San Miguel de Salinas
jueves, 9 de enero de 2025
La temperatura en la iglesia a las ocho y cuarto de la mañana era de trece grados. En calle un grado más. He hecho una foto de la iglesia y la he puesto en X para dejar constancia del fenómeno.
A las nueve estaba en la oficina del banco de Torremendo con el NIE de la parroquia, mi DNI, el balance de cuentas y 100,35 dólares en moneditas para ingresar. Me habían advertido amablemente que no tendrían más remedio que bloquear las cuentas de la parroquia y del cementerio si no me personaba hoy sin falta.
Durante la espera he aprovechado para charlar con los vecinos que hacían cola. Muy bien.
La amable cajera se ha ocupado de embolsar e ingresar la monedas y me ha invitado a pasar al despacho del director.
El director, un ser humano muy correcto, y yo hemos sacudido nuestras manos y nos hemos presentado porque él es nuevo en la plaza. Luego ha empezado a pedirme papeles.
¿Acta de fundación de la parroquia? De existir, debe de ser un documento del siglo XVIII.
¿Estatutos de la parroquia? Las parroquias, que yo sepa, no tienen estatutos: se rigen por el Código de Derecho Canónico.
El director ha confesado con sencillez que en toda su vida laboral nunca el sistema le había pedido tales documentos para una cuenta parroquial y ha prometido interesarse por el fenómeno.
¿Balance de cuentas? Le he entregado el balance aprobado y sellado en el obispado por el ecónomo diocesano con una nota: «Hay un convenio con Caja Rural que exime a las parroquias del pago de comisiones». El director ha trasteado en su ordenador en busca del convenio. Después de un rato me ha dicho que sí, que el convenio existe y que nos exime en cualquier caso del pago de las comisiones de mantenimiento y, con una condición, de las comisiones por transferencias. ¿Qué condición? Que se hagan por banca online.
Acto seguido ha solicitado mi firma en la tablet para tres documentos y mi firma en papel para otros tres. Odio ser prolijo pero dejo constancia aquí de uno de los documentos que me ha llamado más la atención: una declaración jurada de que la parroquia no tiene inversiones en los EEUU. Y aquí el director, un poco avergonzado de pedirle tales cosas al cura de Torremendo, me ha asegurado que son trámites sin importancia.
¿NIE de la parroquia? Le he entregado la tarjeta de Hacienda plastificada.
¿DNI? Le he entregado mi DNI.
Estaba yo preguntándole por lo de la banca online cuando ha sonado mi teléfono. Ya eran las diez de la mañanita. Era Joan: que estaba en la iglesia y que no podía entrar en la sacristía para preparar la exposición del Santísimo porque hay una cerradura nueva. Le he dicho que volvería a San Miguel en quince minutos y, levantándome, he tendido mi mano al director, nos hemos despedido y he salido pitando para San Miguel.
A las diez y media el mundo dejaba de dar vueltas. Empezaba la exposición del Santísimo en san Miguel con Andrés al órgano. Luego, a las once, en la misma quietud y paz, la misa.
…
A la una y cuarto salía para Alicante y una hora después Miguel, que me estaba esperando, me hacía señas en la avenida de Alcoy para indicarme que la puerta del garaje del obispado estaba abierta para mí.
Me ha recibido con un abrazo y me ha conducido hasta el apartamento que ocupa con Dora.
Dora me ha recibido con un abrazo y con dos besos: muac, muac.
Otra vez, mientras comíamos y charlábamos, se detenía el tiempo hasta las tres y media, hora en la que nos hemos despedido.
…
Lo bueno de los jueves, que son mi día de asueto, es que el tiempo se detiene como se detuvo cuando Josué dio la batalla de Jericó.
A eso de las cuatro estaba yo en La Torre rezando el rosario por el palmeral, recogiendo naranjas del huerto y todo eso.
…
Es imposible escribir un día sin ser prolijo. No he contado, por ejemplo, lo de la llamada del tanatorio para el entierro de mañana a las diez.
Todavía tengo que rezar completas y cerrar la iglesia. Si no fuera por eso, contaría lo de la llamada del tanatorio y otras cosas maravillosas que vive cualquier cura de pueblo en su día de asueto.
Son las nueve y veinte cuando termino de escribir esta página de mi diario.
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