martes, 21 de julio de 2020
San Lorenzo de Brindis
Anoche llegué a La Lloma con una hora de retraso respecto a lo previsto por culpa de un monumental atasco. Disfruté del viaje, y hasta del atasco, porque iba oyendo una conferencia estupenda sobre Dante y su Comedia.
Manteniendo la distancia de seguridad, saludé a don Antonio CJ, el director de la convivencia, y busqué en el plano de la casa la habitación que me han asignado y que lleva el nombre de Onil. Llevé allí mis maletas recordando a don Pepito Quilis que era natural de allí. Descanse en paz.
A la hora de la cena me encontré con don David T. Su cara me sonaba y mi cara le sonaba. Caímos en la cuenta: concelebramos hará cosa de un año en San Antonio de la Florida.
Después de la cena don Benjamín ZR me informó de que su tocayo don Benjamín está malito.
Esta mañana, a las 8:30, don Juan GI ha dirigido la meditación hablando de la vida de oración. Luego he celebrado en la galería de altares.
Don Antonio FM, que está en el pabellón de La Lloma, ha venido durante el desayuno a saludar y a pescar algún cura que pueda contar cosas interesantes en la tertulia. Le han aconsejado que fiche a don Janko P, sacerdote ordenado hace un mes en Eslovenia.
Para el estudio se han repartido copias de un magnífico discurso de Benedicto XVI a los párrocos y el clero de Roma y una Circular de la Congregación para el Culto Divino sobre la materia de la Eucaristía.
He aprovechado el tiempo libre para rezar Tercia, escribir sobre el santo del día, echarle un vistazo al wasap y leer el prólogo y el primer capítulo de El ruido eterno, de Alex Ros.
En la tertulia don José AB ha contado sabrosa anécdotas de su larga vida sacerdotal. Ha habido que dejar la narración en el capítulo de su estancia en Perú. Espero que cotinúe.
Por la tarde conferencia sobre las causas de la expansión del cristianismo en los cuatro primeros siglos. Luego, animado por la lectura de Ros me he zampado el Quatuor pour la fin du temps de Oliver Messiaen sentado en una butaca bajo el ventilador.
A la hora de la cena he compartido mesa con Javier N, otro sacerdote recién ordenado, don Carlos M, don Benjamín y don Janko, el esloveno. Y han salido a relucir Unamuno y San Manuel Bueno Mártir y todo eso de la fe atormentada.
Y en la tertulia de la noche don Daniel nos ha contado cosas de San Antonio de la Florida y de la capellanía universitaria y de San Dámaso. Muy bien.
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