jueves, 6 de marzo de 2025

Diario. Jueves, 6 de marzo de 2025

 San Miguel de Salinas

jueves, 6 de marzo de 2025


En las ferias de Cuaresma no están permitidas las misas votivas. Como no ha venido Joan, me pongo a preparar el altar. Llega Bernardo gimiendo y llorando como alma en pena, se arrodilla en el comulgatorio  y:

—San Francisco Javier, ¿a qué hora es la misa?

—A las once, Bernardo. 

—Y ¿qué hora es?

—Son las diez.

—¿Las diez?

—Sí, las diez. 

—No se vaya nunca, san Francisco Javier. 

Bernardo se aleja arrastrando los pies y sale de la iglesia. Entonces llega Teresa y yo me instalo en el confesonario con Salto de fe. Releo el primer poema que me tiene sonriendo desde que lo leí ayer. Imagino así la cosa: 

En la escena un poeta y su Ella, la más hermosa Dulcinea. Ella toda ojos —¡qué ojos, por cierto!— y él henchido de amor y de lirismo y de doctrina adquirida  en 

AÑOS de lectura y estudio,

de estar atento a lo que pasa.

Entonces él se pone a recitarle sus versos a ella. (Nosotros, los poetas de toda la vida, podemos ser bastante intensos. Yo mismo, ahora que lo pienso, quise fascinar a una muchacha declamando ante ella la dedicatoria de las Soledades de Góngora al duque de Béjar. Ya estoy divagado). 

En el centro del poema —como un dardo en el centro de la diana— pone el poeta la palabra de Ella: No está mal el poemita. 



Teresa ha provocado una especie de incendio en torno al sagrario encendiendo allí doce velas. Entonces, de esa zarza ardiente sale Dios y empezamos a cantar el Pange lingua porque es jueves. 


Misa a las once. Ahora, Señor… etc. 



Salgo para La Lloseta porque es jueves. 

Después de tantos días de lluvia fina, el campo está glorioso. 

Estoy por decir que no parece Alicante este paisaje verde y florido. Estoy por decir que esa tapia cubierta de esparragueras y de mimosas es un sueño. 

Pero no estoy soñando. Creo que Dios me está diciendo que algún día mi alma amojamada —zas— se llenará de vida. 



De vuelta a San Miguel encuentro en la iglesia a la Dama Triste. 

Charlamos un rato y pide confesión. 

Charlamos otro rato y pide comunión. 

La dejo arrodillada ante el sagrario. 



21:30

Toca cerrar la iglesia. 


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