San Miguel de Salinas
lunes, 20 de mayo de 2024
7:00
17º C
A esta hora ya ha amanecido: no volveré a ver el sol naciente en mis idas al hospital… por unos meses.
Me detengo para contemplar a los madrugadores gorriones que juguetean en El Paseo.
Inspirado por Chesterton, imagino que son las almas de los gorriones de Londres y de otras grandes ciudades viviendo en el lugar al que van los gorriones buenos.
7:20
Llego al hospital, aparco, me bajo del coche, lo cierro y, como de costumbre, bajo a la capilla contando los escalones. Compruebo, con satisfacción, que no hay ni uno más ni uno menos.
Preparo el altar y me entrego a la consideración de las oraciones de la misa de hoy: Santa María Madre de la Iglesia.
8:03
Empieza con tres minutos de retraso la misa de ocho.
8:30
Recojo todo y preparo los libros para la misa del miércoles.
Oficio de lectura.
9:15
Salgo para San Miguel.
9:40
Llego a San Miguel, aparco en el garaje y subo a la sacristía. Abro la puerta de la sacristía y veo que llega Joan. Nos saludamos. Ella entra en la sacristía y yo voy a la casa abadía y, luego, al banco.
10:30
Voy al confesonario.
Laudes: Himno Quae caritatis fulgidum.
Estoy terminando el himno cuando se abre violentamente la puerta del confesonario. Es Bernardo que viene a desearme la Paz de Dios, a contarme que, a veces, nota frio en las rodillas, a decirme que está muy contento en su casa de la calle Del Calvario, a preguntarme que si estoy contento con mi trabajo y a pedirme que no me vaya de San Miguel.
Voy a reanudar las Laudes cuando suena el telefono. Adios laudes. Es A, del obispado. Que el ecónomo está revisando las cuentas del año pasado y necesita cierta información. Le doy la información que tengo a mano y quedo en llamarla después de misa para darle la información que no tengo a mano.
Un penitente. Muy bien.
11:00
Segunda misa de la Virgen Madre de la Iglesia.
11:40
Mensaje de la aseguradora. Que han devuelto del banco el recibo del seguro del coche. Urge aclararlo pero, primero, tengo que buscar la información que he prometido darle a A.
Teresa se despide de mi y me dice algo pero mi cabeza está en el seguro del coche y en la información que pide el ecónomo de modo que creo que le digo «adiós» dos veces y no respondo a su pregunta.
Sin despedirme de Joan, voy a la casa abadía y busco la carpeta de las facturas del año pasado. La hallo. Busco la información que me piden. La hallo. Llamo al obispado. Un contestador automático me informa de los horarios de atención y me comunica que, a continuación, me atenderá un ser humano. El ser humano que me atiende es Óscar. Nos saludamos. Le pido —por favor— que me ponga con A. Me pone con A y le doy la información que me pidió.
Hay que resolver lo del seguro del coche. El mensaje que me han enviado incluye un vínculo para descargar una carta. La descargo y la leo. Es una carta muy amable en la que la aseguradora me agradece sinceramente la confianza que he depositado en ella y me recuerda que, si no pago en breve, me quedaré sin seguro.
Voy a la correduría del seguro. Pago en metálico y me dan un recibo.
Mensaje a Wilder.
12:55
De regreso a casa rezo, por fin, laudes.
13:11
Encuentro una llamada perdida de María José. Le devuelvo la llamada. Que está en la calle y que me llama ahora.
Veintidós mensajes de WhatsApp.
Alfredo: que el viernes hay reunión con la junta mayor de cofradías.
13:15
Maria José me devuelve la llamada. La saludo y suena el timbre del despacho parroquial. Es Sergio, el maestro relojero. Le digo que lo atenderé enseguida.
13:17
Me despido de María José y atiendo a Sergio.
13:35
Me despido de Sergio. Contesto al wasap de Alfredo.
Wasap de Yolima. Que le están preguntando que si el Corpus se celebra en Torremendo el sábado o el domingo. Que el sábado.
Wasap a la alcaldesa pedánea de Torremendo. Wasap de la alcaldesa pedánea de Torremendo.
Wasap a la lista de difusión de Torremendo anunciando que la misa se celebrará el sábado 25 de mayo a las 19:00 y que, a continuación, será la procesión del Corpus.
Wasap a la Junta de Cofradías convocando la reunión del viernes.
Miles de wasaps de los vecinos de Torremendo manifestando su perplejidad por mi anuncio anterior. Nuevo Wasap a la lista de difusión de Torremendo: que no es el sábado 25 de mayo sino el sábado 1 de junio.
Tercia.
14:05
Voy a comer a casa de doña Nati.
Wasap del arcipreste. Que si tengo apuntada una misa en Los Montesinos el viernes a las 20:00. Que no.
Comemos doña Nati, Samira y yo.
Tengo un paquete de Amazon. ¿Qué será? Lo abro con curiosa impaciencia pero fingiendo una gran calma para que no se me note la curiosa impaciencia. Es la tinta para la impresora del archidiácono. Wasap al archidiácono.
14:40
Me despido de doña Nati y de Samira y voy a la iglesia para hacer la visita al Santísimo.
Al salir de la iglesia me encuentro en El Paseo con Antonio C, con su esposa —Amabilidad— y con Analía. Nos saludamos y charlamos. Estamos en ello cuando recuerdo que tengo que ir a la farmacia. Busco la receta en la casa parroquial y la hallo.
14:57
Voy a la farmacia. Charlo con la farmacéutica. Me cuenta que se va a Madrid y a Salamanca. Voy a decirle que por qué no me lleva con ella, pero no se lo digo.
15:05
Vuelvo a la casa abadía y veo las noticias en Antena 3. Wasap del arcipreste. Que si puedo celebrar el viernes en Los Montesinos. Que sí.
15:31
Anoto en mis cuentas 8 euros de farmacia.
Para sacudirme la somnolencia me entrego al aseo de la casa.
Envío algunas fotos a algunos amigos.
16:30
Voy a la iglesia para hacer un rato de oración.
De camino me encuentro con Iván —el belga— que está haciendo algunas reparaciones— y con Teresa que quiere decirme dos cosas: me dice primero una y, luego la otra.
16:35
Meditación en la iglesia.
17:10
Wasap de Tatiana. Que hoy no es un buen día para llevarle la comunión a Ana. Llevo la comunión a doña Nati.
17:30
Llamo a Rosario A. Charlamos. Le llevaré la comunión mañana, si Dios quiere.
17:40
Me aplico a la preparación de la catequesis sobre la historia de la Iglesia en España.
18:48
Vísperas. Himno Virgo Mater Ecclesiae.
19:03
Wasap a Teresa. Que el viernes confesaré a los niños a las 19:00 y saldré pitando para Los Montesinos.
Respondo a un wasap que JAVP me mandó el 7 de mayo.
Me llama el párroco de Aguadulce por el asunto de Iván, el belga. Charlamos.
19:23
Leo el capítulo de Ejecutoria intitulado So Far We Are Equal. De las cinco novelas de Jean Austen que cita don EGM en este capítulo —Amor y Amistad, Northanger Abbey, Emma, Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad— solamente he leído las dos últimas.
Capítulo a cápitulo crece la lista de libros que no he leído y de libros que tengo que releer a la luz de la lectura que ha hecho de ellos don EGM, tan perspicaz.
Durante la lectura del capítulo ha estado incordiándome un mosquito Fumigo el despacho y me voy al cuarto de estar para leer diez páginas de La Nueva Jerusalén, de Chesterton.
20:01
Voy a casa de doña Nati para ver otro capítulo de The Crown.
En El Paseo hay un duelo a espadas de luz. A mi izquierda, por el Poniente, el sol aún campea. A mi derecha que da al Norte, la fachada de la Iglesia, que mira hacia el sol, resplandece con su albero brillantísimo y vence al sol.
Ya en casa de doña Nati, es de ver cómo, cada cinco minutos, alguien llama por teléfono o viene a ver a doña Nati. Y es de ver cómo, cada cinco minutos, detenemos la serie para que doña Nati pueda atender como una reina a los que la llaman por teléfono —cinco o seis en media hora— y a los que vienen a verla o a regalarle cosas.
Cuando viene su nieto Pablo —que está muy delgado— se le alegran los ojos y el alma y se le quitan de encima diez años. ¡Adiós The Crown!
A eso de las 21:00 llega la última visita y no hemos visto ni la mitad del capítulo de la teleserie o como se diga.
Los últimos visitantes son Ana Isabel y Wilder.
A doña Nati y a mí se nos iluminan los ojos. ¡Adiós The Crown! Empezamos a charlar recordando cosas amables y no paramos de reír.
22:45
Samira se ha ido a dormir hace un buen rato. Ana Isabel, Wilder y yo nos despedimos de doña Nati y nos vamos conversando por los codos hasta que llegamos a la iglesia. Allí me despido de Ana Isabel y de Wilder que siguen su camino a casa.
Yo voy a la iglesia porque hay que rezar completas entre risas.
Luego apago las luces de la iglesia y cierro las puertas y me quedo un rato contemplando la Cruz de Mayo adornada con flores: «Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto».
Y vuelvo, risueño —como un gorrión madrugador de San Miguel— a la casa abadía para dejar constancia en mi diario de las magnalia Dei, o como se diga en el lenguaje de los gorriones buenos esa bondad graciosísima de Dios.