San Miguel de Salinas
lunes, 12 de mayo de 2025
7:00
Otra vez voy con tiempo al hospital y me detengo para contemplar y fotografiar el sol naciente sobre la salina.
Después de misa voy a ver a María pero llego a su habitación justo cando se la están llevando. Me dicen que volverán en veinte minutos. Vuelvo veinte minutos después pero la habitación está llena de médicos, enfermeras y aparatos. Charlo con una hija hasta que, por fin, los médicos terminan su trabajo.
Cuando me despido de María son las diez menos veinte. Vuelvo a San Miguel y aún tengo tiempo para ingresar en el banco las colectas del fin de semana.
11:00
Segunda misa de los santos mártires Nereo y Aquiles.
Hablo con X. Me cuenta que viene de dejar a su hijo —que tiene síndrome de Down— en un colegio de Alicante. Al parecer se trata de un colegio financiado por un grupo de padres que aún están pagando la hipoteca al banco. No reciben ninguna ayuda pública.
No lo cuenta maldiciendo, ni nada de eso. Al contrario: su serenidad le permite describir con la objetividad del notario y su sonrisa revela un amor y una bondad que convierten el relato en cantar de gesta.
…
Termino la lectura de Museo, de Manuel Machado, y sigo leyendo, por placer, El romancero viejo.
En el Romance de don Fadrique encuentro esta alusión a un diácono:
En la puerta Macarena encontré un ordenado,
ordenado de evangelio, que misa no había cantado.
…
«Aunque los cristianos somos muchos y muy distintos —escribió san Agustín— somos in Illo uno unum». En aquel uno que es Cristo, somos uno.
León XIV conserva en su escudo el lema que eligió cuando recibió la consagración episcopal.
Voy a repensarme el mío: «No quedará piedra sobre piedra».
Lo elegí para aquellos años en que, cada vez que alguien hablaba del «espíritu del Concilio», no solamente morían un hada y mil gatitos sino que se quemaban los confesonarios, se destrozaban los altares y los sagrarios y se editaban libros de religión en los que la imagen del Che Guevara se ofrecía a la adoración de los infantes.
Francisco murió sin responder a los dubia que le propusieron algunos cardenales. Yo espero vivir hasta que León XIV responda a las preguntas que están en la brisa y en las adelfas.
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