San Miguel de Salinas
domingo, 2 de marzo de 2025
A las nueve y cuarto salgo para Torremendo. Tengo que celebrar allí a las diez. Luego, a las once y media, tengo que estar de vuelta en San Miguel para saludar a los niños del nuevo grupo de catequesis de poscomunión y, a las doce y media debo celebrar la segunda misa del día.
Doña Nati me espera a las dos menos cuarto en su casa. Vamos a comer en La Posada de Los Montesinos. Allí me presento puntualmente y reparo en que me he dejado el teléfono en casa. No pasa nada. Salimos para Los Montesinos.
El restaurante está atestado. Tardan tres cuartos de hora en traernos el primer plato. Son las tres y yo había quedado con María y sus amigas en La Torre para celebrar la misa a las cuatro y media. Necesito hablar con ella. Doña Nati tiene el teléfono de Wilder y Wilder tiene el teléfono de algunos de mis hermanos y cuñados. Llamo a Wilder desde el teléfono de doña Nati y le pido que mande los contactos de P&P y de Rafa. Wilder, qué amable, me los manda. Consigo hablar con Patricia que me manda el teléfono de María. Por último llamo a María y la aviso de que no llegaré hasta las cinco.
Terminamos de comer, volvemos a San Miguel y, si recoger mi teléfono, salgo pitando para La Torre. Al llegar al Realengo se enciende la luz de la reserva. Impensable parar a repostar: María y su amigas tienen que volver a Madrid después de misa y no puedo retrasarlas más. ¡Qué emoción!
Llego a La Torre y la tercera misa del día empieza a las cinco. Luego nos despedimos. María y sus amigas salen para Madrid y yo salgo en busca de la gasolinera más próxima. ¡Qué emoción!
Consigo llegar y repostar. Entonces, tranquilamente, vuelvo a San Miguel rezando los misterios gloriosos con BXVI.
Al salir de la autopista veo a un ser humano de unos treinta y pico de años que hace auto stop. Me da pena porque está lloviendo. Lo recojo.
Se llama Nerio, como la diosa romana de la guerra, aunque él asegura que su nombre viene de un dios griego del mar. Da igual, es lituano y habla seis idiomas: lituano, ruso, polaco, alemán, inglés y español. Viene de un pueblito de Lérida, lleva una semana viajando y va a un pueblito de Málaga donde va a ocuparse de cuidar la casa de un inglés. Esta mañana salió de Benidorm con un ruso que lo dejó donde yo lo he encontrado. Me cuenta todas las maldades que los rusos hicieron a los lituanos y me dice que el ruso que lo ha traído huyó de Rusia para no tener que ir a la guerra. Me pregunta que si soy pastor, le digo que soy cura católico y me dice que él también es católico.
Paso por san Miguel para recoger mi teléfono y llevo a Nerio a la estación de autobuses de Torrevieja. Le doy unos dólares para que pueda viajar a Murcia y salir mañana desde allí para Málaga. Nos despedimos.
Vuelvo a San Miguel, rezo un rato, voy a la casa abadía, me preparo una cena ligera y me siento —son las 20:00— para escribir esta página de mi diario. Nada más sentarme suena el teléfono. Es el arcipreste. Recuerdo que habíamos quedado en vernos. Salgo para Los Montesinos.
Cuando vuelvo a San Miguel ya son las diez y piquito. Rezo completas, me despido de san José, cierro la iglesia y me voy a la cama dejando para mañana esta página del diario.
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