jueves, 13 de marzo de 2025

Diario. Jueves, 13 de marzo de 2025

 San Miguel de Salinas

jueves, 13 de marzo de 2025


8:30

Oficio de lectura y laudes. 

Como dijo anoche el arcipreste, citándome, en su fervorín: toca mirar fijamente al sagrario. 

9:30

Voy a la farmacia para comprar pastillas amarillas pequeñas contra  la artritis y Ricolas contra la tos. Vuelvo a la iglesia. 

Llegan Anne y Joan. Ponemos un mantel limpio en el altar, me llevo el sucio a la casa abadía y pongo una lavadora solo para él. 

De vuelta a la iglesia oigo la voz de Bernardo como de ultratumba: —San Francisco Javier, dame la comunión. 

—Si vienes a misa te daré la comunión. 

—No, ahora. 

—Ahora no puedo.

—¿Ahora no puedes?

(Se va)

10:00

Me siento en el confesonario. Llega Bernardo: 

—¿Falta mucho para la Misa? 

— Falta una hora. 

—¿Una hora?

Se va. El confesonario queda oliendo a tabaco. Lo perfumo con Dipttyque y queda oliendo a jasmine. 

Un penitente. Muy bien. 

10:30

Comienza la exposición del Santísimo con Andrés al órgano. 

11:00

Misa. 

Dominus vobiscum.

Et cum spiritu tuo.

Sursum corda. 

Habemus ad Dominus.

Gratias agamus Domino Deo nostro. 

Dignum et iustum est. 

Inicio el prefacio cantado en latín. Andrés se hace un lío y me quedo solo. No importa. 

Al terminar la misa, en la sacristía, ensayo el canto del prefacio con Joan y con Andrés. Muy bien. 

12:00

Salgo para la Lloseta. 

14:00

Salgo para Torrellano. 

14:45

Salgo para San Miguel. 

15.45

Visita al Santísimo en San Miguel. 

Mando a Jesús una foto de un marco del siglo XVIII y una pregunta. ¿Podrías hacerme uno igual? 

Jesús me llama enseguida. Charlamos amigablemente. Sí, me lo va a hacer. Si le mando las medidas puede empezar a trabajar hoy mismo. Me felicito. 

Hago una foto de cuadro que quiero enmarcar. Es una reproducción en tela de un san Vicente Ferrer del Museo del Prado. Lo mido y mando la foto y las medidas a Jesús. 

Mando un mensaje a Antonio B. ¿Hay algún progreso en el sagrario que le mandé hace dos o tres años para restaurar? Me contesta enseguida. Que sí, que progresa adecuada aunque lentamente porque ahora está trabajando fuera del taller. Me felicito. 

Mensaje de A. Que le dan el alta y que puede volver a casa. La felicito. 

Mensaje de Rocío desde Oxford. Que, como el día de san José es mi aniversario de ordenación, los sobrinos han decidido —qué amables— hacer una colecta y mandármela. Que si le puedo dar un número de cuenta. Le mando el número de cuenta de la parroquia y pienso para mí: «Oh, ya tengo para pagar el marco al carpintero». 

Escribo a BZ y le mando una foto del marco. Le explico que un carpintero amigo me va a hacer una copia. ¿Podría ella, cuando esté hecho, pintarlo y dorarlo según el modelo? ¡Qué emoción!

Termino de recoger la sacristía y me siento ante el sagrario para rezar un poco. 

Cuando termino observo que hay un hombre y una mujer sentados en un banco. Él me pregunta en inglés que si soy el párroco. Le digo que sí, me saludan y empezamos a charlar. Viven en Holanda —no parecen holandeses— y tienen una hija —Ramona— con cáncer. Me enseñan una foto de Ramona con su marido y sus dos hijitos. Luego me enseñan una foto de toda la familia. Una familia muy bonita y numerosa con perro y todo. Me cuentan que, cuando vienen a España, se acercan a San Miguel cada dos días para rezar. Me dicen que vienen aquí porque han descubierto que la iglesia siempre está abierta. Me dicen que habían pensado dejar un donativo para la parroquia en el JJ pero que, si les doy el número de cuenta de la parroquia, harán una transferencia de mil dólares. Se lo agradezco mucho. Me ruegan que rece por Ramona y que gaste el dinero en algo que se quede en la parroquia. Entonces les muestro el cuadro de san Vicente Ferrer, les explico que he encargado un marco a un carpintero, les muestro la foto del modelo y les digo que, además de pagar al carpintero, habrá que pagar al artista que pinte el marco. Les parece una idea estupenda. Intercambiamos nuestros números de teléfono. Ya somos amigos. 

En mi lista de intenciones, donde pone «por la salud de F, A, CA, IGdL, Miguel» añado «Ramona». 



Voy a hacer algunas compras en Más y Más. Allí me encuentro con Teresa que me pregunta que si hay novedades. Contra pregunto: 

—¿Te las cuento ahora o prefieres leerlas esta noche en el diario?. 

—Bueno —dice sonriendo— si tienes prisa puedo enterarme esta noche. ¿Ha pasado algo malo? 

Entonces le cuento lo de que a A le han dado el alta, y lo de los holandeses que no parecen holandeses y que quieren que recemos por Ramona y que han prometido mandar mil dólares a la parroquia porque siempre está abierta y lo del cuadro de san Vicente Ferrer y el marco del siglo XVIII. Y Teresa se hace cruces y muestra mucho contento y promete que también ella rezará por Ramona, como reza por F y por A. 

Y yo, que disfruto contando cosas, en viendo el contento de Teresa aún me alegro más y más. 


Vísperas. 

De vuelta a la casa abadía llevo la compra a la cocina, saco de la lavadora el mantel del altar, lo tiendo sobre la mesa del comedor y me quedo mirándolo como se queda uno mirando el sudario de Cristo y lo beso como lo beso sobre el altar al empezar y al terminar la misa. 

Este tipo de tonterías, eso de andar besando cualquier cosa que haya estado en contacto con el Cuerpo de Cristo o con las reliquias de los santos, no me avergüenza nada. Hay muchas cosas que me avergüenzan y nunca hablaré aquí de ellas. 


Vuelvo a emocionarme un poco cuando leo en la Historia de la Iglesia en la España contemporánea, de Vicente Cárcel Ortí, el capítulo que habla de los mártires de la persecución religiosa en Españita. 

2 comentarios:

Es usted muy amable. No lo olvide.