miércoles, 19 de febrero de 2025

Diario. Miércoles, 19 de febrero de 2025

 San Miguel de Salinas

miércoles, 19 de febrero de 2025


Suena el despertador a las seis, me envuelvo en mi bata polar y, estornudando, me preparo un café con leches y Pharmagrip. 

La misa en el hospital empieza, puntualmente, a las ocho menos veinte. 

Luego visita a la UCI con María José, María y Miguel. Rezamos junto a la cama de Migue Sr y luego le llevo la comunión al santo y amable hermano marista. Charlo con él: estuvo en el Líbano donde los maristas tienen dos prestigiosas escuelas. Subo a visitar a Vicente que está con Pura. 

Vuelvo a la capilla para seguir con mis obligaciones devotas. Ya he gastado un paquete de pañuelitos de papel de doble capa. 

La misa de once en san Miguel comienza puntualmente. 

Luego me encierro en el despacho parroquial envuelto en mantas para hacer el acta de la última reunión de Consejo y otras cosas que no requieren salir de esa zona de confort. 

Después de comer con doña Nati hago la visita al Santísimo, me tomo un Pharmagrip y me meto en la cama. Misterios gloriosos con BXVI. Me quedo frito. 

A las seis me despierto, me pongo el termómetro y, sí, tengo fiebre. Escribo a Mari Mar para decirle que si puede encontrar a otro sacerdote para dar la unción a su tío. Me dice que sí, que no me preocupe. Escribo a Wilder para pedirle, por favor, que me traiga unos víveres. Escribo a Teresa para pedirle, por favor, que cierre la iglesia. 

Veo la presentación de la fundación NEOS en Talavera. Muy inspiradores el moderador —Jesús Olmedo— y los intervinientes: María San Gil y Jaime Mayor Oreja. 

Oigo una piadosa meditación. Me quedo frito. 

A las ocho, o así, Wilder me trae los víveres —qué amable— me tomo otro Pharmagrip y abro otro paquete de pañuelitos de papel de doble capa. 

Vuelvo a la cama para escuchar De San Pablo a san Benito: evangelizar en tiempos de incertidumbre. Me quedo con esto: la Regla de San Benito exigía que los monjes no salieran del monasterio pero, gracias a Dios, los benedictinos incumplieron la regla apremiados por la caridad que los impulsaba a trabajar por la salvación de las almas. La opción bededictina no puede consistir en encerrarse sino en comprender que sin vida interior no hay cristianismo.

1 comentario:

Es usted muy amable. No lo olvide.