miércoles, 2 de octubre de 2024

Diario. Miércoles, 2 de octubre de 2024

 San Miguel de Salinas

miércoles, 2 de octubre de 2024


7:00

Salgo de La Torre. Voy escuchando una piadosa meditación. Es de noche. Solamente al cruzar las salinas de Santa Pola empieza a verse, sobre el horizonte del mar, el primer resplandor del crepúsculo. 

Llego al hospital con el tiempo justo para preparar el altar y celebrar la misa de ocho: santos ángeles. 

Luego de recogerlo todo, me aplico a la recitación del oficio de lectura y las laudes. Subo los ochenta y un escalones y vuelvo a San Miguel. 

Recuerdo que, antes de irme a Suiza, mandé a Teresa copia de las cuentas parroquiales por lo que tengo la esperanza de poder reconstruirlas. Me alegro. 

10:00

Llego a San Miguel y saludo a Joan. Llama Teresa: se ha roto el húmero y está en el hospital. Le digo que me llame cuando llegue el momento para pasar a recogerla. 

Voy a la casa abadía y me tomo las cuatro pastillas amarillas que tenía que haberme tomado el domingo. 

Me revisto y voy al confesonario. Tercia. Lectura de «Las Moradas». Como no hay penitentes, aún tengo tiempo para contestar algún wasap. 

11:00

Segunda misa de los ángeles. 

11:45

Me encierro en el despacho dispuesto a reconstruir las cuentas parroquiales. 

12:50

Me llama Teresa, que puedo pasar a buscarla. He conseguido rehacer la hoja de cálculo en mi nuevo Mc y reconstruir dos meses de las cuentas de San Miguel. Salgo para el hospital 

13:30

Dejo a Teresa en su casa. No tienen que operarla. 

Vuelvo a la casa abadía y me entrego a la lectura del «Evangelio de San Juan». Rezo el rosario, recojo todo y voy a comer a casa de doña Nati. 

14:45

Salgo de casa de doña Nati. Hoy, ni tertulia ni noticias, ni nada. Voy a la iglesia, hago la visita al Santísimo y me siento a mirar fijamente al sagrario. 

15:35

Voy a la casa abadía y me encierro otra vez en el despacho para continuar con el rescate de las cuentas. 

18:27

Llevo, casi, tres horas con mi empeño. A veces me atasco porque no cuadran las sumas pero nosotros, los matemáticos de toda la vida, no nos desalentamos. Entonces me llama don JM y me da la triste noticia de la muerte de don Alejandro Llano. Lo recuerdo como a un sabio muy bueno. Descanse en paz. 

Cuando terminamos de hablar aprovecho para estirar las piernas rezando vísperas caminando por el pasillo de la casa abadía. 

20:30

He conseguido reconstruir las cuentas de San Miguel, de Torremendo y del cementerio. Me aseguro de que las he guardado en la nube. Me vuelvo a asegurar. Me vuelvo a asegurar. 

Salgo para hacer una compra. Encuentro en la iglesia a Delia y a Mari Luz. Tatono ha preparado la imagen de la Virgen del Rosario para el rosario del día 5. 

21:00

Vuelvo ala casa abadía con mi compra y me llama d JCR. Está haciendo su paseo vespertino por Madrid. Lo hace para adelgazar. Me cuenta muchas cosas jadeando. Por el teléfono oigo las sirenas de los policías que persiguen a los ladrones. Me cuenta que va a estar en Murcia desde mañana hasta el viernes en un encuentro de  directores de la COPE. Haremos por vernos. 

21:23

Me preparo una cena ligera, la bendigo y me la zampo. 

21:39

Llamo a Teresa. 

21:41

Tengo ciento treinta y pico mensajes de wasap no leídos de veintitantas personas o grupos. Me digo que mañana será otro día para eso pero respondo al mensaje de Jesús HC que me ha mandado una foto de nuestra reunión de ayer. 

Entonces juzgo que ha llegado el momento de pensar en cómo ha ido el día y me pongo a contarlo. 

Mientras lo voy contando pienso y divago. 

Pienso, por ejemplo, que los santos y las personas educadas no suelen hablar de sus penas ni de sus dolores. 

Divago. Creo que hoy, la urgencia de reconstruir las cuentas parroquiales me ha obsesionado un tantico. No hay que descartar que tenga yo una tendencia a querer tenerlo todo controlado, escrito, atado, bien atado, ordenado, archivado etc. Quizá, por ese afán, me esté perdiendo algo. Quizá por eso el Buen Dios ha querido que se eche a perder mi viejo Mc y que, con él, se pierda el fruto de mis obsesiones y que ande yo aprendiendo a usar un nuevo Mc tranquila y tenazmente para empezar todo de nuevo. 

¿Me duele algo? Nosotros, los santos de toda la vida, no hablamos de esas minucias. Si atiendo a mi cuerpo: artritis. Si atiendo a mi alma y miro en el rincón de la nostalgia: don Juanjo, don Alejandro Llano, mis padres y tal y tal amigo o hermano a quien añoro. Miro al rincón de mis pecados y lloro un poco. Si miro a mi alrededor nada me duele más que el húmero roto de Teresa. Miro al Buen Dios y no me duele nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es usted muy amable. No lo olvide.