San Miguel de Salinas
martes, 23 de septiembre de 2025
MISA DE ONCE
Hacemos la memoria de san Pío y echamos de menos a José María Zavala que otros años no solamente ha venido a celebrar con nosotros este día sino que, además, nos ha traído una reliquia de las de primera división.
Un párroco tiene que estar preparado para todo. ¿No viene Zavala? Pues expongo la reliquia de san Pío que me regaló Maruja.
LA IRA DE DOÑA NATI
Al terminar la misa, doña Nati entra en la sacristía con el cestillo de la colecta. Mis codiciosos ojos se fijan en un billete de 50 —cincuenta— euros que han puesto allí los franceses. (Los franceses son unos esposos de Francia que, cada vez que vienen a San Miguel, edifican a todos —también al cura— con su piedad discreta y, por eso mismo, llamativa).
—¡Somos ricos!—exclamo alborozado al ver un billete de cincuenta pavos en la canastilla.
Doña Nati suele reírme las gracias. Por eso me encanta y por eso la quiero tanto. Hoy no ríe ni celebra mi ingenio. La miro y sé que está a punto de dar rienda suelta a su ira.
Dando rienda suelta a su ira, doña Nati se limita a preguntarme que por qué razón ya no le encargo proclamar las lecturas.
Le respondo con la verdad. Le digo que, cada vez que la vemos subiendo las gradas del presbiterio con sus noventa y pico de añitos y su bastón sentimos algo así como una angustia. Le digo que luego —cuando ha proclamado la lectura y emprende la bajada, todos estamos más pendientes de ella que de la Palabra.
Lo mejor de doña Nati es que la ira se le pasa pronto y que, luego, luego, está otra vez sonriendo como si nada.
ATASCOS
Son un lujo cuando no tienes prisa.
Piénsalo: aire acondicionado y música y todo el tiempo del mundo por delante.
Hoy me he zampado dos: uno yendo al hospital y el otro volviendo a San Miguel. Me los he tomado así, como un lujo.
MIGUEL EN LA INDIA
Me lo cuenta doña Nati:
Miguel —un su nieto— está en la India. Antier fue al aeropuerto de Nueva Delhi para comprar billetes de vuelta a Españita y de pronto, ¡vaya!, ¿son ellos? Sí eran ellos. Encontró allí a unos amigos de sus padres.
Pregunto a la IA: «Soy español, viajo a la India. Cuando me dispongo a volver a España me encuentro en el aeropuerto de Nueva Delhi con unos amigos de mis padres. ¿Qué probabilidades hay de que esto ocurra?».
La IA me contesta: «Bajísimas. Imagina: India tiene mil quinientos millones de personas, Nueva Delhi unos veinte millones. La probabilidad de coincidir en un aeropuerto específico con gente que no vive ahí es como ganar la lotería-menor al cero coma cero cero uno por ciento, fácil. ¿Cuántos amigos de tus padres son? Si son pocos y no viajan seguido, aún menos. Coincidencia loca si pasa».
No he autorizado a la IA a tutearme y me fastidia un poco que use conmigo expresiones de adolescente como «coincidencia loca».
MÚSICA Y LECTURA
Nehemías.
Evangelio de san Mateo.
Mil ojos esconde la noche (2)
Confesiones.
DOCUMENTAL
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Es usted muy amable. No lo olvide.