Madrid
lunes, 10 de noviembre de 2025
A las seis suena el despertador en La Torre.
A las siete menos cuarto salgo de La Torre y aparco mi Lamborghini en la puerta de El Noi II. Me dispongo a esperar al taxi que tiene que venir a buscarme. A las siete menos cinco empiezo a inquietarme porque no aparece. Justo entonces caigo en la cuenta de que el taxi no tiene que venir hasta las ocho menos diez. He llegado con una hora de adelanto. No importa. Entro en el Noi II y pido un café con leches y una tostada con aceites. Me los zampo y aún tengo tiempo para rezar el Oficio de lectura y las laudes paseando por delante del Noi II. A más a más, tengo tiempo para sentarme en mi Lamborghini y hacer una rato de oración con Dios te salve, Reina y Madre.
A las ocho menos diez en punto llega el taxi. El taxista es la mar de simpático. Charlamos durante el trayecto hasta la estación de tren que dura, más o menos, trece minutos.
Tengo tiempo de sobra para pasar los controles de equipaje, ir al andén 4, subir al vagón 12 —vagón silencioso— e instalarme cómodamente con mi Mac y todo.
…
El AVE sale —con tres minutos de retraso— a las ocho y treinta y ocho.
Lectura del evangelio de san Marcos.
Lectura de Dios te salve, Reina y Madre.
Se anuncia la llegada a Villena.
Escribo y publico el diario de ayer.
Leo La Sagrada Familia, de Alejandro Entrambasaguas.
Se anuncia la llegada a Albacete.
Chateo un poco.
Tercia.
Leo algunas cosas en X.
Se anuncia la llegada a Madrid.
…
A las once y ocho minutos en punto llegamos a Chamartín como estaba previsto.
Me están esperando Ana VP y Pablo P que hoy cumple treinta y seis años. Me llevan a la Clínica de la Universidad de Navarra en Madrid.
En el aparcamiento encontramos a Rafa. Nos saludamos. Ellos se quedan en recepción y yo subo a la habitación 212. Allí saludo a María, a Jesús, a Javier, a Ana y a Blanca. Arantxa está sedada y duerme como Blancanieves. Charlamos en voz bajita. Le doy la bendición papal in articulo mortis. Está muy linda.
Rezamos el Ángelus porque son las doce.
Acompaño a María al aparcamiento y me encuentro con el capellán, don Juan Ramón GM, que fue mi profesor en Pamplona. Es un afortunado encuentro porque me da permiso para celebrar la misa en el oratorio de la clínica sin pedirme papeles no nada. Quedamos en que celebraré a las cinco de la tarde, si Dios quiere.
Vuelvo a la habitación de Arantxa. Misterios gozosos del Santo Rosario en voz bajita. Entre tanto, Blanca pinta con sus acuarelas, Javier trabaja con su ordenador, Ana lee y Jesús mira fijamente a Artantxa.
Hago la recomendación del alma.
A las dos me voy a comer con Ana VP y con Pablo P que cumple treinta y seis años.
A las cuatro estamos de vuelta en la clínica.
Voy al oratorio para mirar fijamente al sagrario. Vísperas.
A las cinco empieza, puntualmente la misa de la memoria de san León Magno. Somos unos treinta: hermanos, primos, sobrinos, amigos. Rezo la Plegaria Eucarística I y, en el memento de vivos, menciono a Arantxa, a Jesús, a Ana, a Javier y a Blanca. Ellos no están con nosotros. Están en la habitación de Arantxa, rodeando su cama, haciéndole carantoñas y tomando sus manos.
Al terminar la misa salimos al pasillo y, justo entonces, viene Blanca para anunciarnos que Arantxa acaba de de morir. Disimulando las lágrimas volvemos a entrar al oratorio para rezar un responso.
Luego subo a la habitación para rezar allí otro responso con Jesús y con sus hijos. Y cuando Jesús llora un poco, ya no disimulamos las lágrimas.
…
A eso de las ocho, se llevan el cadáver al tanatorio.
Juan Carlos R viene a buscarme y vamos a cenar. Me invita él. ¡Que amable! Luego me trae a casa de María y Jacobo que me han ofrecido su hospitalidad. ¡Qué amables!
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Es usted muy amable. No lo olvide.