La Torre
domingo, 13 de julio de 2025
El viernes, después de celebrar la misa en el hospital, me despedí de la congregación de allí. No volveré hasta el miércoles 23.
Dormí en La Torre y, el sábado, celebré la misa a las nueve antes de salir para San Miguel.
Después de la misa de once preparé el bautizo de Bernia con su madre y su abuela.
Comí en casa de Irene con: doña Nati, Irene, Raúl, Eva, Miguel, Raúl jr, Roberto, María, Óscar, Pablo y Fabiola. Roberto preparó un arroz delicioso que su hermano Raúl calificó de «soso».
Por la tarde había quedado con unos seres humanos que venían como testigos para un expediente de boda. Después de la misa de ocho, Wilder me invitó a cenar el Collie: patatas rancheras. Muy bien.
Hoy me he despedido de Torremendo después de la misa de diez y de San Miguel después de la misa de doce y media. No volveré hasta el lunes 21.
El La Torre he encontrado a Rosario, Pilar, Ana, Pablo, Pupé y Jaime con sus bebés: Lucía, Javier y Carmen. Pero, además, habían llegado de Oxford Rocío, Dominic y sus churumbeles: José y Rafael.
Solamente faltan José Antonio y María que llegarán el sábado, si Dios.
La comida ha comenzado a eso de las tres y cuarto y, cuando hemos terminado de tomar el café, eran las cinco menos cuarto. Faltaban quince minutos para el comienzo del partido Alcaráz-Sinner. Me ha dado tiempo a dar una cabezadita, a rezar los misterios gloriosos y a ver el segundo set que ha sido para el Sinner.
Luego me ha dado tiempo a tomarme una Coca-cola leyendo La hazaña secreta, a sentarme en la ermita para mirar fijamente al sagrario, a rezar vísperas y a atender a los solicitantes de WhatsApp.
A las 19:52 he vuelto a la almazara para ver el final del partido.
El día ha terminado con misa en la ermita y cena en el patio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es usted muy amable. No lo olvide.