viernes, 4 de julio de 2025

Diario. Viernes, 4 de julio de 2025

 San Miguel de Salinas

viernes, 4 de julio de 2025


7:00

Salgo para el hospital. 

7:40

Primera misa de la memoria de santa Isabel de Portugal. 

8:10

Voy con Aroa a llevarle la comunión a Pilar. 

9:00

Vuelta a San Miguel.

9:30

Oficio de Lectura y laudes.

10:00

Llega Joan que está un tantico desmejorada.

Me siento para mirar fijamente al sagrario. 

10:30

Voy al confesonario. 

Tercia. 

Lectura del segundo libro de los Reyes. 

11:00

Segunda misa de la memoria de santa Isabel de Portugal.

Anuncio: hoy comienza la peregrinación diocesana a Lourdes y, hasta que termine, mantendremos encendida una lamparita ante la imagen de la Virgen del Rosario. 

11:40

Un penitente pide confesión. Muy bien. 

12.00

Invito a Joan a tomar un café en el Collie. 

12:15

Nos despedimos. 

Voy al despacho para realizar un proyecto largamente acariciado: digitalizar los formularios de

—el expediente matrimonial,

—la comunicación del matrimonio al juzgado,

—la comunicación para las notas marginales. 

13:00

Llama Ana Isabel: que está en la parroquia.

Voy a la parroquia para decirle lo que hay que hacer y vuelvo al despacho. 

Llega Wilder dispuesto a poner en marcha los dos aparatos de aire acondicionado de la casa abadía que está parados desde hace dos años. 

14:00

Wilder ha conseguido arreglar los aparatos y yo he terminado de digitalizar esos formularios. 

Nos felicitamos, sacudimos nuestras manos, nos despedimos y voy a casa de doña Nati. 

Está despidiéndose de Raúl que me saluda y se despide sacudiendo mi mano. 

15:00

Ana Isabel y Wilder han terminado su trabajo en la iglesia. Visita al Santísimo.

La temperatura en la casa abadía es de 31º C. Pongo el aire a   28ºC, enciendo un ventilador y veo otra media hora de Giuseppe Moscati.

Luego paseo por la casa abadía rezando lo misterios dolorosos por algunas intenciones que yo me sé. 

16:15

Empiezo la lectura de Sumisión, de Michel Houellebecq. 

17:15

Voy a la iglesia para sentarme —rodeado de ventiladores— ante el sagrario. 

Vísperas. 

Voy a la sacristía para hacer algunas reparaciones y para ordenar y limpiar un poco. 

18:45

Voy a la casa abadía. 

18:50

Llegan los novios con los que he quedado para hacer el expediente matrimonial. Estreno con ellos los formularios digitales. Muy bien. 

19:30

Nos despedimos y salgo para Los Montesinos. 

19:50

Enciendo una lámpara ante la imagen de la Inmaculada para que los feligreses de Los Montesinos recuerden que ha empezado la peregrinación diocesana a Lourdes. 

20:00

Tercera misa de la memoria de santa Isabel de Portugal con la ayuda de José Antonio, un monaguillo de unos dos metros de altura por uno y medio de anchura. Predico una breve homilía. 

20:30

Digo «podéis ir en paz» y añado: «por favor, que nadie se mueva porque se va a dar lectura a un manifiesto». 

Después de besar el altar y de hacer la genuflexión ante el sagrario, voy a la sacristía —precedido del monaguillo inmenso— y dejo a la congregación congregada ante el lector del manifiesto. 

Samuel entra en la sacristía y me pregunta que si, por ventura, podríamos hablar un poco. Le digo que sí y vamos al despacho del arcipreste pero no nos sentamos en la sede arciprestal sino en dos humildes escabeles. Encendemos un ventilador —aire acondicionado no hay en los despachos arciprestales— y charlamos largamente. 

20:50

En la puerta de la iglesia me despido de Samuel y de su novia. Calculo que sumando sus edades no legan a dos tercios de la mía ni a la mitad de la de doña Nati y sonrío para mis adentros. 

21:30

Pago la compra que acabo de hacer en Más y Más y me despido de la alegre cajera. 

Contesto a un mensaje de Eva Pujol que quiere concertar el bautizo de la nieta de una su amiga. 

Voy a la iglesia, aparco en el garaje y me entretengo un poco en la sacristía oyendo al coro que anda ensayando. 

Luego —cargado con la compra que he hecho en Más y Más— voto mis errantes pasos a su fin último por hoy. 

Antes de entregar mis miembros al reposo, ceno un alguito y escribo esto y lanzo mucho suspiros y muchos ayes y muchos requiebros de amor al Cielo. 

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