jueves, 25 de septiembre de 2025

Diario. Miércoles, 24 de septiembre de 2025

 San Miguel de Salinas

miércoles, 24 de septiembre de 2025

La Virgen de la Merced


MISAS


A las siete menos veinte en el hospital y a las once en San Miguel. 


ZAKARÍA


Llega puntualmente a la hora señalada. 

De 11:45 a 13:45 se emplea a fondo en la limpieza de la iglesia —desde el presbiterio hasta el nártex— de la sacristía y del aseo. 

Primero hay que barrerlo todo. ¿Concienzudamente? Sí.

Luego hay que fregarlo todo con la mopa muy escurrida. 

De 15:00 a 17:00 se emplea a fondo en la limpieza del campanario y del coro. 


LA SACRISTÍA Y EL SAGRARIO


Como no ha venido Joan, mientras Zakaría se afana en la iglesia yo entro a saco en la sacristía.

Ante todo hay que colocar todo el material —sobres, carteles, hojas volanderas, trípticos, pegatinas, recursos litúrgicos y catequéticos— que han mandado los del DOMUND. 

Urge limpiar y llenar la piscina. Limpiarla con algodón mágico y llenarla con alcohol de romero. 

Urge también limpiar la palia maravillosa que compré hace cosa de un año en TAG. La que compré lleva la cruz bordada con hilo blanco. 

Tiene algunas manchas de vino en el anverso porque un día, después de mezclar el vino y el agua en la esquina del altar, como mandan las rúbricas, caminé parsimoniosamente hasta el centro del altar, como mandan las rúbricas y, cuando me disponía a tomar el cáliz con mi mano derecha, como mandan las rúbricas, para el ofertorio, se aliaron el diablo y mi torpeza natural: cayó el cáliz —por fortuna, de pié— a medio camino entre la esquina del altar y el corporal y, como fuegos de artificio, salieron de él rojas lágrimas que tiñeron el mantel, el corporal, la manga de mi alba y la palia de TAG. 

Tiene también una mancha de vino en el reverso. Es una mancha perfectamente circular que coincide exactamente con el perímetro del cáliz. 

Cuando algo urge, hay que tomárselo con calma. Festina lente, parsimonia y todo eso. 

Primero rocío el anverso y el reverso de la palia con Cebralín. Dejo que haga su efecto y cepillo el anverso y el reverso de la palia con un cepillo de cerdas suaves. Las manchas de vino están ahora como desmayadas, pero no han desaparecido. 

En un lebrillo hago una mezcla de agua y lejía, bendigo la mezcla y sumerjo en ella la palia. Esa agua lustral hace su efecto inmediatamente. En menos de medio minuto desaparecen ante mis admirados ojos las manchas y queda el tejido de la palia —ciento por ciento de lino— más blanco que la nieve. 

Para que se seque la tiendo en la ventana. 

Por la tarde, mientras Zakaría se afana en el campanario y en coro, yo rezo el rosario, charlo con algunos visitantes, atiendo a algunos solicitantes y limpio el sagrario que queda perfumado.

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