jueves, 28 de mayo de 2020
8:30
Voy hacia la iglesia y un señor viene hacia mí. Me saluda cortésmente, le devuelvo el saludo y me pregunta que si puedo celebrar la Misa por sus padres. Le digo que sí y tomo nota de sus nombres. ¿Cuánto debo? Le digo que no debe nada y que, si quiere dar algo, que Dios se lo pague. Insiste. Le digo que el estipendio está fijado en diez —10— euros. ¿Por cada uno? No, es el estipendio máximo que un sacerdote puede cobrar cada día por la Misa. Saca treinta euros de la cartera y me ruega que celebre tres Misas por sus padres. Digo lo que decimos siempre los mendigos: «Que Dios se lo pague».
10:00 / 10:30
Viene María José. Enterramos a su madre, Josefa, el domingo pasado. Hablamos de Josefa —que fue cartera— y de su marido que fue salinero, sindicalista y concejal de San Miguel. Celebraremos la Misa por ella el domingo.
10:30
Oficio de Lecturas y Laudes.
11:00
Preparo y traduzco la homilía. Envío la traducción a Sidmouth.
11:30
Llegan Teresa y Joan. Teresa se va al despacho de Cáritas, Joan a la sacristía y yo a leer a Newman.
Las quince páginas del sermón de la Santísima Trinidad de 1834 habría que leerlas, releerlas, subrayarlas, resumirlas, ampliarlas, analizarlas comentarlas y editarlas en un libro de oro para regalarle un ejemplar a cada obispo, sacerdote y diácono.
La idea fundamental es que la fe se nos da en depósito para que la transmitamos íntegramente y que no es algo vago sino algo perfectamente definido. Por ella «debe luchar hasta el más humilde miembro de la Iglesia».
Algunos dirán que todo «puede reducirse a una sola proposición: Dios es amor. Las demás noticias de su gloria insondable (…) no son más que modificaciones de esta expresión. Esto les lleva a negar, primero, la doctrina del castigo eterno porque no casa con esa idea del Amor Infinito. Luego, transformando expresiones como «la ira de Dios» en figuras retóricas, niegan la idea de Expiación como la verdadera reconciliación con sus criaturas de un Dios al que se ha ofendido. También sostienen que la verdadera finalidad de la revelación del Evangelio es meramente práctica y por tanto las doctrinas teológicas son enteramente innecesarias, puras especulaciones, un estorbo para la religión. (…) O dicen que el fin principal del Evangelio es la unión de los corazones en el amor de Cristo y de unos con otros y que, por tanto, los credos no son más que trabas para las almas que han recibido el espíritu de adopción. (…) Otros, en cambio, hacen descansar todo el peso del Evangelio en la doctrina de la Expiación y la Santificación. Y otros hacen de la Justificación por Fe el único punto cardinal que abre y cierra las puertas de la vida».
Newman dedica el resto del sermón a insistir en la importancia de guardar íntegro el depósito de la fe con sus fórmulas y a recordar que todo lo revelado se nos ha dado como alimento y luz.
Magistral.
12:30
Misa. Somos diez.
Han venido: Gloria y su hermana Rita, Carmela y Encarnita, Teresa y Joan, Carmen, Rosario y Jeanette.
Ofrezco la Misa por Soledad y Alfonso. Encomiendo a PDG que me ha mandado esta mañana un wasap desde Montevideo.
13:00
Me despido de las feligresas en la puerta. Le digo a Encarnita que la hemos echado de menos y me cuenta que su nieto, que nació hace tres meses, lleva dos —media vida— sin verla, por el coronavirus, y que ahora se lo dejan todos los días para recuperar el tiempo perdido.
En la sacristía Joan me dice señalándose la lengua: «Tú has olvidado mí», expresión inglesa que significa: «No me has dado la comunión». Reparo mi olvido.
Llega un penitente y me pide que escuche su confesión.
13:45
Las correcciones de Mim desde Sidmouth llegan justo a tiempo para que yo pueda poner la homilía en el blog antes de…
14:00
…ir a recoger la comida a casa de doña Nati. Como Simon no ha dado señales de vida hoy y no me abre la puerta, se queda sin comida.
14:30
Un viento impetuoso detiene el vuelo de las aves, agita las palmeras de la plaza y la bandera de España que tiene Corrina en su azotea, se cuela por mi ventana, levanta las cortinas y cierra con estrépito la puerta del pasillo. Las cortinas, en su exaltación, tiran al suelo varios libros de la estantería y el cielo se cubre de nubes oscuras.
Salgo de la cocina para cerrar la ventana y observo que los pájaros se han zampado todo el grano que les puse ayer y que no era poco. Pongo más grano, cierro la ventana y sigo limpiando la cocina mientras oigo The Rose, cantado por The Kings Singers en un video que me ha mandado Mim desde Sidmouth.
Luego pongo a hervir el agua, saco dos bolsitas de té y me acomodo para reposar trasteando en mis RRSS.
15:30
Misterios de luz.
15:50
Voy a la iglesia para visitar al Santísimo y hacer la oración de la tarde. Pero, antes, paso por casa de doña Nati para devolverle sus corotos.
17:00
18:00
Exposición del Santísimo.
18:10
Nona y Vísperas.
18:30
Bendición con el Santísimo.
19:00
Twiter arde con el espectáculo de la llamada «Comisión para la reconstrucción» o algo así. Patxi López, el presidente, reconce por la tarde que no estuvo a la altura por la mañana y ruega a los comisionados que dejen de insultarse y se ponga a trabajar.
Tiendo la ropa.
Me perparo una merienda-cena.
Fracasología
Roca Barea le da un repaso al indigenismo: «Los indios no se sintieron en general ni representados ni incluidos en las nuevas repúblicas. Mientras las poblaciones indígenas, que viven en su mayoría en condiciones de marginalidad, estén entretenidas clamando contra Colón y los conquistadores no mirarán con ojos críticos a sus gobernantes de aquí y ahora».
Luego le da un repaso al victimismo criollo: A los que lloriquean porque los botánicos no respetaron los nombres indígenas de las plantas «y aplicaron el sistema de Linneo» los consuela recordándoles que en su pueblo —que es El Borge (Málaga)— hicieron lo mismo y empezaron a llamar Forficula auricularia a la tijereta de toda la vida. Y a los que lloriquean porque en México se ordenó arrancar vides y olivos los consuela diciéndoles que en 1985 «media España estaba arrancando viñas. Era la política agraria de la CEE». Y los anima a replantar las viñas como hicieron en su comarca —la Axarquía— que ahora produce más y mejor vino que nunca. En fin que viene a decirles que menos lloriqueos. Ella lo dice mejor. «Si apetecía y apetece tener vino mexicano, ha habido doscientos años para plantar viñas».
Dignidad
«Podría ocurrir que elevar la literatura no sea al final un quehacer meramente literario y necesite la contribución de un impulso exterior de naturaleza moral».
Aquí cita Javier Gomá al retórico griego Longino para quien «no es posible que aquellos que han tenido toda su vida hábitos y pensamientos bajos y propios de esclavos realicen algo digno de admiración y de la estima de la posteridad».
Aquí andamos —concluye— «a la espera de un maestro retórico que devuelva a nuestra lengua la dignidad de gran estilo que un día tuvo y luego perdió».
Busco a Twardowski y no lo hallo. Recuerdo que ayer lo dejé en mi mesilla de noche. Nada. ¿En la cocina? Nada. ¡Mira! ¡Debajo del teléfono!
Tengo poco de franciscano y, aunque me agrada —porque es poética y agradable— esa ¿ingenua? simpatía hacia los animales y las plantas que exhibe Twardowsky, lo que me desarma y me rinde es su Ciencia poética y teológica o como se diga. Por ejemplo en Ovejas entre lobos empieza con unos versos que harían las delicias de los animalistas:
¡Vaca, que permites que te ordeñe tantas veces!
¡Todos vosotros, conejos, martirizados para que enfermemos según las normas!
Y sigue así, doliéndose de todo bicho viviente, hasta que alumbra el verso clave:
¡Verdaderos cristianos, bautizados con sangre y no con agua del grifo,
que andáis como ovejas entre lobos!
Y, abierto ya el torrente con la clave de la Ciencia poética y teológica que es la de los humanistas y, sobre todo, la de los santos, me desarma y me rinde su confesión:
Siento vergüenza ante vosotros cuando corro de mí mismo a mí mismo
cuando pongo mala cara ante el sufrimiento inocente,
cuando, frívolamente serio,
pido cita hasta con tres médicos para escapar de la muerte,
cuando no quiero ser pan molido en manos de Dios.