San Miguel de Salinas
jueves, 26 de diciembre de 2024
Había quedado con Ana Isabel a las nueve de la mañana en Más y Más para terminar de hacer las compras para la comida de Navidad con los sacerdotes. Primer inconveniente: Más y Más estaba cerrado. He ido a casa de Ana Isabel Segundo —y más serio— inconveniente: Camila, que ayer ya no se encontraba bien, ha pasado una noche malísima y tiene dolor de estómago.
A pesar de todo, Ana Isabel —valiente— ha decidido seguir adelante con el plan: ir a La Torre con las niñas para prepararnos la comida. Yo me he adelantado para hacer las compras que faltaban.
Hemos llegado a La Torre al mismo tiempo: eran las diez.
Ana Isabel ha acostado a Camila y —con la ayuda de Luciana— nos hemos puesto manos a la obra para prepararlo todo.
A las once Camila estaba peor y el dolor de estómago arreciaba. Ana ha llamado a Wilder y una después ha llegado Wilder y se ha llevado a Camila al hospital de San Vicente. Ana Isabel —que estaba preparando una deliciosa crema de calabaza— ha decidido seguir adelante con el plan.
A eso de las doce llegaban las primeras noticias del hospital: apendicitis. Ana estaba preparando el aperitivo en la almazara y ha decidido seguir adelante con el plan.
A eso de las doce y media han empezado a llegar los sacerdotes.
A la una ha llegado el obispo y ha empezado en la ermita la exposición del Santísimo y la meditación dirigida por don AFM.
A la una y media hemos pasado a la almazara para el aperitivo. A Camila le estaban haciendo más análisis en san Vicente.
A las dos empezábamos a comer: crema de calabaza o auyama, salmón con una salsa deliciosa que ha preparado Ana Isabel con naranjas de La Torre y —de postre— pastel de carne, regalo de MGC.
A las tres menos cuarto volvíamos a la ermita para hacer la visita al Santísimo y, a continuación nos reuníamos en el zaguán para tomar café y para un rato de tertulia con cuentos y villancicos.
A eso de las cuatro se ha levantado la sesión. El obispo se ha quedado aún un buen rato para hablar con unos y con otros.
Había que recogerlo todo. Ana Isabel —valiente— seguía adelante con el plan. Del hospital llegaban más noticias. A Camila le habían hecho un TAC y descartaban el diagnóstico de apendicitis. Al parecer le había notado una inflamación gastrointestinal, o algo así.
A las cinco y media me he despedido de Ana Isabel y de Luciana que seguían —valientes e infatigables— recogiéndolo todo y he salido para Los Montesinos.
A las siete y cuarto he llamado a Ana Isabel. Seguía en La Torre esperando a Wilder y a Camila. Ya le habían dado de alta pero seguían con papeleos.
A las nueve, Ana Isabel me ha mandado un mensaje: que estaban saliendo de La Torre.
Cuando termine de escribir esto saldré a cerrar la iglesia y a visitar a Camila.
Son las diez.
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