San Miguel de Salinas
miércoles, 3 de septiembre de 2025
San Gregorio Magno
05:00
Me despierto. Tengo taponados la nariz y los oídos, pero no tengo tos. Me felicito.
Oficio de lectura de san Gregorio Magno que —atareadísimo— recuerda con nostalgia los buenos tiempos en que podía dedicarse a la contemplación sin distracciones.
05:20
Me acuesto y me duermo rezando los misterios gozosos.
06:00
Suena el despertador. Por primera vez desde hace muchos días no me levanto cansado sino lleno de energía. Sé por experiencia que cuando uno se siente lleno de energía debe andar con pies de plomo.
Me dirijo a la cocina lentamente para prepararme un café.
06:50
Abro la iglesia de par en par para que entre el fresquito de la mañana. Salgo para el hospital.
7:40
Primera misa de san Gregorio Magno.
8:50
De vuelta a San Miguel, consulto la agenda y el WhatsApp. Se diría que todo el mundo estaba esperando que llegase el mes de septiembre para pedir cita en la parroquia.
Sé por experiencia que, cuando se acumula el trabajo, hay que extremar la cautela y la parsimonia y pensar cada movimiento dos o tres veces. Me siento ante el sagrario para meditar un rato con la ayuda de las dos catequesis de BXVI sobre san Gregorio Magno que estaba siempre muy ocupado.
Laudes.
9:40
En primer lugar hay que mandarle un mensaje al electricista diciéndole que estaré en la iglesia toda la mañana y que puede venir cuando quiera.
Hay que poner orden en la sacristía. Se ve que Joan no vino ayer y está todo manga por hombro.
Hay que preparar el altar para el ex-arcipreste. Dado que a don Paco lo trasladan de parroquia, el obispo ha nombrado a don JAG como nuevo arcipreste.
Entra Enrique. Viene a saludar y a asegurarse de que todo está listo para el bautizo de su segundo vástago.
Entra Bernardo que quiere saber si hoy hay misa.
Del obispado me han llegado dos notificaciones de confirmación para la anotación marginal. Una de ellas ha llegado aquí por error: es para la parroquia de san Bartolomé.
Muy bien, hay que hacer la anotación en el libro de bautismos correspondiente. Luego hay que firmar y sellar el volante del obispado para que quede constancia de que he hecho la diligencia. Luego hay que meter los dos volantes en un sobre y dirigirlo al obispado.
Por último hay que llevarlo a correos. Pero antes hay que sentarse en el confesonario.
10:30
Me siento en el confesonario.
Tercia.
Viene Bernardo. Que cuánto falta para la misa.
10:55
Enciendo las velas del altar y las luces para la misa. Me dispongo a esperar en la sacristía al ex-arcipreste. Entra doña Nati.
11:07
Llega el ex-arcipreste, nos saludamos, nos despedimos y voy a Correos. Hay cinco en la cola delante de mí. Aprovecho para llamar a Zakaría que quería hablar conmigo. No está lejos y viene a mi encuentro. Aprovecho también para revisar la solicitud de bautizo de Ewa T Bieszczad. Todo está en orden. Me felicito.
Mando la carta y saludo a Zakarías. Necesita víveres y melicinas. Vamos a Más y Más y a la botica. El boticario nos perdona cincuenta centavos. ¡Qué amable!
Zakaría me regala una bolsa de viaje, dos llaveros con sendos dromedarios cargados de alhajas y una taza de té repujada con vistosas filigranas. Se lo agradezco. Creo que los dromedarios estarán encantados de formar parte del belén de este año.
Llevo a Zakaría a su casa y salgo para Torremendo porque el archidiácono me ha pedido que le dé la unción de enfermos a Conchi. Cuando llego me dicen que acaba de irse el cura de La Murada. Como no conseguían hablar conmigo lo han llamado a él. Hago la recomendación del alma y rezamos un poquito.
13:00
De vuelta a San Miguel llamo al padre Mikel, cura de La Murada, para darle las gracias.
Me llama el electricista. Que viene. Mientras lo espero, aprovecho para apuntar los gastos en las cuentas y para escribir esto.
…
Jose, el electricista, necesita mi ayuda. Cada vez que me grite desde el campanario «¿Ha saltado?», tengo que mirar el cuadro de luces y decirle si ha saltado el automático. Y, si ha saltado, tengo que gritarle «¡Sí!», y cuando me grite «¡Súbalo!», tengo que levantar el interruptor. Y así.
Al cabo de un rato, viene José con uno de los focos del campanario. Tiene una derivación y por eso saltaba el automático. Ha puesto uno nuevo. Se lo agradezco y nos despedimos.
…
14:10
Voy a comer a casa de doña Nati. Hablamos un poco de enfermedades y luego de otras cosas. Doña Nati me pide que le mande un Bizum a uno de sus nietos.
14:50
Nos despedimos y voy a hacer la visita al Santísimo. Acto seguido voy a la casa abadía, pongo una lavadora, ordeno a mi teléfono que me avise en media hora y me echo en la cama.
15:40
Mi teléfono me avisa de que ha pasado media hora. Titubeo. ¿Me levanto u ordeno a mi teléfono que me avise dentro de una hora? Para animarme a hacer lo que tengo que hacer me prometo una ducha refrescante. Me levanto, tomo una refrescante ducha y aprovecho para aplicarme las cremas prescritas: una para aniquilar la plantación —que no deja de crecer— de hongos de la barba y otra para tratar otra especie de lepra que me ha salido en la oreja derecha.
16:15
Misterios gloriosos.
Escribo a Benedicto para decirle que Jose ha estado en la iglesia y que la avería está arreglada. Le doy las gracias y le pido la cuenta.
Jose Vicente me pide que le revele mis dos apellidos porque los del coro van a solicitar un equipo de megafonía al ayuntamiento.
Voy a la peluquería por la sombra, pero está cerrada. Sigo por la sombra hasta la iglesia donde me siento para leer el segundo libro de las Crónicas.
Limpio el sagrario.
Me siento para leer las Confesiones.
Subo al campanario para ver el nuevo foco. Bajo —muy satisfecho— del campanario y quito de la cartelera el cartel con los horarios de misas del arciprestazgo durante julio y agosto. Repongo las estampitas y hojas informativas que se ofrecen de gratis a los visitantes.
Me siento para mirar fijamente al sagrario.
Vuelvo al despacho por la sombra pasando por la peluquería por si estuviera abierta. Nada.
Mensaje para Wilder: «Hola, Wilder: ¿Podrías, por favor, engrasar las cerraduras de la casa abadía y de la Iglesia?».
…
De la diócesis de Cartagena me devuelven —cumplimentada— la notificación de un matrimonio que se celebró en 2023. Hay que buscar el expediente pero ¿dónde está la carpeta con los expedientes archivados? Después de un infructuosa búsqueda pido ayuda a Teresa.
¿He dicho «infructuosa búsqueda»? No he encontrado lo que buscaba pero he encontrado algo que no buscaba: la notificación de un matrimonio que se celebró en Tenerife hace un año y que hay que anotar en la partida de bautismo del novio.
Hago la anotación en el libro de bautismo, firmo y sello la notificación del obispado de Tenerife para que conste que he hecho la diligencia y la meto en un sobre dirigido al obispado de Alicante. Lo llevaré mañana a Correos, si Dios quiere.
…
18:45
Hay que salir para Los Montesinos pero, antes, hay que tender la ropa.
…
Conforme avanza el día crecen mi congestión nasal, mi sordera y mi cautela. Campeo hacia Los Montesinos exhibiendo en el escudo de armas una tortuga y un lema: PARSIMONIA.
…
Me estoy preparando para la segunda misa de san Gregorio Magno cuando me llega un mensaje del archidiácono: ha muerto Conchi. Descanse en paz. Luego otro mensaje: el entierro mañana a las seis.
Estoy a punto de salir al altar cuando entra en la sacristía una señora como un hada. Resulta que quiere celebrar sus bodas de oro el sábado 13 o el jueves 18. Resulta que el sábado 13 ya no estará don Paco y aún no estará don Isidro. Técnicamente, hasta que tome posesión el nuevo párroco soy una especie de encargado del kiosco pero sin capacidad de cambiar nada. Naturalmente a mi doña hada no voy a marearla con asuntos de jurisdicción y eso. ¡Hay tanta ilusión reflejada en sus ojos!
Le digo que sí a todo, le doy mi número de teléfono y quedamos en que quedaremos. La felicito, nos despedimos, toco la campana y me dirijo al presbiterio con parsimonia.
20:00
Segunda misa de San Gregorio Magno. No predico porque mi congestión nasal y mi sordera hacen que me oiga raro.
El final de la misa me suena así: «Bodéis id en baz».
…
Teresa —¡qué amable!— ha contestado a mi S.O.S. indicándome dónde puedo encontrar los expedientes matrimoniales archivados. El despacho parroquial puede esperar. Ballana sedá odo día.
Son las nueve cuando Wilder me escribe desde Torrevieja prometiendo que vendrá a engrasar las cerraduras. Todavía está currando y sonriendo. Le digo que lo de las cerraduras no corre prisa, que yo me voy a la cama y que gracias. Él me responde con un mensaje que empieza así: «Bendito sea Dios». Su mensaje acaba así: «En lo que yo pueda servir es con mucho gusto». Lo mejor es lo que va en medio pero está reservado para los que se han suscrito a este diario.
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Es usted muy amable. No lo olvide.