lunes, 3 de marzo de 2025

Diario. Lunes, 3 de marzo de 2025

 San Miguel de Salinas

lunes, 3 de marzo de 2025


6:45

Abro la iglesia y salgo para el hospital. Me da tiempo a rezar el oficio de lectura antes de la misa. Después de la misa y de la visita a los enfermos voy a Dirección para pedir que anuncien que el miércoles habrá imposición de ceniza a las 7:40 y a las 14.00. 

Laudes. 

Me siento para mirar fijamente al sagrario. 


10:00

Salgo para San Miguel. Me da tiempo a ir al banco antes de sentarme en el confesonario. Tercia. 

Segunda misa del día por las almas del purgatorio porque es lunes. 

Después de misa piden confesión dos penitentes. Muy bien. 


12:00

Voy al despacho parroquial y escribo la página de mi diario de ayer. 


13:00

Aseo la casa abadía. 

Lectura El Señor, Romano Guardini.

Lectura del Evangelio. 


14:00

Voy a comer a casa de doña Nati. Samira está haciendo el Ramadán. 


14:45

Visita al Santísmo.

Salgo a pasear rezando el rosario. 

De vuelta a casa abro el buzón y encuentro, entre otras cosas, dos avisos de Correos. Tendré que ir mañana. 


15:30

Me siento para ver la entrevista de Aladetres a Mons Munilla.


16:45

Salgo con mi Lamborghini para llevar la comunión a Ramón y a Aurora, 


18:00

De vuelta a San Miguel toca rezar vísperas. 

Se me acumulan los mensajes de WhatsApp. Pongo en el muro de Fbk el cartel que me mandan con los horarios de imposición de la ceniza en los hospitales de la vicaría. Compruebo que los del hospital Quirón están bien: a las 7:40 y a las 14:00. Muy bien. 

Me siento para mirar fijamente al sagrario. 


19.30

Voy a Más y Más. 

Vuelvo a casa y preparo una crema de lentejas, zanahorias y puerros. Consumo una taza y reservo el resto para ir zampándomelo durante el mes de marzo. 

Una especie de sensación como de hambre parece decirme que la cena ha sido algo demasiado ligera. Paso por la sartén unas rodajitas de solomillo y me las zampo salpimentadas.  

Luego me siento para leer, por placer, El romancero viejo. Y, cuando llego al Romance de la muerte del conde de Niebla, me acuerdo de mi tía Janusa que anda llorando a su noble esposo y se me antojan como escritos para él estos versos: 

Llórale gente de guerra

por ser tan buen capitán

llórale duques y condes

porque a todos sabía honrar. 

Entonces voy a la iglesia para rezar completas. La imagen de san José —casi oculta entre las calas— sigue en el altar de santa Rita. 


21:30

Me siento para escribir esta página de mi diario.

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