domingo, 6 de septiembre de 2020
Domingo vigésimo tercero del Tiempo Ordinario
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna». Así, la corrección fraterna que Jesús nos manda practicar entre nosotros, se pone en relación con la caridad y con ese fruto de la caridad que es la misericordia.
Primero, entonces, es el amor fraterno que busca el bien de los demás. No un amor ciego que lleva a justificar las faltas de los hijos, de los hermanos o de los amigos; tampoco un celo amargo que se escandaliza y se indigna y se desahoga con reproches, sino un amor que ve el defecto del prójimo y siente compasión.
Entre nosotros debe haber un pacto de lealtad de tal modo que, si cualquiera de nosotros obra mal, pueda estar seguro no solo de que los demás ni murmurarán de él, ni andarán publicando sus defectos sino que, después de orar por él lo buscarán como se busca al hermano, para corregirlo con humildad y con cariño.
Entre nosotros debe haber un pacto de lealtad también para que cualquier hermano sepa que puede hablarnos con franqueza cuando hemos obrado mal y que, aunque la corrección nos duela, agradeceremos su caridad.
Que la Virgen María esté siempre presente en nuestras casas, en nuestras parroquias y en nuestros corazones para que, los que la llamamos “Madre”, vivamos esa fraternidad leal y sincera.
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Sunday, September 6th, 2020
Twenty-third Sunday in Ordinary Time
The Catechism of the Catholic Church says: “The fruits of charity are joy, peace, and mercy; charity demands beneficence and fraternal correction." Thus, the fraternal correction that Jesus commands us to practice among ourselves is related to charity and to that fruit of charity that is mercy.
First, then, it is that brotherly love that seeks the good of others. Not a blind love that leads to justify the faults of children, brothers or friends; nor is it a bitter jealousy that is scandalized and indignant and ends with reproaches, but rather a love that sees the defects of its neighbor and feels compassion.
There must be a pact of loyalty between us in such a way that if any one of us does wrong, he can be sure not only that others will not murmur about him, nor will they go about publishing his defects, but that, after praying for him, they will look for him, as one looks for the brother, to correct him with humility and affection.
Between us there must be a pact of loyalty also so that any brother knows that he can speak frankly to us when we have done wrong and that, even if correction hurts us, we will appreciate his charity.
May the Virgin Mary always be present in our homes, in our parishes and in our hearts so that those of us who call her "Mother" may live that loyal and sincere brotherhood.
¡Buahhh la corrección fraterna! arte muy difícil de practicar que al querer obrar nos hace poco amables...
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Poco amables nos hacen la murmuración, la corrección amarga y otras cosas, oiga.
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