San Miguel de Salinas
jueves, 2 de octubre de 2025
Santos Ángeles Custodios
Andrés ha venido, como todos los jueves, para acompañar con el órgano la exposición del Santísimo y la Misa.
Ha entrado en la sacristía mientras yo me revestía y ha manifestado su indignación —comprensible— contra los que pusieron cuatro o cinco jarrones sobre el órgano el día de la ofrenda de flores.
—«¿Qué pasa si se cae un jarrón y se derrama el agua sobre el órgano, eh? ¿Qué pasa? Pues ya te lo digo yo. No hay que ser muy listo. Pasa que nos quedamos sin órgano. Y entonces ¿quién pagará el destrozo, eh? ¿Quién lo pagará? Pues ya te digo yo que nadie. No hay que ser muy listo».
Terminada su filípica ha pasado al cuarto de baño humildemente dejándome a mí muy pensativo.
Después de la misa de once, CB ha venido a proponerme que reanudemos las charlas que solíamos tener en su casa con sus amigas y que llamábamos «Chocolate en Campoamor».
Fue una de las muchas actividades que murieron con la pandemia.
Quedamos en que empezaremos este mismo mes —si Dios quiere— y que reservaremos para ella la tercera semana de cada mes.
Luego he pagado a Andrés su estipendio y él —otra vez manso y humilde de corazón, como es— me ha dado las gracias y ha pasado al cuarto de baño.
Todos los grandes organistas del mundo son buenos; todos se indignan alguna vez y todos suelen ir baño antes y después de sus actuaciones.
Joan, como siempre, lo ha recogido todo y se ha despedido con un bendición:
—Beautiful Mass Father. God bless you.
Entonces, Zakaría me ha ayudado a retirar las flores que se han ido amustiando —seis bolsas grandes de basura— desde el día de la ofrenda. En realidad no me ha ayudado a retirarlas: el trabajo lo ha hecho él.
Mientras él hacía ese trabajo, yo he ido a Torremendo para pedirle al archidiácono el librito que han preparado Emma y Kevin para su boda.
Al final, la boda la haré yo porque los contrayentes la quieren con misa.
El resto de la mañana —y parte de la tarde— lo he dedicado a corregir el librito con el fin de que, lo que vamos a celebrar, se parezca lo más posible a una liturgia católica. Luego se lo he mandado a la WP —Wedding Planner— para que se lo haga llegar a los amables e irlandeses novios.
OH NUIT
Estando en Más y Más devuelvo una llamada a MVC. Charlamos mientras compro, mientras pago, mientras cargo la compra en el coche…
MVC me encanta. Es una copia exacta de IFdCV. Hasta en la voz.
Nos despedimos y vuelvo a la Iglesia. Aparco en el garaje.
Cierro la iglesia y atravieso El Paseo para volver a la casa abadía.
Unas cincuenta personas están manifestándose contra el genocidio. El alcalde —mi amigo— lee un manifiesto muy equilibrado: Hamás tiene que rendirse y disolverse e Israel tiene que poner fin a sus ataques.
Ni Trump lo habría dicho mejor.
…
El alcalde, Juan de Dios, mi amigo, es del PSOE.
Esta mañana ha anunciado por wasap que el próximo sábado habrá misa en la parroquia a las siete y que, a continuación será la procesión.
Inmediatamente he contraatacado con un wasap prime de largo alcance: «La misa del sábado —como ya se anunció— será a las seis».
Juan de Dios, mi amigo, me ha llamado:
—Ya hemos anunciado que la misa será a las siete.
—Vaya, yo anuncié que sería a las seis.
—No podemos cambiar la programación del ayuntamiento.
—Tampoco podemos cambiar la programación de la parroquia. Después de la misa de seis tengo que salir pitando para Alicante.
—Es que, si la misa es a las seis, cuando termine la procesión aún será de día y no lucirá el castillo de fuegos artificiales.
—Si la misa es a las seis y la procesión —presidida por el archidiácono porque yo estare camino de Alicante- empieza a las siete, a las ocho menos veinte se habrá puesto el sol y a las ocho lucirá el castillo. He dicho.
…
Cuando me pongo a escribir esto ya ha terminado la manifa y, de El Paseo, solamente me llega el dulce canto de los grillos.
Jajaja, me encanta su "peleílla" con el alcalde. Me recuerda a Don Camilo y Pepón. ¡Qué bien que ganó usted! Lo menos que podía haber hecho el alcalde era consultarle antes de cambiar la hora de la misa. Es de cajón.
ResponderEliminarAl final ganó él. Vino otro sacerdote a celebrar la misa a las siete. :-)
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