas de camisa.
V: «Dios mío, ven en mi auxilio»
R: «Señor, date prisa en socorrerme»
Después de estas súplicas que abren la última hora, conviene hacer examen de conciencia.
¿Qué he hecho bien hoy?
¡Gracias, Señor!
¿Qué he hecho mal?
Perdón, Señor.
¿Qué podría haber hecho mejor?
Toca hacer un propósito para mañana: «Querido san José, tú ya sabes en qué suelen acabar mis propósitos. Para mañana me propongo invitar a Joan a tomar un café. Encomiendo este importante negocio a tu intercesión».
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Es usted muy amable. No lo olvide.