domingo, 26 de enero de 2025

Diario. Domingo, 26 de enero de 2025 (Año jubilar)

 San Miguel de Salinas

domingo, 26 de enero de 2025


10:00

Misa en Torremendo. 

11:30

Reunión del Consejo de Pastoral en los locales de San Miguel. 

12:30

Misa en San Miguel. Un penitente antes de misa. Después de misa salgo a la puerta para despedir a la congregación. Una señora muy alta y muy simpática que me ha ayudado a encender las estufas me cuenta que pasa una semana en Madrid y otra aquí y me anuncia que, cuando vuelva, me llamará para ver si puede ayudar en algo a la parroquia. Creo que se llama Sonia… o Silvia… o Sara. Le doy mi número de teléfono y le digo que su ayuda será muy bien venida. Se va muerta de risa. 

13:50

Voy con Cristián a la panadería. Compramos seis pastelitos y vamos a comer a casa de Ana Isabel, Wilder, Luciana y Camila. Ana Isabel ha preparado una comida ligera a base de frijoles, arroz, huevos fritos, plátano macho frito y una especie de beicon cuyo nombre colombiano he olvidado. Hablamos de cosas y de costumbres de Colombia y del café de allí. Yo, después de los pastelitos y del café, me quedo frito. Me disculpo explicando que anoche solamente dormí cuatro horas. Me disculpan. 

15:30

Nos despedimos. Cristián y yo paseamos hasta la iglesia y allí nos despedimos. Una parte de mí quiere echarse una siesta, la otra parte también pero pone algunas objeciones. 

Visita al Santísimo. Lo que viene a continuación solamente se puede llamar oración si el duermevela y las cabezadas ante el Santísimo vale como tal. 

16:15

Voy a la casa abadía, me siento con Mil ojos tiene la noche y me quedo frito. 

16:40

Visto que es imposible leer, me pongo a rezar los misterios gloriosos recorriendo la casa abadía de punta a cabo con grandes zancadas. 

17:00

Me lavo la cara con agua fría, me mojo el pelo y decido entregarme a la actividad frenética para salvar la tarde. Abro el buzón que está repleto de cartas: cartelería fina del obispado y notificaciones del banco. Abro el correo electrónico y lo mismo. Luego sigo con la paciente labor de ir contestando a los wasaps atrasados por el retiro. 

18:00

Voy a la iglesia para rezar vísperas y, de paso, preparo las colectas para ingresarlas mañana en el banco. 

18:45

Vuelvo a la casa abadía y me siento para ver y oír una conferencia sobre Ampurias (Emporion) en la Fundación March. Allí me entero de algo que me permite comprender mejor el pasaje bíblico en el que se cuenta que el amable Noé, tras el diluvio, soltó una paloma. Yo sabía que los Padres de la Iglesia habían prestado mucha atención a esa paloma que vuelve al arca con un ramito de olivo. Sabía que los padres de la Iglesia, con su agudísima mirada mística y su sensibilidad para entender el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo, siguiendo el aire del vuelo de esa palomica la habían visto posarse sobre Jesús en el Jordán antes de volver al cielo para llevarle al Padre lo mejor de la humanidad. Lo que no sabía —lo he aprendido del sabio conferenciante— es que los viejos marineros de los tiempos del Argos, cuando se perdían en el mar y no sabían por dónde andaba la tierra firme, soltaban algún pajarillo  y luego remaban en la dirección que él había tomado. Y he empezado a invocar y mirar a Noé como Santo Argonauta. 

20:00

Vuelvo a la iglesia para rezar Completas.

20:15

Escribo esto.

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