lunes, 27 de octubre de 2025

Diario. Domingo 26 y lunes 7 de octubre de 2025

 San Miguel de Salinas

domingo, 26 de octubre de 2025


2:57

Me despierto. Muchas veces he pensado que me gustaría ver cómo el reloj del campanario desanda una hora. Ha llegado el día. Me pongo las zapatillas y la bata y voy al ventanal del cuarto de estar. Hay bastante bruma, pero el reloj, iluminado, se ve perfectamente. Se me ocurre entonces que podría grabar el espectáculo con mi iPhone. Mala idea. Voy a buscar el teléfono que está en la mesilla de noche y, cuando vuelvo al ventanal, el reloj ya marca las 2:00. 


MISAS DE DOMINGO


En Torremendo a las 10:00, seguida de catequesis. 

En San Miguel de Salinas a las 12:30. Al terminar la misa se presentan dos familias que acaban de llegar al pueblo y quieren apuntar a sus hijos a catequesis. Las presento a Delia y a Belén. 


LA TARDE


Comida con Heidi, Armin y Bea. 

Visita al hospital para ver a Ramona que está dormida y acompañada por su padre. Charlo largamente con Alí. 

Visita a Aldi con Wilder. Compramos fresas y otras cosas para las loncheritas de las niñas. 

Aún tengo tiempo para rezar vísperas sentarme ante el sagrario antes de ir al chino para cenar con Ana Isabel, Wilder y las niñas. 

A eso de las nueve nos despedimos. Me muero de sueño. Luciana también. 

Tengo que rezar completas y cerrar la iglesia antes de irme a la cama. 


San Miguel de Salinas

lunes, 27 de octubre de 2025


El cambio de hora me devuelve esos gloriosos amaneceres camino del hospital. 

Al salir de San Miguel, a eso de las seis y piquito, Torrevieja es una delgada línea de luces que se refleja en las salinas. Por cima della se levantan y se extienden los rosados dedos de la Aurora. Y es de ver cómo, llegando a Los Balcones, el horizonte todo está adornado ya por los dorados cabellos de la Aurora. 


MISAS DE LA MAÑANA


A las ocho menos veinte en el hospital. A continuación visito a Ramona que está acompañada de sus padres y muy fatigada. No puede comulgar pero podemos hacer una comunión espiritual y hablar del cielo. Y puedo darle la bendición con el Santísimo y ver cómo también sus padres —que no están bautizados— la reciben con las manos juntas y con la cabeza inclinada. Y puedo ver cómo Ramona se santigua y cómo sus padres —que no están bautizados— se santiguan también porque quieren estar donde estén sus hijos. 

A las once en San Miguel. 

Las celebro con ornamentos morados por dos razones: 

1. Porque —al ser lunes— celebro la misa por las almas del purgatorio. 

2. Porque no tengo ornamentos negros. 

La del hospital —a ruegos del doctor S— la ofrezco por María. 


MISA DE LA TARDE


Yendo a comer a casa de doña Nati leo un mensaje de don Isidro. Lo mandó anoche —cuando yo ya estaba en la camita— y dice así: «Javier, buenas noches. Te recuerdo que la misa, mañana jueves, en Los Montesinos, es a las 18:30. Llegaré el miércoles 29 para celebrar la misa de la tarde». 

Respondo: «Estupendo, gracias por el recordatorio». 

Como en casa de doña Nati y luego —después de hacer la visita al Santísimo— me lanzo con arrojo heroico a conquistar la tarde. ¡Nada de siesta! ¡No hay tiempo que perder!

Entro y salgo. Escribo, rezo, estudio, picoteo un poco y pongo un lavaplatos, me llaman por teléfono, escribo un wasap…

Estoy enfrascado en la lectura de La Europa de Dante. Micer MARdlP me está contando que lo de quasi nanos gigantium humeris incidentes, no es una ocurrencia de Einstein sino una observación de Bernardo de Chartres que nos ha llegado gracias a Juan de Salisbury. 

Justo entonces, mi Mc me avisa de que tengo una llamada telefónica. Leo en la pantalla el nombre de la que me llama: Aroa.

¡Aroa! El nombre es como una chispa en mi memoria. La chispa de mi memoria provoca una deflagración en mi corazón: ¡Son las seis y treinta y cinco! ¡Tendría que estar celebrando la misa en Los Montesinos!

Salgo pitando para los Montesinos. 

La misa de la tarde en Los Montesinos empieza con quince —o más— minutos retraso. Pido perdón —humildemente— por el retraso. Como disculpa aduzco que la lectura de La Europa de Dante me tiene abducido. La congregación sonríe y, yo, después de la bendición, me vuelvo hacia la Virgen del Pilar y le dedico un canto.


SE ACABA EL DÍA


Vuelvo a San Miguel y, sí: una muchacha venezolana ha encendido las velas del altar y está arrodillada en el comulgatorio. Reza en voz alta la coronilla de la Divina Misericordia. 

Aprovecho para rezar completas. 

Cuando acabamos de rezar charlamos un poco. Aprovecho para explicarle que las velas del altar solamente las encendemos para la Misa o para la exposición del Santísimo. Aprovecho para decirle que tiene permiso del cielo para encender un par de velas a los lados del sagrario cada vez que venga a rezar en soledad o en compañía.

Ella me cuenta que reza en voz alta porque está retransmitiendo el rezo en Instagram para algunos amigos. 

¡Qué bien!

2 comentarios:

  1. Eres un buen cura. Si fuera religioso quisiera estar en tu parroquia. Aún así me conformo con ser tu amigo

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  2. Ser amigo de un cura no vale para nada. Lo importante es cumplir los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia. 🙏🏻

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Es usted muy amable. No lo olvide.