La Torre
martes, 7 de octubre de 2025
Me despierto sobresaltado. ¿Donde estoy?
Son las siete y media y estoy en Majadahonda. No hay nada que temer. Me levanto y —sigilosamente— voy a la cocina para desayunar dos tostaditas con aceite y un café con leches y ocho gotas de edulcorante que —según he leído en la etiqueta— equivalen a una cucharada de azúcar. Tengo que adelgazar.
Me aseo y voy a rezar al cuarto de estar. Llega Ana y se pone a hacer gimnasia en una silla. Termino de rezar y Ana sigue haciendo gimnasia, pero ahora está sobre una esterilla. Me pongo a leer La sagrada familia. Acabo de leer el prólogo de Ussía y el primer capítulo cuando llega Félix. Ana sigue haciendo gimnasia que ahora la lleva a reptar por debajo de las sillas y de las mesas. Solamente interrumpe sus ejercicios cuando me oye decir que MRV está en París formándose para ser espía. Entonces asoma la cabeza por debajo de una butaca y pregunta con admiración no fingida: «¿MRV espía?». Y, sin esperar respuesta, empieza a rodar por el pasillo, como haciendo de croqueta. Y yo bendigo a Dios que me ha dado una madrina tan buena.
No podría jurar ante un juez que eran las diez menos cuarto cuando Félix y yo nos hemos despedido de Ana. Pero sí podría jurar ante un juez que eran las diez y veinte cuando Félix —¡qué amable!— me ha dejado en la esquina de la calle Rodríguez San Pedro con la plaza del conde de Valle Súchil, con acento ortográfico en la «u».
De lo que ha pasado entre las diez y veinte y las dos, dejo constancia abreviada:
1. He llamado a Almudena que no me ha contestado.
2. He mandado un mensaje a don JCR que me ha dicho que estaba grabando un programa en la Plaza de España y me ha invitado a encontrarme allí con él.
3. Me he despedido de Félix agradeciendo su amabilidad.
4. He mandado un mensaje a Arantxa mintiendo: «Estoy en la cooperativa del clero».
5. He ido a la cooperativa del clero para comprarme una camisa pero he acabado encargado una sotana —que no llegará hasta el año que viene porque todos los curas quieren ser como León XIV— y un clergyman.
6. He dejado en la cooperativa del clero mis maletas —para no ir arrastrándolas penosamente por las calles de Madrid— y el clergyman para que le ajustasen los bajos al pantalón.
7. Me he despedido pagando trescientos dólares por el clergyman y dando las gracias e inclinando la cabeza como un japonés.
8. Me he demorado en la librería Marcial Pons.
9. He ido a ver a Arantxa y he encontrado allí a María y a Ana que vienen a ser lo mismo.
10. Cuando, por fin, Arantxa se ha levantado como Blancanieves, yo, en mi calidad de enanito, la he besado y he salido pitando para la estación de Chamartín que está no lejos de donde estuvo Napoleón cuando estuvo en Chamartín en misión de paz y amor franceses.
11. En Chamartín, a las dos, estaba yo sentado en el AVE que tenía que traerme de vuelta a Españita que tenía que vomitarme en la playa como al Buen Jonás.
Time Is Up
No pasa nada.
He llegado a Alicante y he celebrado la misa en La Torre. Tranquilamente y a solas —con una multitud de santos— la he celebrado. Como quien sabe que quizá no haya mañana para los pobres pero nunca nos faltará la eternidad.
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