San Miguel de Salinas
lunes, 10 de febrero de 2025
6:59
Abro la iglesia.
Un coche de la Policía Local bloquea la salida del garaje. Voy a la panadería y saludo a todos con mansedumbre. Un agente retira el coche.
7:25
Llego, el primero, a la capilla del hospital y preparo el altar.
7:40
Primera misa de la memoria de santa Escolástica.
8:00
Recojo todo y subo a la UCI con María José, Miguel y María.
8:40
Oficio de lectura y laudes.
Me siento para mirar fijamente al sagrario.
9:40
Salgo para San Miguel.
10:30
Me siento en el confesonario. Un penitente. Muy bien.
11:00
Segunda misa de santa Escolástica.
12:00
Ángelus.
Me dispongo a ir al banco cuando llega Wilder. Le muestro un lampadario que no funciona para ver si lo puede arreglar. Al abrirlo, aparece un billete de 20 dólares que alguien ha introducido por la ranura de las monedas. Wilder desenchufa el lampadario, lo vuelve a enchufar y funciona.
Me acompaña al banco y lo invito a un café. Vamos al JJ y pide una botella de agua con gases. Yo un café cortado. Me lo ponen en vaso y me quemo los dedos porque los vasos no tienen asa.
12:30
Nos despedimos. Voy al despacho para actualizar las cuentas y para comunicar al obispado el importe de las colectas de Manos Unidas de San Miguel y de Torremendo.
Sexta.
13:00
Salgo para Bigastro donde he quedado a comer a la una y media con don José Antonio, don Antonio y don Francisco.
13:30
Llego, el primero, al bar La Esquina. Luego llega don José Antonio y nos saludamos cordialmente porque es la primera vez que nos encontramos en su nuevo destino.
Don Antonio y don Francisco llegan con media hora de retraso pero no les decimos ni «ejem, ejem» ni nada. Mansedumbre.
15:15
Como se me está haciendo tarde, me despido y los dejo tomando café. Yo ya lo he tomado porque no he pedido postre.
15:45
Llego al garaje pero, justo en ese momento, Teresa aparca su Lamborghini bloqueando la entrada. No me enfado ni nada porque sospecho que no se ha dado cuenta. Se da cuenta y retira su coche. Nos saludamos.
Hay que apresurarse un poco porque se va escapando la tarde.
Visita al Santísimo. Recito unas preces que yo me sé.
Misterios gozosos en la casa abadía.
Preparo el retiro de mañana. Se nos propone, como tema, las bienaventuranzas y, más concretamente, la mansedumbre.
Vísperas.
18:05
Salgo para Los Montesinos.
18:30
Tercera misa de santa Escolástica. Me ayuda Dani que no deja de crecer. Ya me saca una cabeza, o más.
Hago una breve homilía comentando el último y famoso encuentro de santa Escolástica con san Benito cerca de Montecasino. Pondero mucho la mansedumbre de los dos hermanos.
Al terminar la misa, Aroa entra en la sacristía y pide permiso para contarme una historia verídica. Me encanta que e cuenten historias verídicas.
Aroa me cuenta que esta mañana ha estado en un juzgado de Alicante en su calidad de responsable de las cuarenta horas por la vida. Me cuenta que el director del abortorio de allí ha demandado por acoso a un sacerdote y a cuatro laicos que estuvieron rezando el rosario delante de su negocio. Me cuenta que el director del abortorio no se ha presentado y que la juez que lleva el caso se ha irritado un tantico y lo ha llamado por teléfono. Al parecer, el matasanos ha alegado que tiene mucho trabajo y la juez le ha preguntado que si, por ventura, piensa que el tiempo de él es más valioso que el tiempo de ella. Luego Aroa me ruega que rece por la conversión del director del abortorio que ha sido citado para declarar el próximo jueves. Al parecer, en su denuncia reconocía que los denunciados estaban rezando a unos veinte metros de su negocio pero decía que esas oraciones podían oírse desde su despacho. Aroa cree que —por vía de milagro— se le concedió al abortero la gracia de oír esas oraciones en su conciencia porque no hay otro modo de explicar el fenómeno.
19:20
Vuelvo a San Miguel y compro en Tien21 una máquina de afeitar por cien euros. Una ganga.
Luego me siento en la iglesia para mirar fijamente al sagrario considerando la mansedumbre de los jueces y de las juezas y la caradura mía y de los aborteros.
20:30
En la casa parroquial me preparo una cena ligera. Mientras me la estoy zampando, me muerdo la lengua —sin querer— por la parte de la izquierda. Me duele mucho pero no me quejo ni nada. Mansedumbre.
Luego me pongo a escribir esto.
21:00
Me llama don FM para decirme que acaba de visitar en el Quirón al sacristán del sagrado Corazón de Torrevieja que va a ser operado mañana porque se ha caído y se ha roto un hueso. Le digo que iré a visitarlo mañana. Nada más terminar nuestra conversación compruebo con pena que he olvidado el nombre del sacristán y el número de su habitación.
Sigo escribiendo esto.
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